Como marca la tradición, la venta de uvas para recibir al Año Nuevo aumenta entre los comerciantes, pero con la demanda, el precio del kilo de este producto también sube. Este año, en mercados públicos de la capital queretana el precio alcanza los 140 pesos por kilo.
La versión más reconocida sobre el origen de la tradición de comer 12 uvas para recibir el año se remonta a principios del siglo pasado, en 1909, cuando los agricultores españoles tuvieron una cosecha excedente de uvas y decidieron venderlas en diciembre, diciendo que eran de buena suerte.
Según la tradición, cada uva es un deseo o un propósito que se quiere concretar durante el año que comienza.
En tiendas de autoservicio, el precio del kilogramo de uva, hasta el martes, se encontraba, dependiendo de la uva, entre los 90 y los 80 pesos por kilo. Mientras que en el mercado de La Cruz, alcanzó los 140 pesos.
Los comerciantes señalan que el precio es por la calidad del producto, pues es de primera.
La clientela, principalmente mujeres, se acerca a los puestos, donde los racimos de uvas se encuentran dentro de bolsas transparentes. Preguntan el precio y cuando lo reciben la expresión en los ojos es de asombro. Optan, en su mayoría, por comprar un kilo. Llevar más es un lujo para la gran mayoría.
Mercados como el de La Cruz registra en los últimos días de 2021 gran afluencia de clientes. La mayoría busca los ingredientes para la cena de Año nuevo, menú en el cual no pueden faltar las uvas.
El estacionamiento de este mercado y los alrededores del mismo dan cuenta de la cantidad de clientes que acuden. Encontrar un lugar para estacionarse se convierte en un ejercicio de paciencia.
Aunque el fin de año suele ser una celebración más abierta, muchas familias queretanas prefieren llevarla a cabo entre los mismos parientes que con los amigos, por lo que preparan una cena especial.
Las tradiciones como brindar, las uvas y la ropa interior de colores rojo o amarillo, no pueden faltar. Son costumbres que han ganado popularidad.
“Ahorita el precio se ha mantenido a 140 pesos. Esperemos que baje, que se tenga más producto. No ha habido uvas. Teníamos, pero la verdad estaban muy manchadas.
“Nos llegó una uva muy buena de calidad”, dice una vendedora del mercado de La Cruz.
“Es una uva peruana y una americana [estadounidense]. Las dos están súper buenas. Esperemos que lleguen un poco más económicas, esperemos, y si llegan más económicas, las bajamos”, señala.
La demanda es alta. De tres clientas que llegan a un puesto, las tres, además de llevar otros productos, preguntan por el precio de la uva y se llevan al menos un kilo. Una joven mujer pide una bolsa. Otra vendedora le pesa el producto a la clienta, quien acepta el peso y el precio que tendrá que pagar.
Otra comerciante explica que la demanda de uvas apenas comienza y que el 31 de diciembre es el día de mayo venta.
El diálogo entre dos clientas evidencia la sorpresa por el precio de las uvas. Una de ella comenta que es muy caro, que deberían buscar en otros lugares, ver si un supermercado o dentro del mismo mercado se encuentran más económicas.
La otra clienta responde que deberían llevarla de una vez, pues el “mero” día los precios son más altos y la calidad disminuye, que deberían comprarlas de una vez.
La vendedora ofrece un par de uvas a las clientas para convencerlas de llevar el producto. Una de ellas acepta, prueba una uva y se convence.
Apenas se van las clientas y llega otra. Una mujer mayor, quien pregunta el precio y luego pide dos kilos. Recibe su producto y se marcha.
En otro puesto una pareja lleva cuatro bolsas de uvas. Unos tres kilos y medio de producto, lo que representa alrededor de 500 pesos en uvas.
En la mayoría de los puestos de frutas la escena se repite. Las frases “¿cuánto cuesta la uva?”, “me da un kilo”, “déjelo así, ¿cuánto va a ser?”, son las más usadas. Son las clientas que llevan las uvas, a pesar del precio tan elevado, casi como un kilo de bisteces, e incluso más cara que otros cárnicos.