El soldado Sebastián Carrillo sube al vehículo blindado del Ejército Mexicano. Enfundado en su uniforme verde olivo, el militar pasa por los diferentes módulos que se instalan para realizar la revista. Vive, a sus 6 años, la experiencia de ser soldado por un día, lapso durante el cual deja de lado los terapias por la neurofibromatosis que padece, y se convierte en un soldado honorario.
Todo está dispuesto en la sede de la 17 Zona Militar en Querétaro. Los diferentes módulos con las actividades que realizan todos los días los efectivos militares están dispuestos para que Sebastián, junto con sus familiares, puedan conocer con más detalle el trabajo de las fuerzas armadas.
El módulo de artillería es el que llama más la atención del pequeño soldado honorario, a quien en días previos citaron en la sede militar para tomar las medidas y confeccionar su uniforme.
Quilmes, el pastor belga malinois entrenado para detectar explosivos hace una demostración de sus habilidades junto con su entrenador. Se coloca una bolsa con pólvora en un bote. A una orden de entrenador, Quilmes sale disparado a olfatear los botes colocados en el piso. Se sienta y mira fijamente el recipiente donde está la bolsa con pólvora. Lo hace dos veces y las dos acierta. Luego, una demostración de obediencia: Quilmes brinca los obstáculos de manera ágil. Los presentes aplauden al soldado canino.
Guadalupe López Rodríguez, madre de Sebastián, dice que la noche previa a la visita su hijo durmió hasta tarde. Estaba emocionado. “Durmió bien tarde, y bien temprano le dije: ‘ándale, hijo, vámonos’, y sí, [se levantó] bien contento. Ni batallé para despertarlo”.
Señala que antes de la visita, Sebastián estaba muy emocionado porque dos días antes acudieron a la Zona Militar para que le tomaran medidas para su uniforme y estaba feliz.
Guadalupe explica que la convocatoria por medio del Centro de Rehabilitación Integral de Querétaro (CRIQ), a través de su terapeuta, quien los invitó a participar en la dinámica con las Fuerzas Armadas.
Afirma que desde chiquito Sebastián se siente atraído por todo lo relacionado con los militares, pues siempre ha querido juguetes de soldados y ver los programas de televisión donde aparecen. Agrega que su terapeuta supo de su gusto por lo relacionado con la milicia porque un día llegó con unos soldados de juguete.
La mujer precisa que la vida de Sebastián es casi normal, pues va al kinder, sus terapias, a un equipo de futbol, tratando de que lleve una vida normal.
La enfermedad de Sebastián provoca que le broten una manchas oscuras en la piel, junto con pequeños tumores en el cuerpo. Guadalupe explica que les han dicho que es un padecimiento genético, pero que ni en su familia ni en la de su esposo se tienen antecedentes de esta mal, que comenzó a manifestarse en Sebastián cuando tenía dos años.
El acto oficial concluye con Sebastián recibiendo un reconocimiento, un regalo y una alcancía de un cadete del Heroico Colegio Militar. El pequeño recibe gustoso los presentes.
No todo termina ahí, pues el teniente coronel de arma blindada, diplomado de Estado Mayor, Alaín Torres Alberto, quien guió el recorrido de Sebastián, le dice que puede ver y subirse a los vehículos que quiera, que tiene libertad absoluta para hacerlo.
El militar dice una palabras a los presentes. Indica que recibir a niños como Sebastián, quienes tienen que luchar contra la adversidad, es un aliciente para los elementos de las Fuerzas Armadas, que los motiva a seguir adelante y los llena de ánimo.
“Niños como Sebastián nos ponen el ejemplo a nosotros, a los que somos militares. Para nosotros es un honor reconocer la fortaleza y la dedicación que tienen estas personas de salir adelante. A veces nosotros tenemos problemas que parecen muy grandes, cuando en realidad no son nada. Este reconocimiento es para Sebastián, y el honor que nos da de conocerlo”, subraya el teniente.
Mientras, Guadalupe observa a su hijo que se nota feliz y nervioso al mismo tiempo. Luego dice que le da mucho gusto ver a su hijo feliz. “Era lo que él quería, ser soldado, le llama mucho la atención. Ahora que le cumplieron un sueño, estoy agradecida”, apunta.
Expresa que se siente agradecida con las Fuerzas Armadas, pues le cumplen el sueño a muchos niños que quieren ser soldados.
El número de menores que participan en el programa “Soldado Honorario” aumentó de nueve a 23 en un año, lo que el teniente dice que es parte de la política de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) de tener las puertas abiertas a la sociedad.
En el caso de “Soldado Honorario” tienen el propósito de reconocer a niños y jóvenes que tienen que luchar contra la adversidad, que son ejemplo de dedicación y superación para los elementos castrenses.
Explica que supieron por parte del CRIQ que había un niño interesado en conocer más a fondo el trabajo del Ejército, por lo cual se le hizo la invitación a Sebastián, la cual aceptó.
Precisa que este tipo de visitas emocionan al personal militar porque les permite conocer a niños como Sebastián que luchan contra todas las adversidades. “Para el soldado mexicano eso es una demostración, una muestra más para salir adelante y realizar las actividades que hacemos”.