Una mujer se acerca acompañada de tres niños al kiosko de jardín Zenea. El más chico no lleva zapatos, lo que llama la atención de las y los voluntarios de una escuela particular de Querétaro que movidos por la solidaridad recolectaron ropa, zapatos, cobijas y juguetes para familias desfavorecidas. “Les enseñamos a nuestros alumnos a ser solidarios, a que no se queden en su burbuja”, dice Silvia Islas, directora del colegio Wexford.
La mujer se marcha, pero es alcanzada por dos chicas que le llevan un par de zapatos. “Espero que sea de su talla”, dice una de ellas, mientras que un hombre que observa la escena se acerca a la mujer y le dice que él le comprará unos zapatos de su talla.
La fila de personas que esperan un apoyo rodea el kiosko del Zenea. Son muchos los que se acercan a recibir una ayuda en estos tiempos de crisis por la pandemia del Covid-19.
Muchos de los que se acercan, incluso los que van con niños, no piden un juguete. Solicitan una cobija o algo con utilidad para las familias. Un juguete puede esperar a otro momento.
La fila de las personas que esperan recibir un apoyo no es la única. Alrededor, en los bancos que rodean al jardín, también hay filas en las que no se respeta la sana distancia. Quienes esperan recibir una ayuda sí tratan de respetar la distancia.
Silvia Islas señala que la dinámica que llevan a cabo en el Zenea involucra a todos los alumnos y papás de los mismos.
“Todos participamos en esta labor de ayudar, sobre todo en estas fechas, en las cuales hay muchas personas vulnerables que no reciben nada. [Lo que hacemos] es un granito de arena que queremos dar”, dice.
Maestros y alumnos voluntarios lidian por momentos con las personas que se aglomeran en torno al kiosko, donde en bolsas de plásticos están juguetes, ropa, zapatos, cobijas, entre otros artículos que donó la comunidad estudiantil del colegio.
Llega un momento en el que se detiene la dinámica, cuando una maestra, con voz de autoridad, les dice a las personas que se hagan hacia atrás y que conserven la distancia entre ellos.
La gente se hace poco a poco hacia atrás. Otros curiosos se acercan a ver qué pasa. Les explican y toman su lugar en la fila, que a pesar de los esfuerzos de la comunidad voluntaria, no disminuye, al contrario, hay cada vez más personas.
“Esto lo hacemos en esta época porque lo que queremos es llevar un mensaje de alegría, pero también que nuestros niños se formen en el valor de la solidaridad, de ver y hacer visible todo esto que no lo es y que está en las calles”, apunta. Apunta que llevar a cabo esta dinámica, con la nueva normalidad, ha sido complicado, pues ha requerido de mucho trabajo y concentración de parte del voluntariado, pero que al final les deja una satisfacción personal hacer algo por los demás.
Precisa que contrario a otros años, cuando llevaban a cabo esta misma actividad, ahora ha requerido de un nuevo protocolo, de una logística diferente, manteniendo todas las condiciones de higiene, de trabajar conservando la sana distancia, de traer todo lo que se entregará en paquetes o bolsas, así como desinfectado, además de pedirle a la gente un poco de paciencia para que les puedan entregar las cosas que fueron donadas por la comunidad estudiantil.
Señala que calculan entregar alrededor de 600 apoyos, labor que se complica por la sana distancia. “Nos acompañan nuestras alumnas de preparatoria, profesores, personal administrativo, que vienen en las camionetas a apoyarnos, así como maestras. Es un trabajo en equipo de muchas personas.
“Estamos alrededor de 20 personas, pero atrás está el trabajo de todos los alumnos”.
Indica que en estos tiempos las dinámicas, como en toda la actividad de la sociedad, cambiaron, y que a pesar de no tener clases presenciales, se buscaron las formas de hacer llegar los donativos a la escuela para la campaña que año con año llevan a cabo.
Hace hincapié en que fueron muy solidarios y que hicieron realidad esta dinámica, que a pesar de la emergencia sanitaria se llevó a cabo.
Las redes sociales también ayudaron, pues a través de las mismas durante varios meses llevaron a cabo para tratar de recolectar lo más que pudieran para estas fechas.
Silvia Islas apunta que para ellos en el colegio es muy importante formar en el valor de la solidaridad a los chicos, para que puedan ser sensibles ante los problemas sociales y ante personas que quizá no tengan privilegios económicos y sociales.
“Para nosotros es muy importante formar valores, formar conciencia en los niños más chiquitos y en los adolescentes, porque quizá ellos vivan en una burbuja, donde desconocen que más de 60 millones de mexicanos viven en pobreza y muchos de ellos en pobreza extrema.
“Lo que queremos es formar en valores, que ellos vivan a través del ejemplo de sus padres y el ejemplo de sus profesores que dar nos llena más, que dar nutre y que ellos de empezar a formarse en esos valores tan importantes, como la generosidad y ser solidarios con quienes menos tienen”, destaca la directora.