Susy y Rus padecen diversas discapacidades en materia intelectual, condición que lejos de aminorarlos los empuja a luchar todos los días para abrir las pocas oportunidades que les da el mercado laboral.
Ambos tienen varios meses empleándose en una cafetería, lugar en donde lo mismo preparan una taza de este suculento aromático, elaboran una crujiente baguette o también atienden y limpian las mesas.
Rus habla poco, pues además de las dificultades que tiene para expresarse con fluidez por su discapacidad, en esta nueva normalidad el cubrebocas le estorba, pero eso no le impide estar sonriente y alegre por tener la oportunidad de emplearse, mientras a lo lejos lo observa una señora con una mirada sonriente quien, en voz en alta, expresa orgullosa “yo soy la madre de este joven activo que es feliz en este lugar”.
A toda hora es común observar que tanto Susy como Rus no le despegan las manos a la máquina con la que se prepara el hirviente café, que humea al momento en que la bebida cae y poco a poco llena la amplia taza que ya espera un inquieto comensal que está ansioso de deleitar.
Por su parte Susy tampoco es muy platicadora sino más bien se le observa muy concentrada preparar un buen café y después llevarlo a las mesas, a fin de ofrecer el mejor servicio posible.
Esta cafetería que da empleo a varios jóvenes con discapacidad intelectual, se llama Manos Cafeteras, cuyo interior está decorado con diversas frases, muchas de ellas relacionadas con esta popular bebida.
“El café nos mantiene alertas y felices, así que a sonreír se ha dicho”, es una de las frase que más lee la clientela que visita este lugar, cuyo interior se encuentra decorado con piñatas y alcancías elaboradas con papel por los jóvenes que participan en Manos Capaces –institución de asistencia privada con 19 años que se dedica a impulsar el desarrollo de jóvenes y adultos con discapacidad, a través de su inserción a un ambiente laboral- que tiene implementado varios proyectos, entre ellos Manos Cafeteras.
Empleo para discapacitados.
La directora de Manos Capaces, Sofía Herrera, detalla que esta institución ofrece talleres ocupacionales a jóvenes y adultos con discapacidad intelectual, “hemos tenido algunos casos de éxito donde nuestros chicos se han incluido a trabajar en restaurantes, cines, pizzerías, entre otros”.
Actualmente, agrega, esta institución que tiene sus instalaciones en Juriquilla trabaja con 79 personas que tienen algún tipo de discapacidad intelectual como es el síndrome de Down, autismo, parálisis cerebral “y nuestro propósito es que ellos tengan un trabajo, por eso surgió la idea de abrir hace 14 meses la cafetería como una alternativa debido a que no hay muchos empleos para discapacitados”.
Con un fondo económico que tenía la institución, dice, se invirtió en abrir la cafetería, y con eso se aprovechó que estas personas ya tienen conocimientos en tareas de limpieza y preparación alimentos, que aprendieron en los talleres
La cafetería –que también se localiza en Juriquilla- dio oportunidad laboral a personas de la tercera edad y discapacitados, pero con la pandemia por el Covid-19 se tuvo que recortar personal, “en este momento tenemos únicamente a tres chicos con discapacidad en diferentes horarios”.
Por la contingencia se fueron pero ya regresaron algunos, “y estos chicos tienen horarios variados, pues trabajan de cuatro a seis horas por día”.
“Lo más importante es enseñarlos a ellos, porque esta cafetería es por ellos y para ellos, por eso se les enseña desde atención al cliente, entregar las órdenes, estar atentos a que mesa va la orden, limpiar, acomodar el lugar, preparación de alimentos y bebidas, además de que los chicos hacen cafés y chapatas”.
Los chicos con discapacidad, dice, le dan un alto valor a su trabajo, debido a que tienen pocas oportunidades laborales “y por eso para ellos es muy importante sentirse útiles, siempre tienen una actitud muy positiva y creo que es algo que nosotros debemos de aprender, pues siempre están contentos, acatan las ordenes, son personas disciplinadas, les gusta seguir procesos y también son muy agradecidos”.
Este negocio, expone, ha sido un reto importante operarlo debido a que la gran mayoría de los clientes no están acostumbrados a tratar con personas con discapacidad “y es un tema que se entiende debido a que no estamos educados como sociedad, pues hay personas que les da miedo no entenderles o que le pidas una cosa y le dé otra”.
Muchos de los chicos que ahí trabajan, explica, no se les entiende lo que hablan, “motivo por lo cual es importante que el cliente ponga un granito de arena para ser más tolerantes con ellos, pues ellos son personas cálidas, alegres, educados y tan transparentes que sus sentimientos están como a flor de piel”.
“Hemos tenido la experiencia de ver que cuando los chicos no hacen algo bien de inmediato muestran su sensibilidad con tristeza e incluso en algunos casos se ponen a llorar.
“Por ejemplo, hace unos meses teníamos un joven con autismo que era muy bueno preparando café, pero por su padecimiento había momentos que corría de un lugar a otro y había clientes que se asustaban y nosotros aquí debemos de saber cómo controlarles y tratarles. También tuvimos un chico con síndrome que al momento que limpiaba a la mesa le gustaba cantar”.
Los clientes de este lugar, poco a poco, han adoptado la tolerancia, debido a que no es una cafetería que se dé un servicio rápido, por el contrario, enfatiza, es un establecimiento en donde estos chicos con discapacidad están aprendiendo a realizar un café o una baguette.