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“Tienen 10 minutos para recorrer y tomar fotos”, dice Alberto Martínez a los turistas que guía y que visitan el Panteón de los Queretanos Ilustres. En estos días, Alberto, al igual que muchos de los prestadores de servicios turísticos viven jornadas intensas de trabajo por los numerosos paseantes que arriban a la ciudad.
Antes, el grupo de turistas, de alrededor de 30 personas, descendió del tranvía turístico luego de recorrer Los Arcos, monumento que más atrae a los paseantes, dice Alberto. Caminaron hacia el mirador que se ubica frente al panteón, y luego ingresaron al mausoleo.
El transporte turístico de Alberto llega detrás de otra unidad similar, de la cual baja otro grupo de turistas. Los paseantes se toman fotos en el mirador, observan la vista de Los Arcos, se dan unos minutos para contemplar la ciudad de Querétaro.
Cruzan la calle para el mausoleo, no sin antes detenerse frente a los puestos de artesanías que se ubican en la entrada del recinto, donde pueden comprar desde una muñeca artesanal típica de Amealco, hasta tazas, bolsas, así como imanes para cocina, juguetes artesanales y sombreros.
Son las mujeres quienes más se detienen para ver las artesanías, que los comerciantes ofrecen a precios accesibles. Algunas se llevan una taza, un imán o un llavero, quizá para algún familiar o para su casa.
Alberto dice que atiende entre siete u ocho grupos al día, a quienes lleva al Cerro de las Campanas y al Acueducto, así como recorridos por algunos de los lugares históricos del estado, dando también datos sobre la gastronomía local.
Comenta que la mayoría de los visitantes nacionales provienen del Estado de México y de Guanajuato, mientras que los extranjeros son colombianos y españoles. “Es algo curioso, pero de donde más nos visitan del extranjero es de Colombia”.
Agrega que de lo que más llama la atención de los visitantes es el Acueducto, sigue siendo el monumento más representativo y visitado por los turistas, pues es el lugar más emblemático de la ciudad y del estado de Querétaro.
El comienzo
Alberto explica que fue hace dos años cuando comenzó su trabajo como guía, pues siempre le llamó la atención la historia, por lo que cuando terminó de estudiar Turismo buscó empleo. Dice que hubo una vacante en el área de mercadotecnia de Tranvías Turísticos de Querétaro (TTQ), y después cambió de área hasta llegar a ser guía de turistas.
Dice que comparativamente a otras temporadas del año cuando no son vacaciones o días feriados, el flujo de turistas aumenta hasta en 80%.
Agrega que por lo regular la gente siempre llega con buena actitud, aunque hay excepciones, pues a veces tuvieron un mal día, no encontraron hotel o se retrasaron sus maletas, entonces trata de hacer que los visitantes tengan un recorrido ameno y divertido, para que se vayan con una buena impresión de la ciudad y del estado, para que regresen y los recomienden.
Alberto llama a su grupo para abordar nuevamente el tranvía y dirigirse al Cerro de las Campanas. Los visitantes se marchan con una decena de fotos para compartir en sus redes sociales y algunos con un souvenir comprado a los artesanos.
En el jardín de la Corregidora los turistas esperan la llegada de los tranvías. Arriban dos, junto a uno de los autobuses de dos pisos, también destinados para los turistas. Los jóvenes de la empresa TTQ llaman a las personas que compraron sus boletos y les piden que aborden.
Todos a bordo
Una sonriente guía, Diana Morales, les da la bienvenida al paseo. Lo primero que les muestra es el templo de San Antonio, al que ponen de cabeza las solteras y solteros para encontrar al amor de su vida.
La joven narra también la historia de Ignacio Pérez, el también conocido como El Jinete del Destino, personaje un tanto olvidado por los libros de historia. También narra algunas anécdotas del barrio de San Sebastián y del río Querétaro.
El recorrido continúa por el barrio de La Cruz, en donde se fundó la ciudad de Querétaro, justo hace 488 años, un 25 de julio.
El tranvía conducido por Juan Carlos Bautista Gómez toma avenida Zaragoza y conforme avanza en dirección a La Cañada se descubre ante los ojos de los turistas el Acueducto, con sus arcos de cantera y su legendaria historia que narra Diana de manera agradable a los paseantes.
Diana explica que cumplirá dos años como guía de turistas. “Nunca me imaginé que fuera a trabajar así. Era de las niñas que en la escuela les daba miedo hablar en público, pero entrando aquí fue cuando empezó el amor por la historia, por este tipo de cultura y por la gente que nos recibe con buen ánimo. Eso es por lo que me quedé aquí, las personas que nos reciben”, precisa.
Añade que estos días son algo pesados, pero que vale la pena, porque se divierten mucho con la gente y los recorridos, que llegan a ser, en su caso que hace recorridos de dos horas, entre cinco y seis al día.
Diana le explica al grupo de turistas que están en el mirador de Los Arcos, donde pueden observarlos con más calma, tomarse fotos y visitar el Panteón de los Queretanos Ilustres. “En 10 minutos nos vemos”, puntualiza.