Armar un rompecabezas adquiere un valor especial, pues a diferencia de otros pasatiempos o juegos, siempre se recordará el momento, con quien se armó, las anécdotas con seres queridos o estando solos, dicen Daniela Castorena García y Antonio Gallegos. Ella, maestra de secundaria, junto con su esposo, encontró como pasatiempo armar rompecabezas, así como un ingreso extra durante la pandemia. Pues la venta de éstos ha crecido durante el confinamiento.
El local, ubicado en una plaza comercial de la ciudad de Querétaro, tiene poco tiempo de abrir sus puertas. Al interior, los aficionados a los rompecabezas cuyo día mundial se celebra el 29 de enero, pueden encontrar variedad de éstos. Desde los más sencillos, para niños, hasta de mil 500 piezas, para expertos.
Criminóloga de profesión, Daniela señala que siempre le gustó relacionarse con las personas. “La criminología me llevó a la docencia, el querer prevenir en adolescentes justamente porque creo es una etapa complicada y determinante para muchos, me gusta ser esa guía y ese apoyo para ellos.
“A raíz de la pandemia, mi esposo [especialista en seguridad electrónica] se quedó sin trabajo. Acabábamos de tener una hija y necesitábamos el ingreso extra y nos gustaba mucho armar rompecabezas y ya sabemos que el encierro, era de ‘ahora que hago en mi casa’, pensamos que la forma más barata sería armar rompecabezas y a lo mejor generar un ingreso extra”, dice.
Narra que lo que más le llamó la atención de este proyecto fue estar en contacto con gente que estaba cayendo en depresión y que se levantaba de cama sólo para seguir armando un rompecabezas.
“Está comprobado científicamente que es un gran apoyo para la depresión, porque nuestro cerebro reconoce que cada que encontramos una pieza, esta pequeña gotita de satisfacción, de pequeños éxitos y logros, se conjuntan en un final que es el rompecabezas terminado, siendo gratificante”, comenta.
Daniela dice que el pasatiempo ayuda a la ansiedad, a la resolución de problemas, al manejo de la frustración, paciencia, concentración, al pensamiento lógico-matemático.
Ella explica que la tienda ha sido el pretexto para crear una comunidad de puzzleros, pues pareciera que es un pasatiempo muy solitario.
Es para “conocer a gente que le gusta lo mismo, que disfruta igual que tú, que es igual de intenso que tú, compartir historias. Luego nos comparten los rompecabezas que están armando. Se vuelve una comunidad, porque no te sientes tan solo”, comenta.
Destaca que por la pandemia muchas de las fábricas que los manufacturan, en su mayoría europeas, pararon actividades, por lo que el stock disminuyó, también debido a la demanda de artículos y pasatiempos que la gente buscaba para hacer en casa en familia durante el confinamiento por la pandemia.
Añade que al iniciar el negocio hubo cierto temor por invertir en algo desconocido, no sabían si tendría éxito. La familia vivía de su salario de docente, su marido había perdido el empleo y necesitaban pagar deudas. Sin embargo, su esposo, con espíritu emprendedor le dio ánimos para que entre los dos sacarán adelante el proyecto.
En mayo de 2020, invirtieron en la compra de rompecabezas, hicieron un pequeño catálogo en PDF para amistades. Vieron que la gente respondía. Abrieron un muro en Facebook, además vendían los rompecabezas en estacionamientos de centros comerciales, con temor por el virus de Covid.
Después pasaron a la cochera de sus padres, donde estuvieron un tiempo. En enero de 2021 se cambiaron a un local en la colonia El Jacal, estuvieron hasta noviembre y en diciembre se mudaron a una plaza comercial donde están ahora, en este último local organizaron un torneo de armado de rompecabezas.