Querétaro, Querétaro.-
Con cubrebocas, tapetes desinfectantes y sin poder probarte la ropa que pretendes comprar, así es la nueva normalidad en las plazas comerciales de Querétaro, donde los clientes ya parecen acostumbrados a este tipo de medidas para evitar la propagación del Covid-19.
Desde que se entra a cualquier plaza comercial se observan algunos letreros en donde se indica que el uso de cubrebocas es obligatorio, medida que acatan todas las personas que ingresan a dichos centros comerciales.
Por medio del altavoz, que suena en toda el centro comercial, se repiten una y otra vez las medidas sanitarias que deben seguirse; como guardar la distancia de 1.5 metros entre cada persona, portar cubrebocas, así como utilizar gel antibacterial y los tapetes sanitizantes —que se encuentran en cada local—, también recomiendan asistir a estos lugares sin niños ni adultos mayores.
En general, estas son las medidas que deben seguirse para circular por la plaza comercial; sin embargo, cada uno de los establecimientos debe cumplir con estas reglas y más. Por ejemplo, las tiendas de ropa mantienen suspendidos sus probadores, debido a que los clientes no pueden probarse ninguna prenda, esto para disminuir el riesgo de contagiarse de coronavirus.
Esta medida sorprende a la mayoría de las personas que ingresan a alguna tienda de ropa; muchas toman varias prendas y al llegar a los probadores se percatan de que están cerrados.
“Es la primera vez que vengo a comprar algo de ropa en estos días de contingencia, yo vi la plaza abierta y pensé que todo sería igual que antes pero me dicen que nadie puede probarse la ropa que quiere comprar; entiendo que es para evitar contagios pero sí es un poco difícil comprar en estas condiciones.
“Yo vengo a comprar ropa para mis niños y eso es más difícil todavía, porque necesito ver exactamente cómo les queda, aún no decido si comprar o no, por lo que veo a todos nos ha tomado por sorpresa esta medida”, comenta Angélica, que acudió con su familia a Puerta La Victoria para comprar ropa a sus dos hijos.
Las tiendas más grandes, que ocupan más de un piso en la plaza, han establecido un sistema de entrada y salida; sólo permiten el acceso por el segundo piso y piden a los clientes salir por la puerta de la planta baja, con el fin de evitar aglomeraciones.
Algunos clientes también se sorprenden con la medida, pues los que quieren ingresar por la planta baja, se encuentran con un guardia que les pide que entrar a la tienda por el segundo piso.
Otras tiendas aún mantienen la indicación de que sólo ingrese al establecimiento una persona por familia. No obstante, todos los locales exigen el uso de cubrebocas y caretas a los trabajadores, incluso el personal de limpieza utiliza esta protección.
En cada uno de los establecimientos comerciales se cuenta con tapetes sanitizantes, se mide la temperatura a los clientes, antes de ingresar, y se distribuye gel antibacterial.
Para Elizabeth, una joven de 23 años que trabaja en una tienda de electrónicos en Puerta La Victoria, las cosas aún han vuelto a la normalidad, pues desde su perspectiva, las ventas aún no llegan a los números que se tenían antes de la contingencia sanitaria, y aunque reconoce que cada día se reciben a más compradores, muchos de estos sólo “vienen a pasear, no todos vienen a consumir”.
“Entre semana está muy tranquilo, los fines de semana es cuando recibimos a más personas, pero muchos sólo vienen a pasar el rato, a convivir con sus familias, no todos vienen a comprar algo. Los productos de la tienda en la que laboro son costosos, son herramientas de computación y celulares, no son productos de primera necesidad, no todos tienen la solvencia para comprar una computadora en estos momentos”, comenta.
En esta plaza se ve que pocos locales cerraron definitivamente a causa de la contingencia sanitaria, aunque varios están ocupados aún no reanudan sus actividades.
Desde el pasado 17 de junio restaurantes, cafeterías, gimnasios y demás negocios que no se consideran de primera necesidad, abrieron sus puertas en Querétaro, cuando el semáforo epidemiológico pasó de rojo a naranja.
Por orden del gobernador Francisco Domínguez, dichos establecimientos deben operar bajo estrictos estándares de limpieza y salubridad, para evitar la propagación de los contagios de coronavirus. De no hacerlo, cada establecimiento corre el riesgo de ser sancionado económicamente, incluso se le podría retirar la licencia de funcionamiento, en caso de reincidencia.
Desde el cambio de color en el semáforo epidemiológico, las unidades municipales y estatales de Protección Civil realizan operativos constantes para comprobar que los negocios cumplan con las normas.