La pandemia de Covid-19 trajo cambios significativos en la vida de David Caballero; la reducción de sueldo en la empresa donde trabajaba lo obligó a buscar otra alternativa de sustento.

Desde hace casi dos años es operador del servicio de transporte individual, a través de plataformas digitales.

En entrevista con EL UNIVERSAL Querétaro comparte las experiencias que le ha dejado esta ocupación, desde situaciones de riesgo hasta una posibilidad de obtener un empleo.

Antes de la pandemia, laboraba en la industria logística; el estrés que experimentaba en este trabajo lo obligó a cambiar de sitio y a emplearse como encargado de almacén en una zona habitacional, aun a expensas de sacrificar el ingreso que tenía en el anterior puesto.

“Nadie esperábamos que la pandemia fuera tan grande, creo que no dimensionamos cómo era esto, al ver la necesidad de salirme [de su anterior empleo], porque quise cambiar el rubro, me dedico a la logística, a transportes, quise cambiar el estrés por algo más estable y entré a trabajar a otro lugar en el Club Campanario, como encargado del almacén”, narra.

Sin embargo, el inicio de la contingencia sanitaria obligó a que pararan actividades, tras retomar labores le redujeron el salario, lo que hacía insostenible seguir en este puesto.

"Nunca pensamos que la pandemia del Covid sería tan larga"
"Nunca pensamos que la pandemia del Covid sería tan larga"

“Después de la pandemia cierra el club, nos reducen el sueldo y yo había tomado ese trabajo con una reducción de sueldo comparado con el otro trabajo y al tener la nueva reducción pues yo dije: ‘para mí ya no es costeable y opto por migrar, pensando en que esto de la pandemia iba a ser por poco tiempo, pero no’”, recuerda.

David confiaba en que la pandemia pasaría en un corto plazo, sin embargo, fue una sorpresa ver cómo se prolongaba la contingencia sanitaria, generando un fuerte impacto al mercado laboral.

El no encontrar oportunidades laborales y el continuo cierre de empresas y despidos de trabajadores, fue el principal motivo para que David optara por trabajar al frente del volante, ofreciendo el servicio de taxi a través de plataformas.

“Veo que no hay trabajo, hay empresas que empiezan a cerrar, a despedir, entonces algo tuve que hacer  fue dedicarme a esto: trabajar con mi propio ca rro, manejar mi tiempo y darme de alta en las aplicaciones, darte de alta en Hacienda como trabajador al volante, cumplir con mis obligaciones”.

Sin embargo, este paso no ha sido fácil, por el contrario, ha traído retos a David, pues constantemente tiene que invertir en su unidad, en su teléfono móvil y en internet, además del tiempo que dedica cada día para que su actividad sea redituable.

“Ha sido complicado porque tú inviertes en tu herramienta de trabajo, en tu auto, en tu celular, datos, el tiempo, todos dedicamos un tiempo para nuestras labores, pero tu tiempo es tu herramienta principal, invertir una cantidad en un vehículo que sea apto para este trabajo, pues sí cuesta”, destaca.

Sin embargo, entrar en este giro de frente a una pandemia fue retador, debido a que durante los primeros meses se redujo la movilidad, la gente dejó de salir y con ello disminuían los servicios que realizaba.

Ante este entorno, David optó por diversificar el uso de plataformas y hacerle los mandados a sus clientes, un servicio que tuvo mayor demanda ante el impacto de la pandemia, pues a través de una aplicación móvil los usuarios podían solicitar el super hasta la puerta de su casa.

El ingreso por el traslado de los productos del supermercado, explica, no era el principal sustento, sino las propinas que podía obtener por este servicio.

“Una temporada me las vi muy difícil porque no había mucho pasaje, afortunadamente hay otras aplicaciones en las que estuve trabajando, una de ellas era la compra del súper, 

“(…) Y literal les hacía los mandados, eso me ayudó durante un tiempo porque la gente, al no salir, nosotros les hacíamos el mandado”.

Un recorrido de 112 kilómetros al día

A lo complejo que le resultó encontrar una fuente de ingresos en medio de la pandemia, se han sumado los largos trayectos que diariamente emprende David para poder trabajar; aunque él radica en San Juan del Río, desde temprana hora atraviesa 56 kilómetros para llegar a la capital de estado, donde hay más movilidad y sus servicios son más demandados.

A este kilometraje se le deben sumar 56 más para el retorno a su hogar; por tanto, las horas de trabajo suelen extenderse a períodos de 12 a 14 horas, con la finalidad de poder costear los traslados.

Pasar sentado por prolongados periodos también le ha traído complicaciones de salud, entre ella un sobrepeso de 12 kilogramos en los últimos casi dos años.

Frente a los riesgos y la inseguridadque se viven diario, David agradece que hasta ahora no ha pasado por situaciones graves que atenten contra su integridad, como -lamenta- sí ha ocurrido con otras personas que trabajan en el volante.

Sin embargo, refiere que en dos ocasiones sí se ha sentido en riesgo, una de ellas cuando un hombre incluso lo encaró.

Aunque dedicarse a este oficio ha sido una fuente de ingresos para David, reconoce que es una ocupación es compleja debido a que no cuenta con prestaciones, periodos vacacionales, fondo de ahorro, por el contrario, debe invertir para que sea redituable. “Si me enfermó no genero, y si no genero no se pagan las cuentas”.

Ser operador de transporte individual le ha traído desde retos y desilusiones, hasta aprendizajes e incluso nuevos amigos de oficio; además ha pasado el reto de ser más tolerante y paciente, aunque reconoce que es estresante vivir en el tráfico.

“Es estresante el tráfico, que la gente carezca de educación vial, de sentido común para manejar, la gente quiere hacer lo que quiere, no respeta los señalamientos, entonces es complicado traer una responsabilidad, tanto por tu vida, por tus pasajeros, por terceros que circulan”, destaca David. 

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