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Tener un ejercicio pleno de sus derechos, como personas autosuficientes e independientes, son las reglas de vida de jóvenes con discapacidad, quienes hacen un llamado para fomentar un Querétaro incluyente.
La fotografía se ha convertido en una de las grandes pasiones de Carolina Martínez. Fotografiar la naturaleza es una de sus actividades predilectas.
La joven de 25 años, con discapacidad auditiva, expresa en entrevista la emoción que sintió al conocer el programa que la acercaría a esta disciplina y a un entorno estudiantil.
Carolina es parte del programa Contigo en la UVM, una iniciativa que coordinan el Centro de Apoyo y Calidad de Vida (Cali) y la Universidad del Valle de México (UVM), para fomentar la inclusión laboral de jóvenes con alguna discapacidad.
“Yo vivía en León, Guanajuato. Me contactaron, me dieron información y cuando vi la hoja con la información [del programa], dije: ¡wow! ¡Qué padre! Me emocioné, lloré, toda mi familia me apoya, me ayuda, siempre me apoyaron, me ayudaron”, narra.
Carolina se describe como una mujer joven, independiente, con una vida por delante. También habla de sus derechos, de los derechos de las personas con discapacidad, el derecho a desarrollar una vida como la de cualquier otra persona.
“Ya somos adultos, jóvenes, ya no soy una niña. Soy independiente, con una vida adelante. El joven con discapacidad tiene derecho a estudiar, al trabajo, a una vida por delante”, explica.
Carolina llama a las personas con discapacidad a cumplir sus sueños, sus expectativas de vida, como ella lo ha hecho:
“Yo digo que todas las personas con discapacidad deben cumplir sus sueños, a estudiar la carrera que quieren, a estudiar, a salir adelante, a trabajar, a tener una familia, a cumplir sus sueños, como yo”.
“Somos personas independientes”
Norman Alejandro Balderas tiene 22 años, también forma parte del programa de inclusión laboral. Su área es la comunicación, en esta rama se ha formado en los últimos dos años y medio.
El joven reconoce en su persona un ejemplo a seguir para sus compañeros de clase. Motivarlos y apoyarlos, refiere, lo llenan de satisfacción.
Norman tiene discapacidad intelectual, con la que no nació, se generó tras un padecimiento que lo llevó a constantes cirugías.
“Fue por causa de un piquete de mosco que me afectó, me trajo una enfermedad en la cual me tuvieron que someter a una cirugía. Y de tantas cirugías que tuve separaron los hemisferios, de tanto movimiento.
“Después de la primera [cirugía] me dieron de alta, pero cuando estaba en casa me salía líquido cefalorraquídeo que el cerebro mandaba y volvía a recaer, después de esperar a que me pudieran operar me dio neumonía, me sometieron a varias cirugías que generó que el lado izquierdo quedara paralizado, por eso yo quedé con una discapacidad”, explica.
Norman pide a la población hacer conciencia debido a que tener una discapacidad no es sinónimo de nacer con ella, sino también de una condición que puede ocurrir ante cualquier accidente.
“Quisiera hacer conciencia de que hay que tener mucho ojo porque no sólo se tiene una discapacidad por una cirugía o porque nazcas con ella, eso es un grave error, porque cualquiera puede tener una discapacidad.
“Ya sea porque te caíste, te lastimas por un choque; entonces tienes una discapacidad porque tienes lastimado tu cuerpo y tienes que usar muleta. Hay que hacer conciencia en eso, no solamente naces con una discapacidad, puede ser por una enfermedad, puede ser que mañana una persona tenga un accidente y pueda quedar gravemente lastimado”, expone.
El joven hace un llamado para evitar actos de discriminación y reconocer en las personas con discapacidad a personas autosuficientes, con una vida activa y el derecho a desarrollarse plenamente.
El llamado también es para los centros de trabajo, para los empleadores, para que sean incluyentes y garanticen igualdad en los derechos laborales.
“Que no señalen a la persona con discapacidad y no decirle: ‘pobrecito hay que ayudarlo’, porque nosotros con discapacidad somos independientes; también se necesita que en las fábricas, en los empleos, hagan conciencia de que hay que dar ese acceso a los trabajos y brindar el salario, prestaciones, todo lo que corresponde, porque se trata de una persona”, señala.
Carolina y Norman se conocieron en el programa de inclusión laboral. Son pareja desde hace seis meses.
Relata Norman antes de concluir la entrevista: “nosotros dos somos pareja. Nosotros tenemos derecho a conocernos, a tener un noviazgo, una pareja”.
Contigo en la UVM nació como un convenio de colaboración entre la Universidad del Valle de México y el Centro de Apoyo y Calidad de Vida, en el que jóvenes con discapacidad participan en actividades universitarias, académicas, deportivas, sociales, explica el coordinador del centro, Francisco Teutli.
Mediante esta iniciativa, los jóvenes no realizan una licenciatura, pero ejercen su derecho a vivir un ambiente universitario, desarrollando competencias laborales y practicándolas dentro de la universidad y en empresas.