Jesús espera sentado debajo de un árbol. Es Jesús Pastor Ramírez Gutiérrez, quien representa al Nazareno en el Viacrucis que se escenifica en La Cañada. Por segundo año, el joven de 27 años llevará sobre sus hombros el peso del papel más importante.

Dice que para representar a Jesús se lleva un proceso interno dentro del comité. Una parte es tener cierto parecido físico, hacer ejercicio, pues se necesita buena condición para aguantar la caminata con la cruz a cuestas, pero sobre todo llevar una vida recta.

Jesús es técnico de mantenimiento en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). A pesar de ser Semana Santa continúo con su horario de trabajo, pues el instituto siguió laborando con normalidad.

Comenta que no se le complicó participar en los ensayos y cumplir con su trabajo porque tiene un horario fijo. Dispone de las tardes para los ensayos y hacer ejercicio, pues indica que durante todo el año se mantiene en forma.

Apunta que los fines de semana era cuando más actividad tenían, ya que la mayoría de quienes participan en la representación de la Pasión de Cristo tienen otras ocupaciones y en diferentes horarios, sábados y domingos eran los días de ensayos intensos.

Precisa que la preparación espiritual se hace con pláticas en la iglesia, para entender un poco más el significado de la Semana Santa y la Pascua. “Me dedico a ver muchas películas de la Pasión de Cristo, así como estudiar un poco de lo que fue su vida”, abunda.

Físicamente dice que los domingos subía el cerro del Bautisterio con una cruz, siempre a medio día, para ir acostumbrándose al peso y las temperaturas del Viernes Santo, cuando deberá de subirlo con el madero a cuestas.

Precisa que por parte de sus compañeros de trabajo tiene buenos comentarios, que “le eche ganas, que se va a poder hacer todo bien. También de parte de mi familia. Ese día van a estar apoyándome. Mi esposa es enfermera y ese día ella va a estar apoyándome por cualquier eventualidad que pudiera pasar”, enfatiza.

Comenta que en dos ocasiones anteriores representó al apóstol Juan, el predilecto de Jesús, quien está al lado de María la madre durante el Viacrucis.

Cuando era niño Jesús no se imaginaba que participaría en la Pasión de Cristo en La Cañada, a pesar de que su padre tomó parte mucho tiempo en esta tradición, en el papel de Judas Iscariote.

“Salió (su padre) durante 12, pero durante esos 12 años sólo fui una vez a verlo en actuación. Fue algo impactante para mí, porque yo tenía otra figura paterna de él. Verlo actuar sí me causó mucho impacto. Sin embargo no me veía nunca participando en ese tipo de cosas. Tienes la figura paterna, de alguien duro, que te enseña cómo es la vida y mi padre, al representar el papel de Judas Iscariote, que fue el traidor, fue impactante”, abunda.

Dice que cuando se integró al equipo de los Tribunales fue por seguir las tradiciones de La Cañada. Sin embargo, conforme se fue adentrando más en la organización y lo que había alrededor, se fue interesando más en el papel de Cristo.

Señala que interpretar a Cristo le ha ayudado en su vida personal. Retomó las enseñanzas de la Biblia, y las de Jesús que dio a sus apóstoles. “Yo me preparo mucho para lo que es la última cena, que es uno de los momentos más sagrados del catolicismo, porque es donde se instaura la eucaristía”, añade.

Precisa que durante la representación de la Pasión los golpes que los verdugos le dan son con chicotes de cuero, que llegan a lastimar de verdad. Es algo que trabajan durante los ensayos y los entrenamientos, para saber cuánta fuerza aplicar. Incluso, durante los entrenamientos iba acompañado de los actores que caracterizarán a los centuriones romanos que lo flagelarán, para “irse acostumbrando” a los golpes, combinado con el calor.

Narra que el año pasado, a una semana de la representación, ensayando la tercera caída de Jesús, cuando la cruz cae sobre su cuerpo, por un descuido cayó sobre su pie, en el tobillo, pero con un buen tratamiento, en tres días estuvo recuperado.

Dice que el Viernes Santo en la mañana tiene planeado dormir temprano el jueves, para despertar pronto el viernes, para tener un buen desayuno, rico en proteína y carbohidratos, para más tarde acudir al templo, donde se reúnen quienes tomarán parte de la representación para orar, y comenzar a vestirse.

Por la tarde, dice, se siente cansado. El año pasado, antes de casarse, regresó a la casa familiar, donde tienen la costumbre de preparar mariscos. Lo que hizo fue llegar a bañarse, recuperarse de los golpes, comer, convivir con su familia, y luego presenciar la Procesión del Silencio.

Las actividades de Jesús no concluyen el viernes, pues además, el domingo de Pascua vuelve a aparecer en una misa, pero ya como Cristo resucitado. Además dan gracias por interpretar la Pasión de Cristo por un año más.

“Espiritualmente me siento preparado. Hay ocasiones en las que te va un poco mal en el día, te empiezas a decepcionar. Sin embargo, creo que a partir de que empecé a llevar mi preparación han sido muchas bendiciones. Me llegan muchas pruebas”, precisa. Jesús se despide con voz tranquila. Se va tranquilo, en paz.

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