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Con largas filas de espera para ingresar a la Unidad Deportiva del Pueblito, inició en Corregidora la jornada de vacunación contra Covid-19 para adultos mayores de 60 años.
La meta de la Brigada Correcaminos, integrada por personal de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), de la Secretaría de Salud y personal de Bienestar, es aplicar 21 mil dosis de inmunización, del 22 al 25 de marzo.
Desde las primeras horas del día, decenas de familias llegaron para que aplicaran la vacuna contra Covid a los adultos mayores. En cuestión de minutos, las decenas de familias que esperaban ingresar se hicieron cientos y después miles.
De este modo se crearon filas kilométricas de adultos que esperaban su turno.
Escenario distinto
Adentro, personal médico y de Bienestar trabajaban a contra corriente. Este fue un escenario muy distinto al que habían visto en municipios como Amealco, Tequisquiapan o Jalpan de Serra, donde el número de adultos mayores estuvo muy por debajo de los registrados en Corregidora, uno de los principales municipios de la Zona Metropolitana.
“Esta jornada tiene distintos retos, porque son muchas más personas; el principal reto es la organización, pero estamos preparados para esto, trabajamos desde muy temprano y siempre en coordinación, aunque somos dependencias de distintos niveles de gobierno”.
“Tener una convocatoria tan grande de adultos mayores que vienen por su vacuna es una buena señal, nos dice que hay una gran conciencia ciudadana de hacer lo propio”, señaló Oscar López Galván, director general de la Secretaría de Bienestar Querétaro, quien reiteró que los documentos necesarios para acceder sin problemas a la vacuna son: comprobante de domicilio y credencial de elector, esto con el fin de constatar su residencia en el municipio.
La dinámica de vacunación fue la misma: al lugar entraron grandes grupos de adultos mayores, casi siempre bloques integrados por 600 personas, estos tomaron asiento para esperar a que las enfermeras aplicaran la dosis.
Una vez aplicada la vacuna, permanecieron sentados por un lapso de 30 minutos, para que los médicos que también estaban presentes, pudieran detectar alguna reacción adversa. Luego de estos 30 minutos, pudieron retirarse.
En la zona se aplicaron las medidas de salubridad como el uso del cubrebocas, aplicación de gel antibacterial e, incluso, se instaló en la entrada un arco sanitizante que rociaba una leve brisa a los adultos que pasaban por debajo.
Algunos abuelos ingresaron en sillas de ruedas, acompañados de algún familiar, pero la gran mayoría, los que tenían mayor independencia y movilidad, realizaron el procedimiento solos.
El siguiente lote de adultos mayores ingresó a la unidad deportiva y se repitió la dinámica.
Uno de los doctores recibió a los abuelitos y dio instrucciones en voz alta: “Por favor, descúbranse el brazo izquierdo, si alguno se siente mal, avísenos, alguna reacción adversa puede ser dolor de cabeza, dolor en el brazo o mareos, no se preocupen, aquí tenemos ambulancias para atender cualquier tipo de emergencia”.
“Y lo más importante: ¿sí desayunaron? ¿No? No deben venir en ayunas, es mejor si tienen algo en el estómago. Esta vacuna no afecta sus medicamentos, pueden seguir tomando sus medicinas con normalidad”, rezaba.
Rostros familiares
Entre los cientos de abuelitos que esperaban la aplicación de la vacuna, se encontraban Paulina Mendoza y Eduardo Arellano, de 67 y 74 años de edad, respectivamente, padres de la enfermera Paulina Mendoza Arellano, quien en ese momento ayudaba a aplicar el biológico, por lo que tuvo la oportunidad de vacunar a sus propios padres.
Llegado el momento, la enfermera preparó las dosis de inmunización y se dirigió hacia sus papás, que ya la esperaban con los brazos descubiertos.
No se hablaron, sólo se sonrieron mutuamente detrás del cubrebocas, tal vez nerviosos y emocionados; la vacuna se aplicó en apenas 3 segundos y cuando la enfermera se retiró del lugar para seguir vacunando a los demás adultos, su madre la miraba con orgullo.
“Es una emoción muy grande ver a mi hija apoyando en esto que es tan importante para todos, nos sentimos orgullosos, por supuesto que sí. Yo nunca tuve miedo de la vacuna, aunque algunas personas me decían que tenían miedo, que no sabían qué hacer, yo siempre estuve decidida, además, ¿qué más puedo pedir que recibir la vacuna de mi propia hija?”, dijo.
“El último año ha sido muy difícil para todos, mi esposo y yo nos mantenemos la gran parte del tiempo en casa, solo salimos un ratito en las mañanas a hacer ejercicio, porque eso también es importante. Sí se siente uno más tranquilo cuando le ponen la vacuna”, comentó la madre de 67 años.
La sede principal de esta campaña de vacunación en Corregidora, fue la Unidad Deportiva del Pueblito, pero simultáneamente las vacunas también se aplican en La Unidad Deportiva de la UAQ, el Centro de Salud San José de los Olvera y la Clínica 17 del IMSS.