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Por la mañana, la ciudadanía mayor de 18 años acudió de manera masiva a vacunarse contra Covid-19 al estadio Corregidora.
Conforme avanzó el día, el flujo de personas disminuyó de manera significativa.
Personal de la Secretaría de Bienestar señaló que muchas personas están cayendo en una confianza que no debería ser, pues aún se está expuesto a un rebrote de la enfermedad.
Poco antes del mediodía, el movimiento era escaso en las inmediaciones del estadio. Los pocos vendedores ambulantes que se instalaron en los alrededores de los centros de vacunación esperaban a los clientes que, en otras jornadas de vacunación, en plena emergencia sanitaria, llegaban por cientos.
“Está muy tranquilo. En la mañana hubo algo de gente, pero después ya no. Bajó el movimiento. Además, llegaban muy rápido y se iban rápido. Casi no se tardaban nada”, indicó una vendedora de refrescos y golosinas que se refugiaba bajo su sombrilla del sol.
Es el mismo caso de otros vendedores que esperaban la llegada de clientes.
Quienes más clientes tenían eran quienes atendían el módulo donde se podía imprimir el formato de vacunación.
En el acceso a la zona de vacunación dos empleados de la Secretaría de Bienestar esperaban a que la gente llegara para revisar sus documentos y darles el pase.
“En la mañana llegó mucha gente. Atendimos, yo creo, a más de dos mil, pero ahorita ya la gente está llegando a cuentagotas. Como que no le están dando la importancia de antes a la vacuna.
“Cuando estábamos en emergencia (sanitaria) venían muchas personas. Ahora como que ya están haciendo confianza”, subrayó uno de los Servidores de la Nación.
Agregó que además de la vacuna contra Covid-19, en primera, segunda, tercera dosis de refuerzo, la población de riesgo puede vacunarse contra la influenza, pues ese biológico también se aplica en el recinto.
Una mujer mayor llegó hasta donde estaban los servidores públicos. Sacó unos papeles de una bolsa roja y los mostró mientras preguntaba si no le hacían falta documentos para vacunarse.
Después de unos minutos, ingresó a la explanada interior del estadio, donde las carpas y las sillas aguardaban a la población mayor de 18 años que acudía a inmunizarse.
Adentro, una decena de médicos y personal de Salud esperaba a que las células de vacunación se llenaran. Mientras, personal de Bienestar le mostraba a la ciudadanía que acudía a vacunarse cómo llenar sus formatos, con fecha, nombre de la vacuna y número de lote. La vacuna que se les aplicó en esta ocasión fue Cansino.
Después de unos minutos de espera, media decena de jóvenes médicos se aprestaban para vacunar a los ciudadanos que ya esperaban nerviosos la aplicación de la vacuna.
Algunos, los temerosos a las agujas y las inyecciones, se mostraban más nerviosos que el resto. Una mujer se persignó cuando vio que el personal de Salud tenía listos los biológicos para ser aplicados.
El resto esperaba con paciencia. Se descubrían el hombro derecho, como les pidió el personal sanitario. Al momento de la aplicación, cerraban los ojos y volteaban para otro lado.
Las células eran vacunadas rápidamente. Antes de comenzar la vacunación, una joven doctora les explicaba que tras la aplicación debían esperar en su lugar 10 minutos, para comprobar que no se tenían efectos secundarios.
“La vez pasada me dolió más, pero esta vez fue muy rápido, la joven tiene buena mano para vacunar”, dijo una mujer a su vecino, quien se preparaba para ser inmunizado.
La mayoría de quienes acudieron a vacunarse eran adultos mayores. Parece ser el sector más preocupado por proteger su salud y su vida. “Es para estar otro rato aquí, y qué mejor que estar bien”, refirió un adulto mayor, mientras sostenía la torunda con la mano izquierda y relajaba el brazo derecho.
Pasaban los minutos y nadie se sentía mal. Les daban la salida. Se levantaban lentamente. Eran jóvenes y adultos mayores por igual.
“Algunas personas lo están tomando a la ligera. Deberían vacunarse. Hay personas que vienen apenas por su primera dosis. Eso puede ser peligroso para fin de año, cuando todo mundo hace confianza en las fiestas y reuniones”, sostuvo una empleada de la Secretaría de Bienestar, mientras observaba al grupo de ciudadanos que se acababa de inmunizar.
A raíz de la relajación de las medidas sanitarias y el uso voluntario del cubrebocas, los ciudadanos se muestran más relajados en seguir los protocolos de sanidad que fueron el “pan nuestro de cada día” por tres años. En estos días depende de la conciencia de cada persona seguir las reglas u olvidar la cuarentena, el temor a salir y contagiarse de SARS CoV-2, las muertes, los hospitales saturados, los crematorios llenos.