La pandemia que provocó el Covid-19 obligó a que los responsables del asilo San Sebastián buscaran opciones para hacerse de recursos, de esa necesidad surgieron Don Sebas y Doña Tiana, dos muñecos de tela que ya se convirtieron en emblema del asilo.

El sacerdote Alejandro Estrada, responsable del asilo San Sebastián, detalló que hace más de tres años comenzó el proyecto, cuando dejaron de recibirse apoyos, pero los gastos se mantenían, sobre todo ante la necesidad de adquirir frecuentemente pañales, toallitas húmedas y medicinas. Un adulto mayor llega a necesitar 6 pañales al día, la medicina para evitar el deterioro mental puede ser de mil 500 pesos.

A la vejez se le debe pintar de color, no tiene razón para ser gris, con esa idea fue que se convenció a doña Esperanza, a utilizar sus habilidades para coser muñecos que permitieran al asilo hacerse de recursos a favor de a los adultos mayores y a ella tener un ingreso.

Doña Esperanza vive en su propia casa, es también de la tercera edad y madre de un sacerdote, para la fecha en la cual se le contactó pasaba por un momento de tristeza, al que se sumaba la pérdida de algunas de sus funciones. Elaborar los muñecos le sirvió de terapia ocupacional.

Cada que se le hace un nuevo pedido se le solicita con tiempo, para que tenga oportunidad de elaborarlo a su ritmo y en sus ratos libres, son 50 los que se le encargan cada ocasión, cuando se logran vender 25 se le hace un nuevo pedido.

La venta de muñecos jamás es igual, se registran temporadas en las que los 50 muñecos se venden en un periodo de tres meses, pero también llegó a registrarse el mes en el que se vendieron todos.

Cada muñeco se vende a 350 pesos, lo que genera una ganancia directa para el asilo de aproximadamente 100 pesos, uno de los principales medicamentos que se busca comprar es la memantina, es cara y tiene un valor muy variable a partir de la farmacéutica de la cual se logra conseguir, ayuda a reducir la pérdida de memoria en pacientes con demencia. El apoyo de doña Esperanza y de quienes compran los muñecos, es de alta importancia, toda vez que muchos de los abuelitos del asilo carecen de dinero para comprar su medicina.

Otra gran idea que se tuvo se aplicó con Lolita y Rosita, a San Sebastián se le regaló una sesión fotográfica que permitió se convirtieran en la imagen del asilo. Cada una se divirtió posando, Lolita se vistió de azul y jugó con su abanico, debe usar andadera, pero cuando era joven realizaba senderismo, subió el Popocatépetl, el Iztaccíhuatl y al Pico de Orizaba, todo eso le ayudó para evitar que su demencia fuera tan acelerada. Se le vio en la sesión fotográfica contenta, realizada y feliz, declaró el sacerdote.

Tanto ella como Rosita tienen mucha energía, con la diferencia de que Rosita presenta una forma más acelerada de demencia, le gusta bailar y tiene buena movilidad, gracias a que hacía ejercicio.

Entre lo que más le gusta hacer es esperar a sus familiares en la puerta del asilo, por lo que siempre se le dice que llegarán más tarde.

“Todo lo que nosotros hemos tratado de hacer es precisamente para los recursos, porque cada vez es mucho más complicado, tuvimos la dificultad de la pandemia y, luego, obviamente la inflación va haciendo que suban los precios y, por lo tanto, que sea mucho más caro obtener los recursos, por eso es que estamos en campaña constantemente para visibilizar la vejez”, expuso el sacerdote.

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