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Iván Martínez, rotulista de oficio, termina de pintar una barda donde se anuncia un evento masivo. De su padre aprendió a hacer este tipo de trabajos que lo han llevado a conocer buena parte del país. “Lo único que se necesita para ser rotulista son ganas de salir adelante”, dice luego de dar los últimos toques al muro.
Los dos últimos años han sido difíciles para Iván, quien desde los 19 años se dedica de tiempo completo a este trabajo que, ahora, a los 31 años, domina.
Iván y un personal terminan de pintar un par de bardas entre Hércules y La Cañada, el trabajo lo tienen que hacer rápido, pues el calor comienza a ser molesto para su tarea.
“Oficialmente, desde los 19 años me dedico a esto. Tengo 31 años. El oficio me lo enseñó mi papá, [que] se dedicaba a esto. Falleció hace tres años. A esto nos dedicamos y gracias a Dios estamos aquí”, indica.
El pensamiento de Iván es elevado, dice que, sin importar a qué te dediques, debes tener siempre una mentalidad positiva para salir adelante.
“Mientras tengas ese sentido, vámonos. Por ejemplo, es lo que trato de inculcar a mi personal, que vea más allá de lo que es, no es sólo hacer letras. Hay que tratar con las personas que nos contratan, ver situaciones de que no tenemos pintura u otra cosa, hay que tener las ganas y salir adelante”.
Sobre el talento para pintar, señala que con las mismas ganas de trabajar brota del interior el talento de las personas. Además, él mismo elabora sus propias pinturas.
Para quienes observan el trabajo de Iván y sus empleados, Manuel de Jesús Retana, Martín de Jesús Martínez y José Guillermo Peralta, pueden notar lo rápido que trabajan, sin una base, sin un bosquejo previo.
Así, sobre la pared que previamente pintaron de blanco, comienzan sus trazos, con nombres de grupos y cantantes que se presentarán en próximas fechas en recintos queretanos.
“Hay logotipos complejos, ahí es donde tenemos que trazar. Por ejemplo, un mural no lo voy a hacer como una barda normal; primero lo tengo que trazar, ver la imagen y las técnicas, todo eso conlleva ese trabajo. Todo tiene una información específica: lugar, fecha, artista, obviamente el establecimiento [que se anuncia] te tiene que dar cierta información y algún diseño por computadora. Nosotros lo hacemos lo más semejante posible”, comenta.
Pintar una barda, señala, se puede tardar hasta 15 minutos, desde que pinta la barda de blanco, luego poner las letras y terminarla.
Con la reactivación de algunas actividades después de casi dos años de confinamiento por la pandemia del SARS-CoV-2, causante de la Covid-19, el trabajo vuelve a hacerse presente para Iván y sus empleados, y las bardas anunciando las presentaciones de grupos o solistas vuelven a formar parte del paisaje de colonias y comunidades queretanas.
Actualmente, abunda, sólo trabajan con él tres personas, pero cuando tiene mucho trabajo, que debe de pintar de 300 a 400 anuncios, tiene hasta 10 personas laborando.
“En los últimos años nos fue de la patada. Apenas vamos empezando otra vez, ahora que están dejando hacer eventos, estamos empezando de nuevo, prácticamente de cero, porque dos años sin trabajar está bien difícil.
“Por ejemplo, los chavos [que trabajan con él] ya no tenían mi sustento, ya no tenían con qué mantenerse. Pero se tiene que ser positivo y hacer tu mejor esfuerzo para poder tener más trabajo, por no sólo aquí [en Querétaro] nos dedicamos a esto.
“Nos dedicamos a esto también en Morelia, Celaya, Salvatierra. Gracias a nuestro trabajo nos han llevado a muchos lados. Ahorita tenemos la Feria de la Fresa, en Irapuato, y ahorita tenemos la Banda MS que viene al estadio Corregidora. Ahorita que se están abriendo esto, gracias a Dios hay trabajo”, subraya.
A la fecha, Iván señala que, tan sólo esta semana, en la entidad deben pintar al menos 100 anuncios de cinco eventos. La ciudad de Querétaro es su prioridad, aunque son muchos eventos y varios anuncios los deben de repartir por bardas de los municipios cercanos como El Marqués y Corregidora e incluso en Pedro Escobedo.
Para pintar una barda, lo primero es buscar al dueño para solicitar su permiso para elaborar la publicidad. Ya que se tienen la autorización del propietario, se procede. Muchos aceptan con gusto, pues les llegan a decir que hagan la publicidad, para que le quiten los grafitis en sus propiedades.
Elegir la barda es otra de las virtudes que deben de tener los rotulistas. Deben de tener la visión para que quienes pasen por las calles, ya sea en auto y en transporte público, lo puedan ver con facilidad.
Seleccionan bardas cercanas a paradas de camiones, topes. Cuando se colocan en carretera, se hacen anuncios con letras más grandes, que se puedan ver a la distancia y a velocidad.
Agrega que a su personal él lo capacita, proceso que inicia desde que ve la aptitud de los muchachos, pues es parte importante para llevar una buena relación laboral, además de enseñarles bien.
La calidad de su trabajo lo ha llevado, junto a su personal, a lugares tan lejanos al sur como Pinotepa Nacional, en Oaxaca, la Costa Chica de Guerrero, Acapulco, Zihuatanejo, Coyuca de Benítez. Y, al norte del país, hasta Saltillo, Coahuila, además de Colima, Jalisco, Puebla, Tlaxcala, Ciudad de México, todo Guanajuato y Querétaro.
Las bardas están terminadas. Los cuatro jóvenes rotulistas abordan el vehículo en el que se trasladan y se apuran a abrir las botellas de agua para refrescarse después de una jornada bajo el sol.