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El payaso Shaggy Tripa Seca aprovecha el ajetreo de las vacaciones de invierno para trabajar en la pequeña central camionera ubicada junto al Centro Cultural Manuel Gómez Morín. Bromea con algunos pasajeros cargados de bolsas y maletas mientras anuncia a gritos las próximas salidas de los autobuses. ¡Para Huimilpan! ¿¡Quién va para Huimilpan?! ¡Atongo! ¡Ejido Patria! ¡El Tejocote!
El joven de 23 años de edad trabaja como payaso desde hace 10 años. Para él, ser payaso es un estilo de vida y no un trabajo improvisado para ganar unas monedas.
“Yo tengo planes de estudiar sicología, y mientras eso pasa me gano la vida con mis presentaciones de payaso, es algo que verdaderamente me llena, aunque no es fácil porque no todos valoran mucho este tipo de humor, no siempre somos bien recibidos, pero es parte del trabajo, todos pensamos diferente y eso lo entiendo”.
Moisés Argueta, quien usa el nombre de Shaggy Tripa Seca cuando se viste y actúa como payaso, refiere que las vacaciones de invierno son una buena temporada para su personaje, pues la gente parece estar de buen humor y es más fácil que se desprenda de una o dos monedas, aunque en este oficio, dice, se encuentran todo tipo de personas; desde las que evitan soltar una carcajada, hasta las personas que no tienen empacho en divertirse con las ocurrencias del payaso.
"Vienen contentos de ver a sus familiares o están contentos porque van a visitarlos, o a lo mejor es algo tan simple como el hecho de que están disfrutando sus vacaciones y todo eso influye, entonces pues hay que aprovechar ese buen humor, esa buena vibra, porque a veces también es muy difícil realizar el trabajo de payaso, a veces hay mucha mala vibra o antipatía en el aire, hay de todo en esta vida”.
Moisés reconoce que un payaso es un personaje extrovertido y transgresor, que dice lo que piensa, sin filtros, tal vez envalentonado tras la máscara de maquillaje blanco.
“Sabemos que un payaso es un personaje escandaloso, ruidoso y a veces hasta incómodo; tú ves a un payaso y muchas veces no sabes cómo vas a reaccionar, o cómo va a reaccionar él, entonces pues hay gente a la que no le gusta estar cerca de nosotros y lo demuestra, nos ignora, nos hace mala cara, pero pues nosotros como payasos debemos entender eso y no ofendernos ni molestarnos de nada; sabemos que hay distintos gustos y hay quien no le guste nuestras presentaciones, pero pues hay que seguir adelante”.
Cuando Moisés Argueta tenía aproximadamente 13 años de edad, sintió el deseo de convertirse en payaso; nunca antes algún otro miembro de su familia se había dedicado a eso, pero él se inspiraba en personajes cómicos como Tripa seca, interpretado por Ramón Valdés en El Chapulín Colorado, de donde obtuvo lo que él llama “su nombre artístico”.
Comenzó actuando en pequeños festivales en escuelas o en fiestas de barrio, pero con el tiempo viajó a distintas ciudades del Bajío para presentar su personaje de payaso. Esa experiencia de viajar y dedicarse al cien por ciento a la actividad de payaso le ha permitido considerar cada uno de sus monólogos como verdaderas presentaciones profesionales, pues dice, ser payaso es algo serio, que implica disciplina y dedicación.
“A los chavos que tienen el deseo o la inquietud de convertirse en payasos, yo les aconsejo que lo hagan por amor a esta actividad, por amor a estar en contacto con las personas y siempre sacarles una sonrisa; se puede vivir muy bien y contento con esta actividad de payaso, pero hay que hacerlo por pasión, no como algo que nos ayuda a ganar unas monedas y nada más”, menciona el joven de 23 años.
“Yo por ejemplo tengo planes de estudiar sicología, estoy esperando las fechas correctas para aplicar el examen, pero no pienso dejar de lado mi trabajo como payaso, es algo que realmente me llena, que me da satisfacción, que no pienso dejar nunca. De hecho, no lo había pensado, pero tal vez mis ganas de aprender sicología vengan del gusto que tengo por hacer sentir bien a las personas, por entenderlas y hacerles pasar un buen rato”.
Moisés Argueta, o Shaggy Tripa Seca como lo conocen sus amigos que también son payasos, dice que con esta actividad ha crecido también como persona, pues ha aprendido a sobrellevar las tristezas y los malos ratos para hacer feliz a los demás.
“Yo creo que es algo que a todos los payasos nos pasa, hay días en que nos sentimos tristes, preocupados o nerviosos, pero aprendemos a controlar eso y a poner nuestra mejor cara”, comenta Shaggy Tripa Seca mientras retoma su conversión con los pasajeros que esperan en la terminal de autobuses.
Ayuda a la gente con su equipaje, fisgonea entre las bolsas y maletas, se roba la sonrisa de algunos pasajeros e incluso se sube con ellos al camión para presentarles un breve monólogo que les haga más ameno su camino.
bft