Con la nueva normalidad, también volvieron los empujones en los pasillos del transporte público. Y es que a pesar de las instrucciones de las autoridades sanitarias, quienes piden mantener una distancia de 1.5 metros entre cada persona, en las unidades de transporte público cumplir con esto es prácticamente imposible.
Entre 7 y 8 de la mañana, cuando cientos de personas se dirigen a sus trabajos, las paradas de camión lucen abarrotadas. La mayoría de las personas usa cubrebocas, aunque todavía son varios los que deciden no portarlo. Al igual que los choferes, que a veces lo usan y a veces no.
En las llamadas horas pico los camiones van tan llenos, que algunos ni siquiera permiten abordar por la puerta delantera, asi que abren únicamente la puerta de atrás o la puerta de en medio si se trata de las unidades nuevas de Qrobús.
Con o sin cubrebocas, los pasajeros suben sin problemas a los camiones; los choferes ya no tienen restricciones, a pesar de que el Instituto Queretano del Transporte (IQT) advirtió que está prohibido abordar sin este tipo de protección. Los pasajeros también continúan pagando en efectivo, en lugar de hacerlo con la tarjeta Qrobús.
Una vez abordada la unidad, la temperatura aumenta, en algunos camiones ya no cabe ni un alma, y aun así, el chofer hace lo imposible para que suban mas personas.
“Yo sé que todos tenemos que trabajar y que todos queremos llegar a tiempo, pero no se vale, de qué sirvió tanto encierro, tanta perdida de dinero y de trabajo si de todas formas nos amontonamos todos aquí y nos contagiamos”, cuenta Maricarmen Ramírez, de 46 años de edad, quien trabaja en una agencia de limpieza de oficinas, y todos los días toma al menos dos camiones para acudir a su trabajo.
El mismo panorama se repite a las 2 y a las 6 de la tarde, cuando los trabajadores del turno vespertino se dirigen a su trabajo.
Óscar Hernández trabaja en el parque industrial Benito Juárez, para llegar a tiempo a su trabajo toma su primer camión a las 6 de la mañana, a esa hora los camiones aún pasan vacíos; sin embargo, el problema se presenta a las 2 de la tarde cuando va de regreso a su casa y entonces sí, los camiones pasan atiborrados.
“Las rutas que yo ocupo son la 38 y 56, la flecha azul que van al parque industrial. Por las mañanas a las 6 am, pues aún sin llenar su capacidad por la hora más que nada. Pero en las tardes pasan llenas y los choferes suben y suben personas. Siempre ha sido así, desde antes de que la gente saliera de sus casas, decían que los camiones iban a funcionar a la mitad de su capacidad pero no es cierto, siempre han ido llenos”, comenta.
Todas las unidades de transporte público tienen señalamientos en los asientos para prohibir que dos personas se sienten juntas, sin embargo, el número de pasajeros es tan grande, que dichas marcas no se respetan.
El uso de cubrebocas, que se supone es obligatorio para abordar el camión, es una de las medidas que más se han relajado entre los pasajeros. Algunas personas, como Liliana Martínez han presenciado situaciones de violencia, pues los pasajeros que no llevan cubrebocas y se molestan cuando el conductor les niega el permiso para abordar.
“A mí ya me ha tocado ver que la gente se molesta porque no los dejan subir, se quieren ir hasta de golpes con el chofer, los insultan, se pone muy feo, entonces yo creo que los choferes no se quieren meter en broncas y por eso mejor los dejan subir sin cubrebocas. Y los entiendo, porque pues no sabes el tipo de gente con el que te vas a topar, un prefiere seguir como si no hubiera visto nada”, señala.
Para Liliana, la contingencia sanitaria por Covid-19 en Querétaro ha sido fatal, pues perdió su empleo. Ella laboraba como vendedora en un local de una plaza comercial.
“Para mí es muy frustrante ver que la gente no respeta las medidas de seguridad, yo siempre he sido muy respetuosa de todas las medidas, tanto así que en mi trabajo dejamos de laborar y ahora soy desempleada, la contingencia me ha costado mucho, también las autoridades se hacen de la vista gorda, porque ellos saben lo que pasa en las unidades, saben que no se están cumpliendo las medidas, pero no quieren meterse y como siempre los afectados somos nosotros, los pasajeros”, comenta.
A pesar de que Liliana ya no acude a trabajar, todavía es usuaria frecuente del transporte público, pues al menos tres veces a la semana acude con su mamá para llevar despensa y prepararle de comer.
Estos comentarios se reflejan todos los días también en las redes sociales, donde los usuarios reportan casos de unidades con sobrecupo y denuncian que siempre se acompañan de imágenes.
Ante estas denuncias el Instituto Queretano del Transporte responde que cada una de estas situaciones son atendidas por los inspectores y que, incluso, se mantiene un operativo constante para desahogar las unidades que tienen sobrecupo, para loque se apoyan de las unidades del transporte escolar gratuito.