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Luis Alfonso López es cirujano dentista, pero su pasión es la ufología desde hace más de 30 años, pues desde niño está convencido que la humanidad no está sola en el universo y que la vida, como se puede encontrar en este planeta, puede existir en otro; “siempre he creído que estamos acompañados por alguien”.
Comenta que siempre se dedicó de manera privada al estudio del tema, hasta 2010, cuando presentó en público sus investigaciones. Eso lo llevó a tener algunos espacios en diversos medios de comunicación, destacando como un ufólogo conocido al que busca la gente por sus trabajos, tanto dentro como fuera del estado.
Su primera investigación, recuerda, fue en ese 2010, cuando reveló el caso de unas bolas de fuego, a las que llaman “brujas”, muy comunes de ver en el municipio de Huimilpan.
Son como bolas de fuego color rojo o naranja que tienen un movimiento oscilante, que suben y bajan, algo parecido a lo avistado en días recientes en Tijuana, Baja California, pero que son del tamaño aproximado de una persona. Dice que siempre viajan en grupos a velocidades muy altas. En las leyendas mexicanas se dice que estas “brujas” se aparecen donde hay recién nacidos, para matarlos y beber su sangre.
Este 2 de julio se conmemora el Día Mundial de los Ovnis, que coincide con el día en que ocurrió el acontecimiento conocido como “El incidente Roswell”, según el cual, en 1947 se impactó una nave extraterrestre en las cercanías de esa población de Nuevo México. Este caso se considera como el precursor de la ufología moderna.
Comenta que cuando les avisan que hubo un avistamiento en algún lugar, es complicado que el hecho se vuelva a repetir. “Es un poquito de feeling o de conocimiento. Como decíamos, la Peña de Bernal es un lugar de avistamiento. De 10 veces que voy, a lo mejor uno sí capturo. Los otros nueve días son perdidos, no se tiene éxito en la investigación”, resalta.
Recuerda que anteriormente hacía campamentos nocturnos, para los cuales se elegía algún lugar fuera de la ciudad para buscar los objetos, ayudados con cámaras infrarrojas y equipo especializado, pero era complicado, porque algunos de los participantes entraban en pánico. Luego, agrega, una persona lo quería demandar porque se había enfermado a raíz del avistamiento que tuvieron, por lo que decidió no continuar con esas prácticas.
“Esa vez [hace 10 años] tuvimos la presencia de un ser, de un ente, fue por Taponas, rumbo a Huimilpan, en una laguna en la que me reportaron que habían visto luces y que se había secado ese bordo.
Fuimos, nos presentamos 10 personas y nos apareció un ser como de tres metros de alto. Se veía como fluorescente, como difuminado, como cuando hay cargas eléctricas. Tengo fotografías, y de ese hecho esta persona [que lo quería demandar] quedó muy afectada”, narra.
Señala que nunca regresó a este lugar por seguridad, y que muchas personas se lo toman a la ligera, cuando puede existir un riesgo potencial o, bien, portales hacia otras dimensiones.
Sobre los contactados, expresa que es un poco escéptico, pues quienes han tenido encuentro con otros seres se esconden, tratan de evitar algún tipo de entrevista, ya que la experiencia no es grata. El acontecimiento se compara con sufrir un ataque físico violento, en el que el afectado lo que menos quiere es hablar del suceso.
“Sí dudo que haya [contactados en Querétaro], pero los que hablan, cobran y hasta están vacilando, la verdad, para mí, son charlatanes. Realmente, el 95% de los contactados públicos son charlatanes. Sólo el 5% sí tuvo algún tipo de contacto”, subraya.
Sostiene que, en su caso, no cobra por ofrecer entrevistas, congresos o pláticas a las cuales lo invitan, porque el fenómeno ovni “es de todos”.
Apunta que muchos avistamientos de objetos no son ovnis, ya que pueden ser desde aviones que vuelan muy alto, basura espacial, satélites, u otros objetos hechos por el hombre, por lo que se deben de descartar primero todas esas opciones.
Sobre la pregunta de por qué atrae el tema de los ovnis, Luis indica que puede ser por dos factores. Uno, porque lo desconocido siempre llama la atención, da miedo y causa morbo en algunas personas, ello los motiva a investigar.
“Otra, es que se nos han ocultado muchas cosas. Acabamos de tener avistamientos en Tijuana y en Mérida, impresionantes, e inmediatamente salen a desmentir, a decir que eran barcos pescadores de calamares, que fueron experimentos de Estados Unidos, sobre ciudades tan grandes como San Diego o Tijuana. Siempre se nos niega [… ] se nos ocultan muchas cosas”, enfatiza.
Por otro lado, sobre el caso reciente de una joven que dijo que hablaba un lenguaje extraterrestre, Luis Alfonso considera que ello no ayuda a los ufólogos serios y, por el contrario, evita que se tomen con formalidad a los investigadores del fenómeno.
Luis precisa que en caso de tener un contacto con otra forma de vida inteligente proveniente de otro planeta tendría consecuencias globales en la sociedad. Primero, las religiones sufrirían una crisis, pues aparecerían seres superiores a los humanos. En lo económico habría crisis, pues no se sabrían las intenciones que pudieran tener para con la humanidad.
Asimismo, el factor social se vería afectado. Muchas personas se quitarían la vida, perderían la cabeza de ira queriendo atacar a dichos seres. “Es un comportamiento natural del humano, que ante lo desconocido agrede”. Conducta que ha sido influida por el cine y las películas que muestran a los extraterrestres que llegan a invadir de una manera violenta.