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El Club de Leones alberga la exposición La Sábana Santa, que muestra a los asistentes la historia y los análisis hechos a una de las reliquias más veneradas de la cristiandad en todo el mundo..
El lienzo de lino de 4.36 por 1.13 metros con la imagen de un hombre que fue supuestamente crucificado y con el aspecto físico que se cree es Jesús de Nazaret es el objeto más estudiado por la ciencia.
Para unos es la mortaja de Cristo, para otros sólo una pieza de devoción creada por un artista de la Edad Media.
Piezas originales de la época de Cristo, como monedas con la imagen del César, clavos hallados en excavaciones arqueológicas, una punta de lanza romana, entre otros objetos, se pueden apreciar en la exposición.
La luz es tenue, y la salas de las que está compuesta la exhibición están separadas entre sí por paños negros. El inicio de la exposición está dedicado a un breve repaso de cómo llegó la Sábana Santa hasta Turín, Italia.
Jorge Corona, encargado de la exhibición en Querétaro, explica que la muestra tiene su origen en Salamanca, España, y en México la capital queretana es la sexta ciudad que visita, pues ya estuvo en la Ciudad de México; Xalapa, Veracruz; León, Guanajuato; Morelia, Michoacán, y Guadalajara, Jalisco.
Indica que la exposición cuenta con más de 250 piezas, de las cuales, alrededor de 50 son de la época de Cristo.
Hay, en una vitrina, unas monedas semejantes a las cuales, se cree, recibió Judas Iscariote por entregar a su maestro. De las 30 monedas en exhibición, una de ellas es original, rescatada de una excavación arqueológica.
Otras de las piezas originales que son muy importantes, indica, es la punta de una lanza que cuenta con las características de las usadas por los soldados romanos. Incluso tiene rastros de sangre A positivo, la misma sangre presente en la Síndone.
La historia de la Sábana Santa comenzó en 1898, cuando el fotógrafo aficionado Secondo Pia, tomó tres fotografías de la Síndone. Cuando la reveló descubrió que la imagen del hombre era un positivo, descubriendo mayores detalles de la imagen.
Corona explica que la preparación y montaje de la exposición se llevó más de 15 días, debido a que se deben de armar todas las salas y darles continuidad.
Abundan los cuadros, las imágenes de Jesús, y cómo fueron cambiando desde las primeras imágenes que eran más similares a las del dios Apolo, hasta que de pronto, en un momento de la historia, la imagen comenzó a ser más familiar con la que se conoce.
Desde los Templarios
Una parte interesante de la exhibición es la dedicada al juicio de los Templarios, que se dice eran dueños de la Síndone, hasta que el Vaticano disolvió la orden, incautando sus bienes.
Otra de las secciones es la destinada a los exámenes científicos hechos incluso por la NASA, así como los estudios de Carbono 14, que dataron el sudario entre 1260 y 1390, aunque muchos consideran que el incendio en el cual sufrió algunas quemaduras y la exposición a los elementos pudo cambiar su composición.
Jorge Corona apunta que a todos los visitantes les agrada la exposición, “a la gran mayoría les conmueve, salen con sentimientos encontrados cuando ven el sufrimiento que padeció el hombre de la Sábana Santa. Algo que tiene esta exhibición es que no es totalmente religiosa. Compartimos diversos temas como son religiosos, culturales, históricos y artísticos. Tenemos que estar relacionados con la religión, porque es parte de la historia de la Síndone”.
El recorrido
Los visitantes que se encuentran en la exhibición avanzan de manera lenta, de acuerdo al ritmo de la narración a través de los audífonos que llevan. En algunas partes, como la sala donde se hace la explicación forense de la crucifixión se quedan más tiempo mientras observan los argumentos médicos de la muerte del hombre de la sábana.
Una réplica en madera del rostro de hombre atrae, pues muestra las lesiones sufridas, como la nariz rota y el pómulo derecho inflamado. Ambas heridas debido a un golpe contundente.
En la última sala se muestra un facsímil de la Sábana Santa en tamaño natural, con una escultura del hombre hecha con todos los detalles, con todas las heridas infligidas en su cuerpo, como los golpes recibidos con los látigos romanos llamados “flagrum”, cuyas puntas terminaban en una bola de metal.
También las huellas de la corona de espinas, así como las heridas de los clavos en pies y manos. En las manos, las heridas están en las muñecas, pues físicamente es imposible que un cuerpo se sostenga de las palmas, pues se desgarrarían en poco tiempo.
Hay también dos relicarios, réplicas de los que contienen las piezas de la Síndone que fueron cortados para las pruebas del Carbono 14.
Los rostros de quienes salen de la exhibición son de tristeza. La información es abrumadora, los estudios no son concluyentes.
La imagen se formó en fracciones de segundo, se dice en una parte de la exhibición. Mueve la fe y reta a la lógica.
Muchos comentan que saben cosas nuevas de la Sábana Santa, de la historia de su camino por Europa y Medio Oriente, de los estudios, de los análisis. Algunos salen con más dudas que respuestas.