Más Información
Los tejidos otomíes estuvieron más vivos que nunca. Presentes en todos los productos posibles como bolsas, carteras, zapatos, mochilas, tazas, llaveros y, por supuesto, muñequitas y muñecos hechos de trapo.
Un pequeño tianguis improvisado se tendió en el suelo de la plaza de Los Arcos, donde Lele, la muñeca indigena de seis metros de altura, culminó su gira por el mundo.
Ni el sol abrazador de la tarde impidió que Lele despidiera a sus visitantes. La simpática muñeca, como siempre vestida con colores vivos y mexicanos, recibió sonriente a las familias que hicieron fila para tomarse una fotografía con ella; la espera para retratarla llegó a ser de hasta de 45 minutos.
“!Ah! Aquí está la muñecota”, “Creo que ya es el último día”, “¿Están formados para la foto?” decían los turistas y locales que pasaban por la plaza de Los Arcos.
No todos las personas que esperaban por una fotografía con Lele eran turistas, también hubo muchas familias queretanas que entre todo el caos y el estrés de las últimas compras escolares hicieron una pausa para retratarse con la muñeca indígena.
“Pues mire, nosotros andamos de aquí para allá comprando útiles y mochilas porque los niños ya este lunes entran a la escuela, pero no nos aguantamos las ganas y decidimos formarnos aquí un ratito para que los niños tuvieran su foto con la muñeca; aunque nos quememos un poquito en el sol, vale la pena por un bonito recuerdo”, cuenta Lourdes Galván, mientras carga bolsas y más bolsas repletas de cuadernos, lápices y cajas de zapatos.
Por otro lado, Mariana y Carlos son dos jóvenes turistas que también esperan en la fila para tomarse la foto con Lele.
“Ya habíamos visto a Lele por redes sociales, sus fotos de cuando estuvo en Londres y en otros países, personalmente siempre me han gustado mucho estas muñecas artesanales, o de trapo, tengo una pequeña colección en mi casa, y entonces saber que Lele estaba aquí en Querétaro, al mismo tiempo que nosotros, fue muy padre, y no podía irme de aquí sin mi foto con la muñeca, será un detalle más para mi colección”, comenta la joven de 29 años, originaria del estado de Guanajuato.
Debajo del sol
Mientras los turistas esperan su turno bajo el sol abrasador, los artesanos aprovechan el tiempo de espera para vender sus productos. Todo tiene la imagen de Lele y otros toques mexicanos, como flores de colores, bordados en cruz y una que otra imagen de la pintora Frida Kahlo.
Los productos van desde los 80 hasta los 700 pesos, hay clientes para todo. Los hombres y mujeres artesanos no compiten entre sí, respetan un precio unificado y los clientes también se ajustan a eso. Tal vez la carga simbólica con la presencia de Lele los hace valorar el trabajo hecho a mano.
“Pues ahorita que tuvimos aquí a la muñeca las ventas sí estuvieron muy bien, la gente se quedaba muy contenta con su foto con Lele y se querían llevar algún recuerdito, por eso se llevaban la muñequita o el muñequito, o la bolsa o las diademas de colores. Lo malo es que ya hoy fue el último día que tenemos a la muñeca en Querétaro, esperemos que las ventas no bajen ahora que se vaya la muñequita.
“A las personas les diría que no dejen de consumir las artesanías queretanas, que aunque Lele ya no esté aquí en Querétaro sigan comprando lo que hacen las familias de artesanos, porque esto es un trabajo de todas nuestras familias, le dedicamos mucho tiempo, es muy tardado hacer todos estos tejidos”, comenta la artesana indígena Jacinta, quien se refugia del sol bajo la sombra de un árbol con su niña en brazos, todo esto sin dejar de atender a los turistas que preguntan por el precio de una y otra cosa.
Por el mundo
Lele partió de Querétaro hace meses para fungir como embajadora en varios países del mundo. La muñeca visitó Madrid, España; Londres, Inglaterra; Shangai, China; Sydney, Australia; Chicago, San Francisco, Los Ángeles, Montreal y Canadá. En esta gira, la muñeca de seis metros de alto generó más de cien millones de impactos en los puntos de exhibición, según la Secretaría de Turismo.
Del 9 al 11 de agosto estuvo en Amealco para inaugurar la edición 18 del Encuentro de las Culturas Populares y los Pueblos Indígenas en Querétaro, evento que pretende fortalecer y promover las distintas manifestaciones culturales e indígenas, y en el que Lele fue la invitada de honor.
Después de su visita en Amealco, la muñeca indígena se trasladó a la capital, donde fue instalada en la plaza Los Arcos. Con esta visita a Querétaro se cierra un ciclo de viajes para promover la cultura mexicana.
Con la exposición de Lele en distintas partes del mundo, la conclusión final de muchos queretanos fue la misma: valorar el trabajo de los artesanos y la importancia de consumir local.