María Cristina Rodríguez es dueña de un taller de bordados ubicado sobre la avenida 5 de Febrero y comenta que desde que iniciaron los primeros trabajos de la reingeniería que se contempla para esta vialidad, las afectaciones a sus ventas no se hicieron esperar.
Agrega que no sólo han perdido los clientes que llegaban al lugar porque los veían al pasar, sino que las empresas con las que colaboraban han dejado de ingresar pedidos por el tiempo que conlleva el desplazarse hacia el lugar.
“No tenemos clientes y nuestros clientes que ya teníamos deciden ir a otro lado porque no se quieren meter a este tipo de situaciones que se están suscitando. [Las ventas] han bajado completamente, yo creo que en un 70% y la verdad no sabemos si vamos a seguir en esto o no”, comenta.
Comenta que ella en lo particular ha comenzado a ingresar currículums a empresas para tratar de apoyar en el negocio económicamente a su marido; sin embargo, hasta el momento no ha tenido suerte y ve difícil que alguna empresa le responda en estas fechas por el cierre de año, pero confía que en el próximo enero pueda salir alguna oportunidad.
“Yo estoy buscando un trabajo ya fijo que me pueda dar una solvencia [económica] mensual, porque aquí no sabe y aparte hay que pagar renta, entonces pues no, la verdad no se puede y además nos dijeron que íbamos a recibir ayuda de gobierno y no es verdad, no hemos recibido ninguna ayuda de gobierno”, relata.
Para su esposo, quien es dueño del taller, la realidad es otra y se encuentra analizando si podrá continuar abierto, pues moverse de lugar no sólo representaría empezar de cero, sino hacer una inversión adicional, pues rentar un lugar en otra zona es más costoso y tendría que pagarse un depósito.
Recuerda que previo a que iniciara la obra, las autoridades estatales invitaron a los empresarios en esta zona a una reunión en la que les explicaron en qué consistía el proyecto y ahí hubo un compromiso de apoyo económico para estos negocios, el cual no ha llegado.
“Nos dijeron que fuéramos a una junta a un hotel que está aquí cerca y [nos dijeron] cómo iba a estar el plan y cómo se iba a hacer y cómo iba a estar organizado para que no nos afectara tanto, pero lógicamente tenía que afectar. Me gustaría la verdad que gobierno se pusiera de este lado de nosotros, que fueran empáticos y que realmente vieran esa situación, porque yo creo que afecta a todos los de 5 de Febrero”, agrega.
Edmundo es dueño de una de las cerrajerías ubicadas en la zona, las ventas se han disminuido en un 95%, pues no sólo atendían a los transeúntes que diariamente circulaban por esta zona, si no que también brindaban servicios a empresas, las cuales han dejado de entregarles contratos ante las complicaciones que representan los traslados hacia la zona.
“La gente que pasaba y coches en general [eran clientes] y nosotros ya les trabajábamos a varias empresas y eso es lo que en cierta forma nos ha permitido soportar, pero llegó un momento donde ya es insoportable. De tener una venta, por decirlo así, ‘normal’, de cinco mil pesos al día, hay días que no llego ni a los 100 pesos”, dice.
A prácticamente un año de que concluya la obra, para este lugar el moverse de ubicación tampoco es una opción viable porque “sería empezar totalmente de cero” en un panorama donde ya “se le está yendo abajo el negocio” y en el que los gastos extras ya están haciendo de las suyas.
“Ahorita la gente te dice: ‘no voy por el tráfico’, te dicen llego en dos horas o dos horas y media. De lo que es Jurica a aquí, he hecho dos horas, cuando es un trayecto de 10 minutos, entonces realmente no hay rutas alternas, porque en todos lados están haciendo obras, tapan pedazos, pero no nada más es el tiempo, es costo para nosotros, porque es gasolina, yo me gasto el doble de gasolina. Mis técnicos, al estarse moviendo, se duplica y hasta se triplica el gasto de gasolina”, abunda.
Pero las ventas no es lo único que se ha perdido a causa de la obra, pues la seguridad también se ha mermado, reconocen quienes están instalados en el lugar, en parte por la baja afluencia de personas en las calles, por los tramos que se han quedado sin iluminación, y por la gran cantidad de drogadictos que transitan por esta zona.
“Nuestros vecinos son un bar y a cada rato tienen cristalazos en sus carros por las noches, se han robado bicicletas y de todo. A la señora del puesto de los wafles le abrieron hasta el puestecito de wafles para robarle la parrilla, los muchachos de los garrafones les han querido hasta destruir su lugar para robarles las monedas, yo por eso me encierro, todo el tiempo estoy encerrada y reviso antes a quién le abro, porque en esta zona también pasan muchos drogadictos”, relata Cristina.
Para Tadeo Vega Paz, quien cuenta con una tienda de ropa en esta avenida, comenta que hay un vecino que vende prendas y mercancía vaquera, a quien ya han asaltado en tres ocasiones, por lo que el temor está latente de que ellos puedan ser los siguientes.
“Nos dijeron que iban a haber apoyos y nada más no y la inseguridad... ha habido muchos asaltos también a veces.
“Lo que pedimos también es alumbrado porque aquí no hay alumbrado. Aquí adelantito, a la tienda vaquera sí los han asaltado dos o tres veces, a nosotros gracias a Dios no, y esperemos que no nos pase; sí se han incrementado por esta obra, porque anteriormente mínimo transitaban carros y había más patrullaje, pero ahorita por lo mismo que ya no hay nada de eso, ya no”, señala.
Para su negocio, las ventas disminuyeron en un 40%, aunado a los daños que han tenido en mercancías debido al polvo que hay en el lugar, situación que hace parte del cotidiano ver a los trabajadores con escoba en mano tratando de quitar un poco de la constante tierra que llega del movimiento de las máquinas y las obras.