Ver las noticias de México y las decisiones que se tomaron fue la peor parte de la cuarentena para Yirath Rojas Lozano, quien vive, desde hace tres años, en Wroclaw, Polonia, y pasó la contingencia sanitaria por Covid-19 alejada de su familia.
“Lo que a mí me hace muy difícil es ver las noticias de México, no hay cosa más fea que ver las noticias de México, ver las decisiones que se tomaron en cuanto a toda la crisis, no hay peor manera de tortura”, expresa.
Ella trabaja en marketing digital, por eso tuvo la posibilidad de trabajar desde su casa durante la cuarentena que vivió en aquel país, de marzo a mayo.
Asegura que se siente agradecida porque no le fue mal. “En estos momentos, en los que uno puede ver el privilegio, puedes ver las diferencias en la manera que se vive la pandemia en cuestión de actitud, y la seguridad que te da el gobierno, que aún así la gente se queja, pero hay soluciones mejor realizadas”, destacó.
Ella es la menor de cuatro hermanas; las dos más grandes trabajan en la ciudad de Puebla, una es doctora y está en el área de obstetricia, no se encuentra en la zona de riesgo, pero aun así, dijo, el trabajo se le ha duplicado porque tiene que hacer guardias para cubrir el espacio de los que sí atienden a pacientes de Covid-19.
Yirath se enteró del virus desde principios de año, pues parte de su trabajo es mantenerse informada en la web.
Como tal, narró, Polonia fue uno de los países en donde más tardaron en llegar los primeros contagios, por ende, todas las medidas de precaución sanitarias.
“El primer caso que se dio es en la ciudad donde estoy, fue una persona que regresó de un vuelo de Reino Unido, localizan a la gente con la que estuvo en contacto; en ese momento se disparan los casos, también se dio el caso de una chica que estaba en Tailandia y regresó contagiada”.
En una semana ya había 17 casos positivos y 10 probables; en todo el país se cuentan 20 mil casos y más de mil han fallecido.
“Wroclaw es la cuarta ciudad más grande de Polonia, es ciudad universitaria, tiene una población aproximada de 1 millón 700 mil habitantes; aquí hubo 900 contagios y 36 muertos”, dice.
Con los primeros contagios iniciaron la campaña de lavado continuo de manos y usar cubrebocas para salir, esto fue a partir del 7 de marzo; las siguientes medidas de prevención se tomaron el 9 de marzo, cuando se restringía el número de comensales en restaurantes, situación que cambió el 11, ya que desde esa fecha los restaurantes suspendieron la venta en el lugar, y las escuelas dejaron de dar clases presenciales, además cerraron gimnasios.
A diferencia de otras partes del mundo, asegura que no hubo compras de crisis, pero sí hubo mayor afluencia en las tiendas, ya que los estudiantes de todos los niveles pasarían más tiempo en sus hogares.
“Pusieron restricciones por persona: sólo tres litros de leche, para mantener el orden y evitar el desabasto”, agregó.
Para el 15 de marzo se anunció que iban a cerrar fronteras y sólo permanecería abierta la de Alemania, por vía terrestre, pero se instalaron filtros para toma de temperatura y revisión de síntomas; comenta que en la fila se podían tardar hasta 14 horas.
En cuanto a la conectividad local, suspendieron los trenes y el aeropuerto se cerró.
Con un tono de risa, recuerda que cuando inició la cuarentena se informó que sólo duraría dos semanas el confinamiento, las cuales se fueron alargando hasta pasar a tres meses.
“Sólo podían salir a trabajar, para comprar alimentos o medicinas, de lo contrario te podías hacer acreedor a multas de los 2 mil 500 hasta 5 mil pesos.
“Hubo días que había helicópteros para revisar que no había personas en la calle, la policía pasaba con megáfonos diciendo ‘que se quedarán en su casa’”.
Yirath asegura que desde la primera semana, el gobierno dio a conocer el apoyo fiscal, y cada semana agregaban más cosas; lo primero fue postergar la declaración de impuestos hasta octubre, en la segunda semana se dio dinero a empresas dedicadas al arte y a turismo.
“Cada semana sacaban más políticas públicas que favorecieran y otra es de apoyo a empresarios con condiciones de no despedir a los empleados. (Sobre) las rentas de oficinas, el gobierno pagó una parte, esto es una política de la Unión Europea”.
El sector salud también recibió apoyo, pero por parte de la industria privada quienes donaron desde respiradores, hasta el equipo de protección.
También, compañías como Uber daban gratis viajes a personas del sector salud y muchos restaurantes donaban alimentos a los hospitales. Hubo buena respuesta de los ciudadanos.
Otro tipo de ayuda fue para los extranjeros que estuvieran legal o ilegalmente, ya que las pruebas o tratamiento serían gratuitos, pues no querían que, por temor a enfrentarse a las autoridades, se quedaran callados y se convirtieran en un foco de infección.
En cuanto al apoyo entre la comunidad, fue creada una aplicación donde te registrabas como voluntario o persona que necesitaba ayuda; explicó que, primero veías la localización y si estabas cerca y podías hacer el favor te ponías en contacto con la otra persona.
En mayo se levantó la cuarentena, se activaron parques nacionales y espacios públicos, además de que volvieron a abrir restaurantes, todavía hay ciertas restricciones como el uso de cubrebocas, pero ya se puede salir más.