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Hace más de 100 años existía una tradición entre las niñas de La Cañada: antes de Semana Santa iban al río, sacaban un pez, al cual adoptaban y lo llevaban a una fuente, dice Gustavo Pérez Lara Hernández, promotor cultural de la Secretaría Adjunta de la Presidencia Municipal de El Marqués. Hoy, señala, se trata de revivir esa tradición, y en la fuente del edificio sede del ayuntamiento hay una decena de peces, que se liberarán en Pascua.
Relata que después de Domingo de Resurrección regresaban al pez al río, como una forma simbólica del ejemplo que nos dio Jesús de Nazaret.
Narra que quienes llevaban esta tradición eran las alumnas de la escuela de niñas de La Cañada. “Lo que sucedió con las diferentes cuestiones bélicas que originaron las guerras de Reforma y con lo que fue el despido de las monjas de los diferentes conventos, llegaron a sus lugares de origen y ahí llegaron a predicar. Aparte de cierto de educación primaria.
Señala que los peces en la presidencia municipal es una forma de seguir la tradición para solidarizarse icónicamente con lo que representa la Semana Santa de 2019. “Ya anteriormente se han colocado para estar a tono con los tiempos en los que se están. Como ya sabemos, Jesús era pescador de hombres”.
En el pueblo de La Cañada residían muchas de esas hermanas que vivían en el convento de Santa Clara, porque hay que recordar que una persona de La Cañada fue la que lo inauguró, que fue la niña María Luisa, en 1606, y que esta misma niña era hija de don Diego de Tapia, que a su vez era hijo de Conín, que después fue Hernando de Tapia, que se ocupó como gobernador de la ciudad de Querétaro hasta 1571”.
Después de la Guerra de Reforma, todas estas niñas regresan a sus lugares de origen, donde secretamente inculcaron la doctrina cristiana, que combinaban al mismo tiempo con cierto tipo de conocimientos. Fueron las niñas de Santa Clara las que iniciaron la tradición de adoptar un pez en tiempos de Semana Santa.
Pérez Lara recuerda que la última vez que vio una manifestación de esta costumbre fue en 1978, en la calle de 16 de septiembre, en la ciudad de Querétaro, en una fuente que está en la esquina de 16 de Septiembre y Altamirano, muy cerca de Oasis del Niño, donde hay un dispensario para los menores en situaciones de vulnerabilidad.
En la fuente de la presidencia municipal de El Marqués, en La Cañada, los peces nadan. Algunas personas se acercan a verlos, pero desconocen el motivo por el cual los animales se encuentran en el lugar. Una mujer, de nombre Jannet, quien espera para hacer una trámite en la presidencia, pregunta a Pérez Lara la razón por la cual están los peces. Explica a la mujer, quien desconocía la historia y quien queda asombrada por la tradición.
Gustavo Pérez Lara toma un poco de alimento de peces y les da de comer. Jannet hace lo mismo, entusiasmada por la anécdota de la tradición de La Cañada.
El mismo Pérez Lara explica que entre quienes tenían la costumbre de adoptar un pez durante la Semana Santa, era Luciana Hernández Amaya, quien fue tía del catedrático de la UAQ, Mariano Amaya Serrano.
“Al llegar a la Ciudad de México a hacer su servicio católico, adoptó el nombre de Sor María de Lourdes. Después, en León, Guanajuato, hizo un convento advocado a la Virgen de la Concepción. Hace unos cinco años falleció, pero es un ejemplo de la propagación de la fe cristiana en La Cañada”, precisa.