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Las jóvenes fisioterapeutas reciben al menor con autismo que llega para diagnóstico al Centro de Deporte Adaptado, en las instalaciones del Parque Querétaro 2000. En el lugar, además de brindar servicio a personas con discapacidad y deportistas, cualquier persona puede acudir a recibir atención.
Paola Berenice Caudillo Díaz de León es una de las jóvenes fisioterapeutas que atiende a los pacientes que llegan hasta el área de Rehabilitación.
Estudiante de la Universidad del Valle de México (UVM), explica que este lugar se pensó para los atletas de deporte adaptado del Indereq, pero hace poco se abrió a pacientes externos, con o sin discapacidad.
“Tenemos dos turnos, por la mañana y por la tarde, en horarios de siete de la mañana a nueve de la noche. Brindamos atención a lesiones deportivas, lesiones de ortopedia y traumatología, sobre todo lesiones de espalda, rodilla, tobillo, esguinces, de todo un poco”, indica.
Explica que en un día normal ella y sus compañeros atienden de 15 a 18 pacientes por turno.
La atención a cada uno de ellos la puede dar un fisioterapeuta o pueden ser dos por consulta, dependiendo de la complejidad de la atención o la cantidad de pacientes que haya.
Por lo general, abunda, la atención por paciente es de 45 minutos a una hora. Primero se valora y luego se brinda la terapia que requiere el paciente.
“Todo paciente, sea cual sea su lesión, viene por dolor, es lo más limitante, lo que más lo limita en su vida cotidiana, sea deportista o no. El objetivo principal de nosotros como fisios es quitar dolor, quitar inflamación y posteriormente hacer lo más funcionalmente posible su vida, regresarlo a lo normalidad”.
Comenta que gracias a su capacitación pueden recibir y atender a personas que hayan pasado por la amputación de alguna extremidad, con lesiones severas, difíciles de tratar.
Las actividades en el Centro de Deporte Adaptado se retoman de manera paulatina. No se puede tener las actividades como hasta antes de la pandemia de Covid-19, pero se busca la nueva normalidad.
Sin embargo, algo que aún se enfrenta con mucha regularidad es que los familiares de las personas con discapacidad no les permiten desarrollarse plenamente, ya sea por prejuicios o por desconocer las alternativas que tienen para su desarrollo personal.
Más allá de las fisioterapias que encuentran, las personas que acuden a este sitio, también hallan en el deporte adaptado una forma de rehabilitar no sólo el cuerpo, pues acudir al lugar para la práctica de alguna disciplina les ayuda en sus estados anímicos.
Indira Barae Beltrán Ramírez, jefa del departamento de Deporte Adaptado, narra el caso de un joven que perdió las piernas en un accidente en el tren, encontrando en las adicciones un refugio. No tiene familia, no tiene a nadie. Tiene una casa que le heredó su madre.
Jesica, técnica metodóloga del Centro de Deporte Adaptado, le dijo que acudiera a practicar algún deporte, pero le respondió que “no”, porque no servía de nada.
“Se lo trajeron. Estuvo por aquí y le regalamos unos pants y con eso, día con día, él está ahora aquí. Le cuesta trabajo, porque las drogas tuvieron secuelas en su cuerpo, pero hoy por hoy es una persona que se ha superado, es una persona que quiere salir adelante, tiene ganas de trabajar, de venir a los entrenamientos”.
“Trae otro chip. Se le cambió la vida, y eso que es una persona adulta, que ya no tenía ganas de nada, que decía que ‘no servía de nada’, y sin embargo se le cambió la vida con algo tan simple como darle una oportunidad y decirle que podía llegar hasta donde él quisiera”, dice.
Señala que para ingresar al centro se puede acudir para hacer una valoración tanto a la persona con discapacidad como a la familia. “En este caso, además de exámenes físicos, se hace una evaluación psicológica, para brindar una atención integral, pues muchas familias ven a la discapacidad como un problema insalvable”.
Luego de todos los estudios, son canalizados con Jesica, quien les recomienda una de las 13 actividades deportivas que se tienen en el lugar.
Jesica explica que, con la pandemia, se enfrentaron a retos para continuar con las actividades a distancia. Tuvieron que cambiar todas las academias y las actividades a videollamadas, tener grupos por edades, y fue un éxito.
“La verdad es que también los papás se entregaron al 100, para aprender las nuevas aplicaciones, que los chicos se conectaran a la hora. Más que afectarnos, tuvimos una respuesta muy buena.
“Los entrenadores se capacitaron, logramos hacer un curso internacional para todos los entrenadores y todas las actividades se pasaron a lo virtual. Desde la semana dos de la pandemia empezamos con las actividades virtuales”, recuerda.
En tanto, Indira agrega que el deporte puede hacer mucho por una persona con discapacidad, “La verdad es que para nosotros es muy gratificante que lleguen los papás y que digan qué podemos hacer por ellos.
Ya cuando los ven que van en una faceta en donde ya representan al estado, que ya están en una selección, que ya pueden ir a competencias internacionales, creo que ni los papás pueden creer el potencial y la capacidad fuera de la discapacidad que pudieran tener los chavos y eso es lo más gratificante, que ellos puedan incursionar en el deporte y que el deporte los impulse a seguir adelante”, enfatiza.