“Buenos días, soy pintor y estoy haciendo una rifa de dos cuadros míos, ¿quieres apoyarme?”, pregunta Miguel Ángel Rocha, artista plástico a una mujer de mediana edad que está por entrar a un banco. “No, gracias”, responde.
Miguel Ángel, pintor desde hace poco más de seis años, dice que así es esto, pero se mantiene firme en su convicción de que los artistas, como muchos otros profesionistas, deben vivir de su trabajo. Por ello sale a la calle a ofrecer su trabajo, ya sea a través de una rifa o si alguna persona quiere comprar uno directamente.
En un caballete están dos cuadros elaborados por Miguel Ángel. Uno tiene motivos taurinos y destaca el uso del color rojo. El otro es una fachada de una casa con una bicicleta al frente, en tonos azules.
La mayoría de quienes compran boletos son adultos mayores, quienes con paciencia e interés escuchan al artista plástico. De quienes deciden participar en la rifa, sólo una de ellas es joven, una mujer, quien muestra interés por el arte y solidarizarse con el artista que, aguantando el sol de la mañana queretana, sale a la calle a promocionar su trabajo.
“Creo que el artista tiene que vivir de lo que hace. Hoy en día la mayoría de los artistas andan en un Uber o vendiendo chelas y playeras de los Gallos, porque en teoría el arte no deja.
“Pero yo creo que si le apuesta uno al arte, el arte te puede dejar y te puede hacer vivir bien. El punto es que como artista tienes que ser muy bueno para poder ganar. En otras profesiones puedes ser como medianito, mediocre y no pasa nada. Aquí no. Aquí tienes que ser muy bueno para que la gente tenga una captación directa”, indica.
Originario de Fuentezuelas, Tequisquiapan, relata que antes de ser pintor quiso ser torero. Incluso fue novillero un tiempo, teniendo contacto con el muralista Ramón Reveles, artista de la Plaza México.
También ha tenido contacto con el matador de toros, Humberto Flores, quien también es pintor y quien le ha compartido parte de su conocimiento artístico.
Luego tuvo una educación formal. “El arte tiene una formación muy particular. El arte tiene esa particularidad de que te pone contento, vive uno pleno. Yo no me quise apartar del arte. Primero como torero y ahora como pintor, y a ver a dónde topa esto”, destaca.
Sobre la complejidad de destacar en la escena artística, comenta que lo más complicado es hacer que la mano haga lo que la mente piensa, pues se necesita tener una obra de calidad.
Después, en el momento de tocar puertas en las galerías, muchas se abren. El problema es que arte por el arte es muy difícil de llevar en el día a día, pues los creadores necesitan vivir de su trabajo, se necesita comprar material y tener tranquilidad, pues “no es lo mismo pintar con la panza llena que con la panza vacía”.
Indica que a nivel gubernamental hay muy poco apoyo. Dice que pertenece al Jardín de los Artistas Queretanos, que se instalan en el jardín Guerrero, hasta donde llegan los inspectores municipales, quienes les dicen que se retiren del lugar.
Cuando se lleva a cabo algún evento en ese sitio, los días que ellos se instalan no les avisan que el espacio estará ocupado, para que ese sábado no vayan a instalarse, hasta que llegan se dan cuenta que no pueden armar sus puestos ambulantes.
Apunta que el tiempo que destina a su trabajo es variado, pues a la venta de su obra le dedica hasta ocho horas, mientras que a la promoción son dos o tres horas al día, y a la pintura unas cinco horas.
Precisa que para ofrecer su arte utiliza los espacios públicos, como la Plaza de Armas, el mismo jardín Guerrero, y a veces afuera de tiendas de conveniencia o farmacias departamentales, que le hacen el favor de dejarlo vender unas horas afuera de los comercios.
Añade que la respuesta de la gente es variada. Cuando han tenido contacto con el arte, abunda, es muy fácil el acercamiento, mientras que cuando son personas que no se han acercado nunca, existe siempre un rechazo.
“Eso es parte de la importancia que debe de tener el arte en general, no sólo la pintura. Darte un proceso cognoscitivo distinto, así como el proceso creativo, las soluciones que encuentras en el día a día son otras”, asevera.
Miguel Ángel dice que no se queja, que sabe que tiene que promocionarse y es lo que sale a hacer todos los días a la calle.
Subraya que el arte tiene una influencia en la gente, la sensibiliza ante el mundo, y al darle mayor apertura a los sentimientos baja la criminalidad, las personas piensan distinto, el mundo cambia ante ellos.
“Desgraciadamente el gobierno solamente tiene dos responsabilidades: la primera es darnos seguridad, y la segunda servicios. Ya después se echaron al hombro la educación y que es una educación deficiente. Aquí el punto importante es que la cultura también depende mucho de los papás, no del gobierno y las instituciones, depende de las familias, que el papá deje de ver el futbol y juegue con los hijos, que la mamá también lo haga”, enfatiza.
Miguel Ángel sigue con su labor. Se acerca a todas las personas. Muchas apenas se detienen. Los menos compran un boleto, se toman unos minutos para platicar con él. “El arte es como los besos, o se sienten o no se sienten, pero para sentirlos necesitas darlos o recibirlos”, puntualiza.