Una joven descansa en una las bancas de una parada tipo Dubái, destinada a los pasajeros del transporte público en la capital. Quienes esperan a su camión prefieren esperar afuera. Esta infraestructura fallida sobrevive llena de basura y abandonada en la lateral de la México-Querétaro.
Sus vidrios han sido usados como lienzos por grafiteros; de nada sirven los carteles de “Sonríe te estamos grabando”, junto a otro que indica que hay Wifi. Es un espacio desolado.
Hay también carteles con códigos QR para descargar la aplicación de Qrobús y localizar las rutas del transporte público. Carteles que las personas afuera observan a la distancia.
A unos metros del sitio, un grupo de pasajeros espera el transporte público. Usar la parada techada para esperar no es opción para ellos. Unos explican que estando dentro no pueden ver qué unidad de transporte público se aproxima. Otros señalan que sienten desconfianza, por lo insalubre al estar llena de basura y por sus olores fétidos.
También muy cerca de ahí suelen apostarse inspectores de la AMEQ, quienes “vigilan” a las camionetas que brindan el servicio de transporte a la Ciudad de México y otras ciudades del país, así como a autos que ofrecen servicio de taxi colectivo. Sin embargo, no se acercan a ver la parada y las condiciones en las que se encuentra.
Creadas e inauguradas en la administración de Marcos Aguilar en la capital (2015-2018), fueron presentadas como un “moderno concepto” para dignificar el transporte público, ofreciendo un lugar seguro donde los ciudadanos podrían esperar su autobús, con comodidades como aire acondicionado.
El concepto no estuvo exento de críticas y burlas de la ciudadanía, que veía con incredulidad su función y eficacia.
A la fecha existe una que sobrevive, en avenida Zaragoza, e incluso tiene un cajero del municipio de Querétaro donde la ciudadanía puede pagar trámites y obtener documentos.
Sin embargo, con el paso del tiempo las paradas se convirtieron en una especie de elefante blanco para la administración de Aguilar, pues nunca fueron totalmente funcionales.
Incluso, algunas de ellas fueron usadas por personas en situación de calle como dormitorio, generando inseguridad entre la ciudadanía. Originalmente se tenían planeadas 13 paradas, pero se construyeron finalmente ocho, con una inversión de 33 millones 420 mil pesos.
En su momento, la Entidad Superior de la Fiscalización del Estado (ESFE), en la cuenta pública de 2018, realizó 78 observaciones a la obra por irregularidades en el gasto, pues se hicieron pagos indebidos a contratistas por 18 millones de pesos.
Este año el municipio cedió su control a la Agencia de Movilidad del Estado de Querétaro (AMEQ), que en junio comenzó su remodelación, con un inversión, según el titular de esa dependencia, Gerardo Cuanalo, de dos millones de pesos.
Sin embargo, la intervención de esta infraestructura no llega a todas las paradas. Mientras las que estaban ubicadas en avenida 5 de Febrero fueron retiradas para dar paso a la remodelación de la vía, las sobrevivientes siguen en malas condiciones. Les fueron retirados los cristales, pero su limpieza permanece como tarea pendiente.
Mientras, las paradas Dubái y su promesa de modernidad para usuarios del transporte público en la ciudad de Querétaro poco a poco se extinguen, pasando al olvido y sumándose a proyectos que nunca funcionaron.
Otras paradas, mismas condiciones
Una más de las paradas Dubái, está en la zona de Corregidora Norte, en El Cerrito; los usuarios del transporte público ahí también prefieren esperar afuera.
Sentados en la banqueta o de plano sobre la carpeta asfáltica, buscan la llegada del camión porque adentro huele mal, hay mucha basura y de poco sirve para refugiarse del frío.
Raquel Ramírez espera su ruta hacia Bolaños: “Da tristeza verlas así de descuidadas, sucias, parecen cueva de la drones. Todas pintarrajeadas, basura y hasta inseguras, por eso espero afuera; la semana pasada olía a orines”.
De lo que se presumió de esta infraestructura urbana no queda nada. Según el gobierno municipal de Querétaro encabezado por Marcos Aguilar, tendrían pantallas para verificar horas de llegada de los camiones, internet y clima. Nunca funcionó.
Abel De la Torre señaló que nunca vio funcionar bien a estas paradas: “A mí sí me emocionó, porque cuando iniciaron se supone que podrías ver a qué hora pasaba tu ruta, hasta decían que iban a tener tienda. Me quedé esperando y la verdad sí da coraje. Nunca sirvieron como lo habían prometido y más coraje da porque esto lo pagamos con nuestros impuestos”.
Otra de las paradas Dubái que nunca funcionó fue la ubicada en la acera de 5 de Febrero, junto a las instalaciones de IMSS.
Antes de que se hicieran los trabajos de remodelación de la avenida 5 de Febrero, se suponía que este paradero iba a facilitar la movilidad ante el gran flujo de pasajeros en la zona. La estructura se quitó para permitir los trabajos de la obra y terminó como fierro viejo.