Dorian, a sus 16 años, se define como trans masc, lo que define como una identidad de género masculino, pero que no necesariamente se consideran hombres, aunque en algún momento lo pueden llegar a ser. Dorian decide, con apoyo y permiso de sus padres, contar su historia, en el Día de la Visibilidad Trans.
Dorian se acurruca en un sillón mientras platica. Su madre y su padre observan desde otro sillón a su hija platicar. Comenta que no ha iniciado su transición, pero que se dio cuenta de ello hace tres años.
Piensa un poco sus respuestas. Dice que no sabe cómo se dio cuenta de su identidad, pero que es un proceso muy largo, que la hace sentir confundida, aunque al final lo acepta.
Señala que su identidad la ha platicado con sus amigas y amigos y la aceptan de buen modo, pues en su grupo de amistades hay otras personas que forman parte de la diversidad sexual.
“Mis amigos me apoyan. Todos me apoyan mucho. La mayoría de mis amigos tienen otras preferencias. Muchos se dieron cuenta hace unos años. Tuvimos varias conversaciones para ayudarnos a descubrir quiénes éramos”, sostiene.
Indica que en su escuela no reciben clases de sexualidad u orientación sexual. Es un colegio conservador y sólo un maestro aborda el tema de la diversidad sexual en sus clases.
Agrega que en su escuela la mayoría de los alumnos son homofóbicos, transfóbicos y racistas, lo que hace que se sienta mal. “Se supone que esta generación debería estar mejor que las anteriores, pero no es así, la verdad es que no”.
Que sean así depende mucho de lo que aprenden en sus casas. Si tienen padres homofóbicos van a crecer creyendo que todo lo de la diversidad está mal. También tiene que ver mucho con lo que ven en internet, por ejemplo el racismo”, subraya Dorian.
Comenta que su padre, a quien le ha platicado su sentir y su identidad, apoya sus decisiones, al igual que su mamá.
Gustavo, padre de Dorian, dice que apoya las decisiones que tome. Al final de cuentas es su hija y eso no cambia en nada. “La sangre siempre llama”, puntualiza el hombre que ronda los 35 años.
“Cuando me dijo cómo se sentía me sorprendió. Pensé que se trataba de algo pasajero, o que era parte de una moda con sus amigos, pero conforme ha pasado el tiempo me di cuenta que las cosas iban más en serio. La verdad, creo que todos los padres debemos apoyar a nuestros hijos.
“No podemos rechazarlos, ni recriminar su actuar. La sociedad ya es intolerante con ellos, por eso debemos hacer de casa el santuario donde ellos se sientan protegidos”, subraya el padre, mientras Elvira, la madre de Dorian, asiente con la cabeza.
Dorian dice a otros chicos y chicas que se sienten mal por la intolerancia y la transfobia que no son los únicos que pasan por eso, que hay mucha gente que los entiende y los quiere apoyar en este proceso que viven como menores trans.
Los padres de Dorian lo abrazan. Lo llenan de besos. Se sonroja ante las muestras de afecto de sus progenitores, quienes vuelven a enfatizar que siempre lo apoyarán, que en ellos tendrá la comprensión que en muchos sectores de la sociedad no pueden tener.