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Enriqueta Antonio Salvador denuncia que su hija, Laura Moreno Antonio, de 27 años de edad, aparentemente falleció en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), tras una negligencia médica que tuvo lugar en septiembre pasado.
La mujer narra que Laura comenzó con dolor abdominal súbito, por lo que su padre la llevó a un médico particular, quien diagnosticó que Laura necesitaba una cirugía de la vesícula. Por ello su familia la trasladó al Hospital General Regional número 1, en Paseo 5 de Febrero, donde fue internada el 12 de septiembre de 2024.
Durante cuatro días Laura permaneció en espera de una cirugía que aliviara sus molestias, pero el personal médico les decía a sus familiares que antes que la joven había cinco pacientes que serían intervenidos.
“Mi marido la llevó al Seguro, pero la regresaron. No supe qué medicamento le dieron. Luego la llevé en la madrugada al Seguro (otra vez), porque un médico particular les había dicho que necesitaba una operación urgente. Nos dijo que la lleváramos para un ultrasonido. La llevé para el ultrasonido. También se lo quedaron en el Seguro. Desde ese día mi hija se quedó internada”, apunta.
El 16 de septiembre el estado de salud de Laura se complicó, relata su madre. Ese día -dice- no había médicos, “sólo estaban practicantes”.
Recuerda que le dijo a un médico que su hija ya no aguantaba el dolor abdominal, pues durante los días previos la mantuvieron en espera para intervenirla. El doctor le dijo que se tenía que aguantar, porque había cinco pacientes antes que ella para cirugía. Le respondió al doctor que Laura llevaba una semana hospitalizada y no era intervenida. Estaba sin comer, en ayuno, porque la iban a operar.
El médico ordenó que le dieran de comer gelatina y una taza de té. “A mi hija no le caía. Volvía el estómago. La comenzaron a drenar. Desde que empezó a vomitar la drenaron. Luego ya no drenaba. Le pregunté al doctor porqué ya no drenaba, era un líquido verde y olía muy feo. Me dijo que posiblemente era porque ya no tenía nada que drenar o ya se le tapo”, narra Enriqueta Antonio.
Ella le preguntó al médico por qué no la operaban, pero el doctor le respondió que tenían que esperar, aunque Laura ya no aguantaba el dolor, para lo cual le dieron otro medicamento mientras esperaba.
Sin embargo, el medicamento que le dieron para el dolor ya no le hacía efecto.
“Sus ojos estaban muy hundidos. Empezó a marearse. De hecho, no querían que nadie se quedara con ella, pero ella decía que se mareaba mucho. Decía que si se paraba al baño en la noche se podía caer.
“Le dije al doctor de guardia que me iba a quedar con mi hija, pero me respondió que no era necesario que me quedara. Le dije que mi hija estaba muy débil porque no le daban de comer”, apunta.
Cuando el personal médico vio grave a Laura decidieron operarla. Su condición era complicada. Tenía la presión baja y llevaba oxígeno, narra Enriqueta. Agrega que cuando llevaron a su hija a cirugía le dijeron que se llevara las cosas de Laura, pues a veces, tras la operación, cambiaban de cama a los pacientes.
Su hija iba en estado grave. Antes de entrar a cirugía aún le aplicaron otro medicamento, aunque Enriqueta desconoce cuál fármaco le aplicaron a su hija previo a la cirugía.
“La verdad, siento que ya no le hicieron ninguna cirugía y que ahí mismo la mataron. Para mí, la mataron.
“Nosotros estuvimos ahí. El 15 (de septiembre) me quedé en la noche. El 16 me quedé todo el día porque la metieron a quirófano. Me dijo el doctor que esperara afuera, que en unas cuantas horas me hablaban.
“Toda mi familia estaba ahí. Jamás me hablaron, y pues no lo dejan a uno estar ahí adentro. Cuando fui a preguntar a las cuatro y media me dijo la que da los informes que ya los habían dado y yo no estaba. Jamás me hablaron. Hasta las siete y media de la noche me dijeron que mi hija ya había salido de la cirugía, pero que no podía verla porque estaba en terapia intensiva, porque se había puesto un poco mal”, recuerda.
El personal del hospital les dijo que se fueran a descansar porque no se podían esperar, porque al otro día sería una jornada pesada. Enriqueta se fue a descansar, pero en la noche su otra hija le comentó que el esposo de Laura acudiría al hospital. Luego, recibió la noticia de que su hija había perdido la vida. No creía lo que había pasado, porque supuestamente había salido de cirugía y estaba internada en terapia intensiva para recuperarse.
Ahora, Enriqueta duda que hayan operado a Laura. Nadie vio su cuerpo para corroborar que hubiera señales de la operación a la que presuntamente fue sometida y tampoco le practicaron la necropsia.
En el acta de defunción la causa del deceso de Laura fue choque séptico y perforación del intestino. La fecha del deceso fue el 16 de septiembre de 2024, a las 21:38 horas. Los doctores no les dijeron nada, no les dieron explicaciones de las razones del deceso.
Laura dejó cuatro hijos, de nueve, siete, cinco y una bebé de ocho meses de nacida. Actualmente los cuatro hijos de Laura están con su padre y Enriqueta sólo los ve los fines de semana, cuando antes pasaban mucho tiempo con su familia materna. Su nieto mayor le pregunta por qué murió su madre si era una mujer joven. “Cómo le explica uno a un niño de esa edad por qué pasan esas cosas. El niño que va a preescolar se puso muy mal”, dice.
Para Enriqueta la muerte de Laura se debió a una negligencia médica, a una atención inadecuada y a destiempo.
“Una como madre quisiera hasta morderlos, porque no dieron una explicación. Uno es de bajos recursos y no puede (hacer mucho). Los niños se quedaron sin su madre, y yo veía que los doctores no hacían nada”. Enriqueta indica que sus nietos se quedaron sin su madre, pero ella se quedó sin su hija y también es un dolor profundo.