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Heber Fonseca Trujillo estaba seguro: el cadáver de la mujer a quien estaba identificando no era el de su madre, María Nancy Trujillo Rosas. Sin embargo, un médico del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Querétaro le afirmaba que los cuerpos cambian con la muerte y que sí era el cadáver de su madre.
Pese a ello, hasta la fecha no ha recibido el cuerpo de su progenitora; y él y sus hermanos se niegan a aceptar la cenizas que, según personal de dicho instituto, son las de su madre, pues no tienen la certeza de que lo sean.
“A mi mamá la ingresamos el 26 de noviembre [al IMSS]. Tenía un año padeciendo vasculitis y lupus sistémico eritematoso, que le provocaban síntomas similares al Covid. Esas dos enfermedades le habían atacado sus pulmones.
“El 26 de noviembre vamos a Urgencias del IMSS, porque presentaba falta de aire. Nos dicen que no la pueden recibir, que la tenemos que llevar a triage respiratorio. La llevamos, la ingresan y nos dicen que se tiene que quedar porque necesita oxígeno. Pasaron cuatro días y no nos hablaban ni nos daban informes. Mi mamá, como pudo, consiguió un teléfono y nos pudo hablar. Nos dijo que estaba bien”, recuerda.
El jueves les llamaron para pedirles que acudieran al hospital a firmar consentimiento, porque debían intubarla. Heber firmó.
A las 18:00 horas de ese mismo día les volvieron a llamar del IMSS -una doctora y una trabajadora social- para decirles que tienen que ir a firmar para intubarla. Les explicó que ya habían firmado.
El viernes 4 de diciembre, les llaman por la tarde, para decirles que todo había salido bien, aunque el estado de salud de su madre era grave, pero estaba estable.
Más tarde, a las 20:30 horas, vuelven a llamar, para decirles que su mamá estaba grave y que estuvieran al pendiente.
Para el sábado 5 de diciembre, a las 2:00 horas, su hermano recibe una llamada del IMSS, para informales que se tiene que presentar urgentemente a Trabajo Social.
Su hermano fue a esa hora. Hasta las 5:00 una doctora le dijo que su mamá había fallecido.
“Mi hermano se comunica conmigo. Me dice que hay que hacer los trámites de la funeraria. Estuvimos buscando funerarias en Querétaro, pero todos los crematorios estaban saturados. Nos dijeron que el cuerpo no se puede velar”.
“Nos movimos en los velatorios del IMSS y conseguimos que el cuerpo se cremara el domingo. El de la funeraria me dijo que me esperaba a las 8:30 en el Hospital Regional número uno del IMSS ‘para que hagas el reconocimiento del cuerpo y proceder con todo’”.
En el IMSS no los dejaban pasar los guardias, hasta que explicó que iban a identificar a su madre. Llegaron a Patología sin que les dieran equipo de protección. Le dijeron que le iban a exponer el cuerpo para el reconocimiento.
El médico le indicó que su madre no estaba en gavetas porque estaban saturadas, que estaba en una camilla. Le presentaron un cuerpo dentro de una bolsa que tenía el nombre de su mamá: María Nancy Trujillo Rosas, y abajo decía “Covid-19”.
La cabeza del cadáver estaba hacia el otro lado, aún así reconoció que no era su madre, se trataba de una mujer mayor. Sin embargo, el médico insistía en que los cuerpos cambian con la muerte.
Entró al área de las gavetas, para constatar que no era su madre. Ese cuerpo, dice Heber, era el de una mujer mayor. Una de las personas de la funeraria se acercó, sacó una mano, y el brazalete de ese cadáver tenía otro nombre.
El médico, al quedar en evidencia la pifia, le dice que era un “error administrativo”.
Tuvo que ver cuerpo por cuerpo de los que estaban en gavetas. Ninguno era su madre.
Los sacaron del lugar, y una doctora les dijo que cabía la posibilidad de que estuviera aún “conectada” en el área Covid. Los dejaron fuera de Patología hasta mediodía, cuando llegó una persona que se identificó como el subdirector, quien los invitó a platicar. En una oficina, junto con otra doctora y una persona que se quedó en la puerta.
Ahí le dijeron que el error administrativo fue que entregaron el cuerpo de su mamá a otra familia que lo identificó y que ya lo habían cremado. Ofrecieron una disculpa y entregarle las cenizas de su mamá, pues la familia que se llevó su cuerpo iría a dejarlas. A la propuesta, él respondió que no, que quería el cuerpo de su madre.
Incluso, la delegada del IMSS se presentó diciéndole que la culpa había sido suya por no reconocer adecuadamente el cuerpo de su madre. Luego, la delegada aceptó la responsabilidad del instituto, que firmaran que recibieron las cenizas, junto con la disculpa.
Para ello, el patólogo dijo que en la madrugada había llegado personal de la Fiscalía para llevarse un cuerpo. Su papá y su hermana fueron a la sede de la Fiscalía, donde les dijeron que no tenían ningún cuerpo, y mucho menos de personas fallecidas por Covid-19.
“Hasta la fecha el IMSS no nos ha entregado el cuerpo de mi mamá y no ha tenido acercamiento con nosotros. En ningún momento nos han buscado. Nos dijeron que lo único que podían hacer: que ahí iban a estar las cenizas de mi mamá, ‘para cuando quieran regresar’. Les dije que no nos las íbamos a llevar porque no teníamos la certeza de que fueran las cenizas de mi madre”.
Otra duda que asalta a la familia es cómo consiguió la otra familia un crematorio tan rápido si todos están saturados en Querétaro.
“Lo único que quiero es saber dónde quedó el cuerpo de mi mamá, que me dé la cara el IMSS y que me diga donde está el cuerpo de mi mamá”, puntualiza Heber, quien agrega que procederán legalmente contra el IMSS y se sancione a los responsables de esta situación.