Cinthia Andrea Valenzuela no duda en su respuesta: No imagina su vida sin su hija, sin ser madre. “No, jamás. Normalmente estamos juntas siempre. Un día que no la veo siento que pasaron años sin estar con ella. No. No cambiaría esta decisión de ser mamá por nada del mundo”.
Dedicada a las Relaciones Públicas. Cinthia es mamá desde hace ocho años de María Regina. Camina por los pasillos del campus de la UNAM Juriquilla mientras conversa sobre la maternidad y lo que ha representado en su vida.
“Mi hija es mi vida entera. Tener un hijo siempre es apoyar y, sobre todo, amar incondicionalmente a alguien. Obviamente tuvo muchos cambios el que ella naciera, pero creo que también es un motor que siempre te impulsa a seguir tus sueños, a seguir adelante, a echarle ganas a todo. Es mi razón de vivir”, apunta.
Cinthia es madre autónoma. Dice que muchas personas ven esta situación como una desventaja, aunque eso dependerá qué lado se quiera ver. Ella no lo ve como un problema, pues ha tenido la posibilidad de disfrutar a su hija, educarla como ella cree conveniente y hacer todo lo que quiera con ella, desde ciertas actividades lúdicas, elegir la escuela, la convivencia con ciertas personas, sin necesidad de consultar a una persona. No ve su condición como una situación negativa.
“Tengo la fortuna de disfrutarla absolutamente todo el tiempo. Mi hija es una niña muy bonita, súper inteligente, súper entregada. Al final lo disfruto yo, lo disfruta ella y somos un equipo”, sostiene.
Comenta que “no sabes cómo eres hasta que tienes hijos”, porque María Regina, “habla y habla y habla”. Cinthia dice que ella habla mucho, pero su hija “se la mata”.
Por eso trata de que el tiempo que pasan juntas, después del trabajo, le platique todo lo que le pasa, para tener una buena comunicación. “Quiero que se sienta siempre con esa seguridad de que la voy a apoyar, que siempre tenga esa confianza de contarme absolutamente todo. Que sienta también que soy su amiga, soy su mamá y que somos un equipo que podemos lograr lo que sea”, abunda.
Comenta que conjugar su vida profesional con su maternidad y, al mismo tiempo otras facetas de ellas como ser humano, no es complicado. Recuerda que tuvo a su hija cuando cursaba el último año de su carrera universitaria. Desde chica, María Regina supo que eran ella y mamá, lo que le ha permitido a la menor adaptarse a casi todas las condiciones que enfrenta en la vida diaria, al igual que para Cinthia, que se pueda adaptar a casi todo en su entorno.
“Tengo un horario de trabajo al cual acudo de lunes a viernes. En el área en la que estoy tengo vacaciones de escuela, por lo que eso no me afecta tanto. Hay veces que ella también me acompaña por las tardes. A la hora de la comida trato de no usar el teléfono y de estar con ella al ciento por ciento. Ayudarle en la tarea si tiene dudas. Cuando regreso (en la tarde) ella ya está bañada, platicamos cómo estuvo el día, leemos un cuento, bailamos o cantamos. El fin de semana estoy con ella y ahora que está más grande, casi cada fin de semana es una fiesta infantil”, indica.
Cinthia considera que todo se ha acomodado bien en su vida, desde su trabajo hasta su maternidad y su vida personal, con sus amistades, pues opina que tiene que existir un equilibrio en todo. De repente, agrega, se piensa que por ser mamás se tienen que hacer bien las cosas como madres, cuando debe existir un equilibrio en todos los aspectos de la vida, y no dejar de hacer otras por ser únicamente mamá, pues con el tiempo los hijos crecen y se van. “Una como mamá tiene que estar ahí para dar herramientas, pero ellos tienen que ir descubriendo su camino”, enfatiza.
Ante las posibles críticas de estas otras facetas en la vida, Cinthia precisa que trata de no tomárselo personal, pues es más sencillo que las cosas fluyan que “engancharse” en críticas.
Las cosas llegan cuando tienen que llegar, enfatiza, y no cambiaría por nada la experiencia de ser mamá, expresa la joven madre.
Cinthia también muestra las fotografías que tiene de su hija en el teléfono celular. Son recuerdos que atesora. Muestra una en especial que es su favorita. Sus ojos se iluminan cuando ve a María Regina en la pantalla del móvil.
La niña en unos años se convertirá en adolescente. Cinthia ya se prepara para ese momento, cuando el temperamento de los chicos cambia y no suele ser el mejor.
“Siempre la comunicación es importante con los hijos, y más que la comunicación, la comprensión, porque de repente como papás pensamos que tenemos la razón siempre y creo que también es válido decir me equivoqué y te ofrezco una disculpa. Creo que tenemos una buena comunicación y espero seguirla fortaleciendo. Quiero que mi hija tenga la confianza de decirme a dónde va, porque al final cada quien debe de tomar sus decisiones, que se sienta escuchada y que no habrá ninguna persona en el mundo que la vaya a amar más que yo”, enfatiza Cinthia.
Agrega que su hija María Regina puede estar segura que siempre encontrará en su mamá un apoyo incondicional, aunque si hace algo mal se tendrá que hablar y corregir, pero de una cosa podrá estar segura, siempre contará con el apoyo y amor de su madre.