Cada día, cuando Víctor Luna concluye su jornada en la policía municipal de Corregidora, cambia las armas y el uniforme oscuro, por su violín y un elegante traje de Mariachi. Desde hace varios años realiza ambos trabajos, agente de día y músico de noche, con la ayuda de sus jefes y compañeros, quienes lo apoyan con el cambio de turno siempre que es necesario.
“Aunque se tiene la imagen de que los policías somos personas duras o muy serias, la realidad es que somos humanos, como todos los demás tenemos cosas que nos apasionan, a mí siempre me ha gustado la música, desde que tenía más o menos 17 años”, comenta Víctor.
En la corporación policiaca, Víctor ha encontrado un trabajo fascinante, que lo ha formado como una persona valiente, responsable y siempre dispuesta a ayudar a la ciudadanía; mientras que en su trabajo como músico y cantante da rienda suelta al que siempre fue su sueño, desde la infancia.
Víctor se describe como el primer músico de su familia, antes de él ni sus padres ni sus tíos o abuelos se adentraron en este mundo. Cuando él tenía menos de 17 años inició con clases de guitarra, su profesor le recomendó aprender a tocar el violín y fue su mismo instructor quien lo incluyó en su primer mariachi.
Actualmente, el joven músico trabaja en el Mariachi, al mismo tiempo cumple su función como policía de Corregidora.
“Cuando ingresé a la policía municipal intenté dejar al mariachi, tuve cuatro años que no trabajé en eso, pero no pude, finalmente volví a la música, aprendí a realizar los dos trabajos al mismo tiempo. Actualmente, toco en el Mariachi Juvenil de Querétaro. Es complicado realizar las dos cosas, afortunadamente mis compañeros me ayudan a cambiar turno o reponiendo horas, depende de los horarios que tenga como policía y las actividades como mariachi.
“En mi familia nadie había sido músico, eso fue algo que yo siempre traje desde niño tuve que abrirme puertas por mi mismo. Siempre me gustó la música, desde que yo era niño me hice de mi primera guitarra, porque en mi casa ni siquiera teníamos instrumentos musicales, eso era lo que yo quería, algo más bohemio, algo más romántico, pero mi maestro de música me enseñó también a tocar el violín y me enamoré de ese instrumento, desde entonces no he dejado de tocar y de trabajar en varios mariachis”, resalta.
Debido a la contingencia sanitaria por Covid-19 la actividad de Víctor —como mariachi— ha disminuido drásticamente, pero a pesar de eso, aún trabaja en algunos restaurantes que ofrecen variedad de música popular mexicana.
“Ha bajado mucho el trabajo como mariachi durante esta temporada, por lo del Covid, prácticamente no hay eventos sociales; pero últimamente de repente surge por ahí una serenata, o en los restaurantes también tenemos oportunidad, va lento, pero poco a poco van surgiendo las cosas”, comenta el uniformado.
A diferencia del gusto por la música, que Víctor siempre tuvo desde niño, su formación como agente surgió de repente y sin buscarla. Él se enteró de la convocatoria de la policía municipal para reclutar a nuevos elementos y se interesó por realizar los exámenes correspondientes. Así fue como se convirtió en policía desde hace seis años.
“Yo supe que estaban buscando policías y dije ‘vamos a ver de qué se trata, vamos a ver si es cierto que los policías son los malos, hice los exámenes, pude ingresar a la corporación y así fue como me hice policía. Esto fue algo que yo no pensaba, fue algo que llegó a mi vida sin buscarlo, aproveché la oportunidad y ahora me encanta mi trabajo”, expresa.
Una vez que se integró a la corporación policiaca, Víctor descubrió un lado diferente de lo que es ser policía, descubrió que los uniformados no son como la mayoría de los ciudadanos los describe, casi siempre como personas prepotentes, sino que dedican todo su tiempo a ayudar a los demás, aunque en muchos casos se topan con la indiferencia de los ciudadanos.
“La imagen del policía ha cambiado mucho, y ha cambiado para bien. Cuando yo entré a la policía me di cuenta que este es un trabajo que requiere mucha dedicación, tiene que gustarte ser policía, porque tienes turnos muy pesados, te enfrentas a situaciones peligrosas, la mayoría del trabajo que hacemos es auxiliar a las personas, ayudarlas de alguna forma, creo que la gente se va dando cuenta de eso, poco a poco, el trabajo del policía ya no es como antes que sólo prohíben cosas, ahora tenemos mucha proximidad ciudadana”, dice.
Víctor Luna pide a los ciudadanos comprometerse y aportar su granito de arena para que la ciudad sea un lugar seguro para todos, sobre todo en estos tiempos de contingencia sanitaria, donde la responsabilidad ciudadana es una pieza importante.
“Ya todos conocemos las medidas que debemos tomar, no necesitamos que un policía sea el niñero de nadie y que esté diciendo todo el tiempo qué podemos hacer y que no, nosotros quedamos como los malos porque somos los que prohibimos cosas pero son cosas que todos sabemos”, dice.