El último eslabón de la nueva normalidad se cerró este lunes con el regreso a clases 100% presenciales. Las escuelas volvieron a recibir en sus salones a los menores que dejan atrás las clases virtuales y los modelos híbridos, las evidencias de las tareas y las sesiones en Zoom.
Ahora, todos regresan a los salones, a los honores a la bandera, al pase de lista, a tener a la maestra o maestro frente. Tener a los amigos, a los compañeros de grupo, a los que en muchos casos sólo conocían a través de una pantalla, a un lado.
También vuelven las carreras, los congestionamientos viales, los desayunos en el camino, pero con ilusión de regresar a un aula. Salir temprano de casa es el primer reto.
Luego de un mes de vacaciones, volver a la rutina de antes de marzo de 2020 se convierte en un reto. A levantarse, ponerse el uniforme, cepillarse los dientes, peinarse, tomar algo para desayunar en el camino y salir rumbo a la escuela. Quienes tienen suerte, lo hacen a pie, la escuela está cerca. Otros, esperan el transporte público, junto con quienes salen a trabajar desde temprano. Las escenas de la mañana del lunes parecía que nunca volverían a verse.
Otros llegan en auto hasta los diferentes planteles educativos, por lo que alrededor de los mismos la carga vial se acentúa.
En las entradas de las escuelas, las madres y padres llegan con sus vástagos.
Uniformes pulcros, mochilas nuevas con útiles para estrenar, libros y cuadernos forrados (algunos apenas unas horas antes), ya están listos para el nuevo ciclo escolar 2022-2023, que en Querétaro, de acuerdo a la USEBEQ, en educación básica pública, 376 mil 419 estudiantes de dos mil 73 escuelas y 13 mil 378 docentes inician clases ayer.
No falta quien va tarde y apura el paso para llegar a tiempo. Sería el colmo llegar tarde el primer día de clases, en el ciclo escolar que vuelve a ser totalmente presencial.
En los más chicos, o los de nuevo ingreso, los nervios están presentes. En los más pequeños, el abrazo a mamá y el llanto. Escenas que despiertan ternura, quizá por los recuerdos de la lejana niñez y los primeros pasos en la escuela.
Una joven madre camina apresurada, cruza avenida Corregidora con su hija. Faltan dos cuadras para llegar a la primaria ubicada en la esquina de avenida Zaragoza y la calle de Allende. Son casi las ocho de la mañana y la joven mujer hace gala de su condición física.
Afuera de esa escuela los padres esperan para ver a la distancia a su hijos formarse en el patio. Buscan con ansia a sus pequeños, a sus chicos que durante dos años estuvieron en casa, tomando clases a distancia.
Pasado el mediodía, las escenas se repiten. Los congestionamientos alrededor de las escuelas, ahora para recoger los alumnos tras concluir su primer día de clases. Las madres y padres esperan a pleno rayo de sol.
Diana Laura Escobedo espera afuera de una escuela ubicada en la calle Hidalgo, entre Guerrero y Ocampo.
El edificio da cabida a dos primarias, una matutina y una vespertina, así como a un jardín de niños. El movimiento es intenso desde antes del mediodía y se prolonga casi hasta las 13:00 horas, cuando todos los alumnos han salido.
Diana Laura dice que ya era justo que los niños regresaran a las escuelas en modo presencial. “Les hace falta socializar, estar con otros niños. Estar todo el día en la casa, frente a una pantalla, frente a un dispositivo, no es sano. Necesitan salir al mundo real”, dice la joven madre.
Señala que ello, además, ayuda a la economía, pues las escuelas son motor de muchos rubros como papelerías, tiendas de abarrotes, los comerciantes que se colocan afuera de las escuelas. “Hasta el señor de los bolis se beneficia”, dice.
Ello también da un respiro a los padres de familia, principalmente a las madres, pues ya pueden regresar a sus trabajos sin el estrés o la presión de con quién dejan a los niños mientras salen a laborar.
Aún así, la normalidad no regresa del todo. Se quedan los hábitos de higiene adquiridos durante los últimos dos años y medio: el cubrebocas es indispensable, tomar la temperatura de los alumnos antes de entrar a la escuela es un protocolo obligado. La aplicación de gel antibacterial es necesaria.
Diana Laura comenta que durante el pasado ciclo escolar en la escuela de su hijo, sólo se supo de dos casos de Covid. Las clases eran en modelo mixto y únicamente iba medio grupo.
Hoy, los protocolos de la nueva normalidad siguen. La vida continúa después de la pandemia. Este lunes se dio un paso más para recuperar la vida, para volver a lo que era antes de marzo del 2020.