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Amealco, Querétaro.-
La contingencia sanitaria causada por el Covid-19 también ha modificado la estancia en los hoteles, por lo que las medidas de salubridad en estos espacios son de vital importancia para su correcta operación.
Gel desinfectante, tapetes sanitizantes, toma de temperatura a los huéspedes y rociadores para desinfectar la ropa, son algunas de las medidas básicas que se emplean en los hoteles de Querétaro, mismos que desde el 1 de septiembre, tienen permitido operar al 50% de su capacidad total.
En algunos hoteles, para extremar las medidas de precaución, acondicionaron una de sus habitaciones y la tienen siempre disponible para que en caso de que se presente algún contagio de Covid-19, puedan aislar a la persona.
Medidas de salubridad
El Hotel Misión la Muralla, en Amealco, es uno de los mejores evaluados por las unidades de Protección Civil en cuanto a la aplicación de sus medidas de salubridad. En dicho establecimiento, los huéspedes reciben gel antibacterial desde que ingresan al estacionamiento, una vez que están afueras del hotel, reciben una nueva cantidad de gel antibacterial y se les revisa su temperatura corporal, luego de esto se les pide extender los brazos para sanitizar su ropa con un atomizador.
Las medidas de salubridad parecen extenuantes cuando se realizan una tras otra, pero para el personal de los hoteles, cada una de estas acciones es estrictamente necesaria para evitar contagios.
Una vez que los visitantes se encuentran en recepción, se registran, se les entrega la llave de su habitación, se les recoge su equipaje; se les entrega un kit preparado especialmente para esta contingencia sanitaria, en una pequeña bolsita desechable se obsequia a los huéspedes un pequeño frasco con gel antibacterial, toallitas desinfectantes y un cubrebocas.
“En caso de que alguno de los visitantes no traiga cubrebocas, nosotros podemos proporcionarles uno, esto es nuevo para todos y todavía hay gente que no se acostumbra, que lo olvidó en el coche, etcétera”, comenta personal de la recepción.
Al interior del hotel se encuentran botes de basura exclusivos para desechar cubrebocas y también guantes quirúrgicos.
Todo el personal del lugar usa las herramientas básicas de protección, el cubrebocas y una careta de acetato.
Lo más complicado y también lo de vital importancia para los empleados de limpieza es sanitizar cada una de las habitaciones, pues trabajo —que anteriormente tardaba entre 20 y 30 minutos—, ahora les lleva más tiempo, pues no sólo se cambian las sábanas, además se realiza el aseo de los cuartos y se desinfecta perfectamente todo el mobiliario.
Ahora, en todos los pasillos del hotel se han colocado señales para que los huéspedes identifiquen la dirección para el flujo de personas.
Con el fin de que los clientes disfruten su estancia, les es permitido usar la alberca; sin embargo, sólo puede operar a un 50% de su capacidad.
Cuarto de prevención
En uno de los pasillos más privados del hotel se habilitó lo que el personal llama “habitación Covid”, la cual está siempre disponible y lista para aislar a las personas que se sientan mal o repentinamente presenten algún síntoma del virus.
El cuarto Covid cuenta con las mismas comodidades que tiene el resto de las habitaciones, pues se trata sólo de una estancia temporal, en lo que se contacta al personal de salubridad para que pueda encargarse de la situación.
“Preferimos tomar este tipo de precauciones, aunque hasta el momento no hemos tenido necesidad de usarla”, comentan los trabajadores.
Para la gerente del lugar, María Elena Pérez Yáñez, incluir dichas medidas de salubridad en el funcionamiento del hotel, no fue una labor sencilla ni de última hora, sino que ellos trabajaron en el tema durante meses, esperando únicamente las indicaciones de las autoridades.
“Lamentablemente, el hotel permaneció cerrado durante varios meses, ese tiempo nos pareció una eternidad, pero al día siguiente de que nos pidieron cerrar el espacio, ya estábamos pensando en una posible solución, nos preparamos, nos capacitamos y cuando finalmente nos dieron permiso de reabrir nuestras puertas no desperdiciamos ni un minuto, dos días antes de la reapertura estuvimos aquí acomodando todo, incluso en la madrugada, estábamos listos para operar desde la primera hora”, comenta.
Los meses que el hotel La Muralla permaneció cerrado, fueron tristes y desesperantes para todo el personal, pues la mayoría vive en comunidades rurales aledañas al hotel y verlo cerrado les creaba una terrible incertidumbre.
Por eso celebraron, incluso con mariachi, la llegada del primer huésped, luego de los meses de encierro y cuarentena.
“Fue muy duro ver este lugar vacío, donde pasas tantas horas y al que le dedicas tanto esfuerzo, verlo solo y en silencio fue algo muy fuerte para todos. Yo asumí la gerencia semanas antes de la contingencia... Una vez que superamos eso, ya estamos listos para afrontar lo que sea, fue una prueba difícil para todos; tenemos muchas ganas de seguir, valoramos mucho nuestro trabajo y nos esforzamos por adaptarnos a esta nueva realidad”, expresa.