Las fondas del mercado General Mariano Escobedo, en la capital de Querétaro, resisten a los embates de la crisis económica. Han pasado dos años desde los primeros efectos de la pandemia por Covid-19 y estos establecimientos se mantienen en un constante proceso de recuperación.
Fonda Dulce es uno de los negocios que continúa con sus puertas abiertas, en los locales 4 y 5 del pasillo de alimentos. Actualmente ha logrado recuperar 70% de las ventas que tenía antes de la contingencia sanitaria, explica Dulce Chávez, propietaria de la fonda.
Recuerda cómo fueron los primeros efectos de la pandemia: los pasillos del mercado lucían vacíos y prevalecía el temor a una enfermedad desconocida; estos factores influyeron en que descendieran sus ventas.
“Estamos en el mercado, que es uno de los más visitados; claro que cuando empezamos a activarnos (luego del confinamiento) estaba muy solo, muy tranquilo, luego teníamos muchas reglas, la gente teníamos miedo, me incluyo, pero paso a paso nos hemos ido acoplando y han comenzado a mejorar las ventas”, resaltó.
Explica que ha sido complejo adaptarse al uso del cubreboca en todo momento, particularmente al trabajar en la cocina, así como al charlar con los clientes, pues en ocasiones resulta inaudible la conversación.
“Pues lo que más se me dificulta es traer el cubrebocas, porque todo el tiempo estamos en el calor y tenerlo puesto es muy estresante, te asfixia, sobre todo a quienes están en cocina que deben traerlo bien puesto, son quienes batallan más”.
Aun cuando no ha logrado retomar las ventas que tenía antes del virus, Dulce se dice satisfecha de estar nuevamente al frente de su negocio, de abrir y seguir trabajando, aún con las restricciones sanitarias.
Pues anteriormente se les restringía abrir los domingos, lo que significaba pérdidas, pues los fines de semana son los días de mayor venta.
“Ya estoy muy agradecida con el hecho de poder trabajar diario, porque como te comentaba antes trabajamos de 8 a 5, los domingos no trabajamos y aquí en el mercado Escobedo las ventas buenas son los fines de semana, entonces es bien estresante que teníamos que sacar los pagos y el domingo era nuestro día de descanso, entonces era mucha frustración”.
Ahora que no tienen limitaciones para abrir el negocio los domingos, señala, pues laboran con el objetivo de seguir brindando un buen servicio a sus clientes.
Dulce tiene 41 años, pero desde que tenía ocho años ya era parte del establecimiento, al tratarse de un negocio familiar que anteriormente coordinaba su madre.
Luego de más de tres décadas de ir con regularidad a la fonda, conocer comensales nuevos es de las actividades que más disfruta Dulce.
“Me gusta mucho conocer gente nueva. El mercado lo visita mucha gente foránea, nos llegan de todo: extranjeros, chilangos, de todo un poquito. Es muy bonito conocer gente de todos lados”.
En la fonda de Dulce los comensales podrán encontrar variedad de platillos: desde menudo hasta mariscos; en un horario de 08:00 de la mañana a 06:00 de la tarde.
Mientras externa una invitación a probar su comida, un cliente satisfecho sonríe y con un movimiento de cabeza da su aprobación a este lugar.
“Lo que más vendo es el menudo, el caldo de res, ya también tengo mariscos, cócteles, camarones, yo digo que todo está bien rico, los invito a que nos visiten. (…) Que nos visiten en el mercado Escobedo, en fonda Dulce”, invita.
Mientras que en los locales 9 y 10, fonda La China es otro de los establecimientos de comida que subsiste a la crisis que generó la pandemia.
Alejandra Chávez, propietaria, refiere que han pasado momentos complejos; primero, con la incertidumbre que generó la contingencia sanitaria y, actualmente, al sortear el alza en precios de sus insumos.
Comparte que uno de los momentos más difíciles ocurrió al regresar del confinamiento, cuando la comida que preparaban se les quedaba. Sin embargo, a dos años de los primeros efectos, han comenzado a recuperar el nivel de consumo.
“Con la melancolía de que no sabía si íbamos a regresar (después del confinamiento); cuando regresamos, que ya nos dejaron trabajar, hacíamos un kilo de arroz y se quedaba, hacíamos la mitad de todo, había días que estaba muy tranquilo, el fin de semana más o menos, pero ahora ya tenemos como un año que más o menos se ha reactivado, porque no, no, no, estuvo bien pesado esto”.
Ahora, enfrenta otro reto: la inflación. Pese al incremento en costos, Alejandra señala que han optado por mantener sus precios, aún cuando se han elevado productos elementales en la cocina, como el aguacate y el limón.
“Sí está pesadito, porque tan sólo ¿cuánto cuesta un kilo de limón?, ¿un kilo de aguacate? Nosotros no hemos aumentado los precios por lo mismo, que tratamos de seguir con los precios para no afectar a nuestros clientes; pero, aún así, la ganancia merma para nosotros; el gas no nos lo bajan para nada y ahora con la guerra que empiece a subir más. Todo eso sí nos ha afectado y yo creo que a toda la población”.
Las fondas Dulce y La China son parte de los establecimientos de alimentos que siguen activos luego el impacto de la pandemia; y donde esperan el arribo de comensales, para continuar con su recuperación económica.