El mensaje de Melissa Matrecitos Ávila y Laura Rodríguez Mandujano, jóvenes científicas, es claro: hacen falta más mujeres en las ciencias.

FOTO: DOMINGO VALDEZ
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Por ello, exhortan a las chicas, a las jóvenes estudiantes a que no teman ingresar a carreras relacionadas a las ciencias STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería, y Matemáticas, por sus siglas en inglés), campo que poco a poco se abre más hacia el género femenino.

Este 11 de febrero se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, y esta conmemoración tiene el objetivo de que mujeres y niñas en todo el mundo, tengan una mayor participación en las ciencias.

Melissa, maestra en Ciencias, exhorta a las jóvenes estudiantes a que se acerquen a este tipo de campos del conocimiento. “Somos igual de capaces que los compañeros… no habemos muchas (mujeres en la ciencia)”.

“Sí, corro como niña, porque las niñas sabemos correr. Brinco como niña, porque las niñas también sabemos brincar. Hago ciencia como niña, porque las niñas sabemos hacer ciencia. Hay muchos estigmas de que somos más emocionales, sobre todo en ciencia eso es muy pesado. Pero somos muy afortunadas porque estamos en un grupo donde intentamos fomentar esta inclusión de las mujeres”, refiere Matrecitos.

En tanto Laura, también maestra en Ciencias, narra que su licenciatura fue en Ingeniería Bioquímica y “cuando iba a entrar a la carrera mi papá me decía: ‘De bioquímica ¿quién te va a contratar? ¿Cuándo has visto en el periódico que contraten bioquímicos?”.

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“Sobre todo salir de la casa, ir a estudiar a otra parte fue para la familia algo muy impactante, pero toca aguantar y seguir por el camino”, explica.

Al final, su padre y toda su familia comprendieron su vocación y la apoyan en su carrera científica, además de que parte de su familia sí la apoyaba para seguir su vocación en el mundo de las ciencias. Destaca que al pasar los años comprende que para su familia más cercana el camino de la ciencia no era una opción a considerar para una mujer, pero ella con su ejemplo ha logrado marcar diferencia.

Las jóvenes científicas trabajan en el laboratorio de Biofotónica del Centro de Física Aplicada y Tecnología Avanzada (CFATA) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Campus Juriquilla, en un proyecto que estudia la rigidez celular, medida con pinzas ópticas, en un estudio que es liderado por el doctor Remy Fernand Ávila Foucat, investigador Titular C del CFATA y responsable del laboratorio.

En el caso de Melissa, indica que siempre tuvo el apoyo de sus padres. Les dijo que quería estudiar ciencias y ellos la respaldaron.

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“Lo único que sí es que mi papá es maestro de Educación Física, entonces cuando les decía que estudiaba Física me decían que igual que mi papá, pero les decía que no, que era la de los números. Yo tuve mucha suerte en ese aspecto”, asevera.

Por otro lado, a Laura le hacían comentarios que nadie la contrataría por tener una Maestría o un Doctorado.

“Mis amigas éramos más o menos de la misma idea. Todas estudiamos. Algunas hicimos posgrados y todo bien con ellas. Mucho apoyo de ellas, sobre todo en esos tiempos”, enfatiza.

Melissa, sobre su trabajo, explica que la rigidez de las células es la resistencia que tienen las membranas que cubren a las células y cuánta fuerza se necesita para deformarlas.

Ahora, usando las pinzas ópticas, que usan sencillamente luz, es en realidad la fuerza se describe, se calcula, se mide como el cambio de momento. El momento es una cantidad física que se calcula con la masa por la velocidad. La luz, aunque no tiene masa, sí tiene momento y es este momento cambia cuando la luz, en lugar de viajar en una sola trayectoria lo hace en otra, pudiendo reflejare o refractarse, explica sobre su proyecto.

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“Si tengo un láser altamente enfocado que es la pinza óptica. Al acercarme con unas partículas que tienen ciertas características eléctricas, transparente, máximo en orden de micras, la luz al atravesar la esfera se desvía y esto causa que haya fuerzas por cambió el momento de la luz”, explica.

La rigidez celular se ve afectada por diferentes cambios o enfermedades, como el cáncer, que cambia la rigidez de las células. Conociendo esto, se puede medir la rigidez de las distintas células enfermas, buscando que “migren” en el cuerpo y causen metástasis.

Las células son capaces de modificar el medio en el que viven, llamado matriz extracelular. Células que están haciendo o harán metástasis modifican el medio en que viven, hecha principalmente de colágeno, la modifican para hacerla más duras. “La célula quiere un medio duro para moverse”, señala a su vez Remy Fernand Ávila Foucat.

Melissa Matrecitos apunta que “siempre me ha gustado la biofísica, siempre me llamó la atención. Soy física de formación, entonces tomé clases de biofísica y cosas por el estilo, pero también lo que más me gusta de la física es la óptica”.

“Llegué aquí como una joven de 21 años a una estancia con el doctor Remy. Era por la Academia Mexicana de Ciencias. Te daban las líneas de investigación de los doctores, te ponías en contacto con ellos, platicaban y acordaban la estancia.

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“Entonces yo vi pinzas ópticas. Dije: ‘¿Qué es eso?’ y me puse en contacto con él. Empezamos primero con las pinzas.

“Un año después me habló el doctor, a ver si hacíamos la tesis juntos. Hacemos la tesis. Me gustó mucho trabajar con él y me atrapó con las pinzas… tengo la parte óptica, tengo la parte bio. Yo encantada de trabajar aquí”, celebra.

“Estamos desarrollando conocimiento para posibles, posibles, aplicaciones en biomedicina. Todos los avances científicos tienen bases de ciencia básica, todo tiene una base de conocimiento básico, que se genera, a veces, sin una aplicación científica”, refiere.

“En este caso si hay una aplicación precisa, que es la lucha contra enfermedades, como el cáncer”, explica el doctor Remy, quien además de trabajar con Melissa y Laura, lo hace con el joven científico Édgar Campos, dentro del mismo proyecto sobre células.

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