La plaza central de Santa María Magdalena se llenó de gente que, plato en mano, esperó su turno para recibir su ración de mole, arroz, pollo y tortillas, en la tradicional Feria del Mole y la tortilla 2024, y que este año cumple más de tres décadas.

Aunque inicialmente el evento estaba programado para las 13:00 horas del 22 de julio, día en el que se conmemora a Santa María Magdalena, comenzó hasta las 14:00 horas. Primero, se realizó la Eucaristía en el templo del centro de la comunidad.

Afuera, la fila era de cientos de personas. “Son más de 800 ahorita”, dice una joven que es parte de los organizadores, aunque esperan a más de tres mil durante el evento.

María Teresita León Torres, se dedica al hogar y hace mole. Originaria de Santa María Magdalena dice que hace este platillo en las fiestas de sus nietos y de sus hijas, pues es la tradición que su mamá le enseñó.

Señala que, además de la receta tradicional de su madre, ella le ha agregado ingredientes para hacer del mole algo más rico. “Mi mamá me dejó su receta. Yo ya veía cómo lo preparaba y se me fue grabando. Me decía: ‘Mira, se le pone tanto de ajonjolí, tanto de almendras’, me iba diciendo las porciones, pero yo también investigaba. Fui poniéndole ingredientes extras, para que agarrara otro saborcito. Gracias a Dios a la gente le ha gustado, porque cuando hago en la casa todos me felicitan”.

Teresita sonríe mientras dice que en Santa María Magdalena la conocen como “Chabela”, porque tuvo una hermana mayor llamada Isabel que falleció, y cuando ella nació, su padre dijo que ya había llegado otra “Chabela”.

“Chabela” comenta que hace muchos años no participaba en la feria, que incluso ganó el primer lugar cuando se competía. Luego sólo acudía a dar mole. “Ahora ya no es concurso, nada más es regalar el mole. El año pasado no participé, pero este año le dije a mi marido que iba a venir a dar mi mole. Yo no sabía que nos iban a dar el pollo, pero la delegación de Carrillo nos lo dio”, comenta.

Además del mole y el pollo, las participantes dan arroz y tortillas, pero Teresita hace pasta que también sirve con el arroz porque dice, cuando ella se decide a dar, lo hace a lo grande.

El proceso para elaborar el mole comenzó desde el domingo en la mañana, cuando se prepararon los ingredientes.

En otra mesa, Irene Hernández de Santiago llega con su familia para repartir el mole que ella hace. Ella es ama de casa y señala que le gusta hacer mole desde hace 15 años y que también lo vende sobre pedido en vasos con la pasta verde o roja para comer en casa. Dos kilos son para 30 personas, afirma.

Bianca Ortega, organizadora del evento por parte de la parroquia de Santa María Magdalena, dice que la feria cumple 36 años. La gente de la comunidad comenzó a dar el mole a los asistentes por la realización de la fiesta patronal y después lo llamaron la Feria del Mole, que se celebra cada 22 de julio, día de Santa María Magdalena.

“Era una forma de recibir a todos los visitantes que venían. Aquí, el 90 por ciento de las familias saben hacer mole, era el platillo que podían ofrecerles. Después, cuando entró la delegación (Felipe Carrillo Puerto) hicieron un concurso. Hubo un tiempo en el que se premiaba con un jurado y se les daban reconocimientos. Después pasamos a degustación para quien quiera participar. Ahora lo regalan y ya no se califica”, abunda.

Desde hace tres años solo hay degustación y en esta edición de 2024 participaron 16 familias, aunque por lo regular son 25; sin embargo, muchas de las mujeres que hacen el mole están participando en estos momentos en la peregrinación de la Diócesis de Querétaro al Tepeyac.

Este año, acudieron muchas personas que no son de Santa María Magdalena, por lo que la asistencia es mayor que en otros años. En ediciones pasadas la mayoría de los comensales eran de la misma comunidad.

Esta feria, dice Bianca, ayuda a la economía de Santa María Magdalena, pues los visitantes acuden, prueban el mole, se llevan el contacto de las familias que lo preparan y regresan en otras ocasiones a comprar.

Antes de comenzar la degustación los sacerdotes de la parroquia de Santa María Magdalena bendijeron a todos los participantes y a los alimentos.

Un grupo musical acompañó el convite, mientras los comensales buscaban un lugar donde sentarse. Este año, como las autoridades prohibieron los platos desechables, cada comensal debió llevar su plato y cubierto, además de su vaso. Fue un festejo tradicional y ecológic

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