Jorge Alberto García, fisioterapeuta del Instituto de Neurobiología de la UNAM Campus Juriquilla, sostiene a una bebé de las manos. La siente, la coloca en posición de gateo, le habla cariñosamente, mientras su madre observa cómo su hija recibe terapia Katona, que le servirá a la menor para hacer menos severo su daño neuronal y pueda llevar una vida normal.

Los primeros meses son vitales para la atención al daño neuronal y asegurarles una vida funcional, señala Lourdes María Cubero Rego, médica especialista en Neurofisiología y responsable del área de Electrofisiología de la Unidad de Neurodesarrollo del Instituto de Neurobiología de la UNAM, de este Campus Juriquilla.

terapia katona:  respuesta oportuna para una vida mejor
terapia katona: respuesta oportuna para una vida mejor

Señala que actualmente en el área de las neurociencias clínicas, en el área de investigación en pediatría, uno de los aspectos más importantes que existen es la prevención y evitar el daño secundario a una lesión neurológica neonatal.

“Se trata, en primer lugar, de prevenir el daño, conocer y evitar las condiciones que provocan un daño neurológico. En segundo lugar una detección temprana del daño, si es que éste ya se produjo; y en tercer lugar una intervención oportuna, lo más precoz posible, para evitar que ese daño neurológico se manifieste”, explica la especialista.

terapia katona:  respuesta oportuna para una vida mejor
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El daño neurológico se presenta por diferentes factores de riesgo, generalmente inesperados por la mujer que cursa por un embarazo que generalmente marcha de manera normal. En ocasiones por desconocimiento o circunstancias desafortunadas, como problemas en el parto o tras el nacimiento del bebé o que no se atienden, se presentan estas condiciones.

El daño neuronal puede manifestarse de maneras diversas. Puede ser que el daño sicomotor del niño se retrase. Normalmente un niño se sostiene la cabeza a los tres meses, se sienta a los seis meses y camina a los doce meses. Cuando cualquiera de esos hitos de desarrollo motor no se cumplen en tiempo, se puede sospechar que hay un daño en el neurodesarrollo.

Ahí, indica la especialista, se establece el primer nivel básico, pero después puede aparecer retraso del lenguaje, retraso en coordinación espacial, un compromiso posterior en etapas escolares y académicas porque el niño tiene una lesión cerebral determinada que le impide lograr metas para su edad.

En la unidad, además de dar atención integral a los bebés se les aplica la terapia Katona, desarrollada por el neurólogo húngaro Ferenc Katona en los sesenta, y que es poco conocida en México, pero que en la UNAM se ha aplicado con éxito durante los últimos 20 años. Su premisa es evitar que el daño neurológico se manifieste, por eso se debe de comenzar la terapia antes de los dos meses de nacido, y aprovechar la ventana de oportunidad de la neuroplasticidad.

Todavía el niño no sostiene la cabeza, aún no se sienta, pero con una serie de ejercicios destinados a fortalecer determinados patrones motores se evita que ese daño se manifieste, porque el cerebro es muy maleable y se puede aprovechar que estructuras cumplan las funciones de regiones dañadas.

Para divulgar conocimientos y los tratamientos se impartirá un diplomado que busca la profesionalización de los recursos humanos que participan en la atención de este tipo de pacientes, pues a cualquiera se le puede complicar la atención a un bebé recién nacido. La idea es que una mayor cantidad de profesionales sepan cómo evitar que se produzcan estos daños y además, si ya existen los daños, atenderlos de la manera más oportuna y más temprana.

“Aquí se les brinda atención y justamente en el diplomado compartimos esa experiencia y una atención que es integral en diferentes áreas. Por eso el diplomado consta de 12 módulos, en los cuales hay varios especialistas en estos temas en particular, reconocidos internacionalmente que comparten y transmiten su experiencia en aspectos tales como la genética del daño cerebral, la nutrición de la embarazada y de recién nacido, plasticidad cerebral, y otros.

“En este diplomado compartimos 20 años de experiencia en la atención a estos niños. En la unidad se aplica una atención integral a estos bebés. Comenzamos con ellos a los dos meses de vida y terminamos con ellos, ‘graduándolos’ a los ocho años de edad, de manera que se les hace un seguimiento muy prolongado y la idea es evitar que el daño neuronal se manifieste, para que logren un desarrollo lo más normal posible”, enfatiza.

El diplomado está dirigido al personal profesional y licenciatura que trabajen en áreas de la salud, como médicos generales especialistas, neonatólogos, rehabilitadores, enfermeras, licenciados en educación especial, fisioterapeutas y sicólogos interesados en el neurodesarrollo o que atiendan poblaciones infantiles. Cualquiera que tenga interés puede realizar el trámite para tomar el diplomado.

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