Diana Beatriz Barrera Rodríguez llegó a Querétaro hace cuatro años. Desde hace tres usa la bicicleta como medio de transporte.
Dice que actualmente usar bici para trasladarse día a día se ha tornado más complicado, pues los automovilistas se han vuelto más violentos al volante, además de que hace falta que las penas para quienes arrollen a ciclistas sean más duras.
Originaria de la Ciudad de México, recién egresada de la carrera de Ciencias del Deporte, señala que el primer año que vivió en Querétaro estuvo usando el transporte público, pero desde hace tres optó por moverse en bicicleta, siendo una opción más económica y rápida de movilidad.
“En la Ciudad de México tenía mi bicicleta. Creo que crecí con bicicleta, para mí es mi amiga. Querétaro es una ciudad donde los espacios no están separados. Creo que se prestan mucho para andar en bicicleta. Sabía que esa era la opción”, platica a EL UNIVERSAL Querétaro.
Beatriz manda un mensaje de texto mientras hace una pausa en sus actividades diarias. Comenta que desde la colonia Las Hadas, en el municipio de Corregidora, se mueve hasta el parque Querétaro 2000 en bicicleta. Regresa al centro donde tiene algunas clases, recorriendo, estima, alrededor de 10 kilómetros todos los días.
Reconoce que los automovilistas, al menos muchos, creen que los ciclistas no existen, aunque también algunos peatones que en ocasiones se les olvida que quienes se trasladan en bicicleta son parte de los habitantes de la capital queretana.
También apunta que las ciclopistas están en mal estado en muchos puntos, más en esta temporada de lluvias, presentando charcos y hoyos, que son un riesgo latente para quienes hacen uso de ellas.
Además, no faltan los automovilistas que estacionan sus unidades sobre las mismas, así como los conductores que pasan muy cerca de ellos y que ponen en riesgo su integridad.
“Yo todo el tiempo, todos los días, al menos tengo que estar peleando un poquito con toda la gente, porque no les interesamos realmente. Todo el tiempo tengo que hacer la gran misión de sobrevivir, porque voy tratando de saltar el charco, tratando de esquivar el coche. Es mucha misión.
“Últimamente con lo que ha pasado, siento que me subo a la bicicleta y me siento temerosa, principalmente por los coches. Siento que últimamente [los conductores] tienen muy poca paciencia”, abunda.
Mientras platica, Beatriz toma su bicicleta que es de color negro, con algunos detalles en color bronce. Está agradecida con su bici, pues antes de tenerla, a sus clases a las siete de la mañana siempre llegaba tarde por realizar su viaje en el transporte público, pues tardaba en pasar o pasaba muy lleno.
En cambio, en la bicicleta, señala que llega mucho más rápido, se divierte, además de ejercitarse en el recorrido. Incluso platica que no tiene que lidiar con el estacionamiento.
Comenta que cada tres o cuatro meses le da mantenimiento a su bicicleta, gastando en promedio 400 pesos en el mismo. Hace poco, agrega, se le ponchó una llanta, por lo que desembolsó 80 pesos para cambiar la cámara y volver a andar.
Beatriz apunta que tanto de día como de noche las condiciones son iguales, pues debe de circular siempre alerta y cuidándose de los automóviles y sus conductores que no suelen prestar atención a los ciclistas.
“A mí me da más miedo salir de noche. De por sí en el día somos invisibles, en la noche por más que traiga lamparita. Yo traigo reflejante y dos lámparas. Más vale prevenir… pero también es complicado”, destaca.
Por otro lado, dice que en la mañana también conlleva sus riesgos, pues todos van de prisa. Algo más que influye para que los traslados en bicicleta sean riesgosos es que en muchos sitios las ciclovías no conectan, por lo que en varios tramos se debe compartir la vialidad con los automovilistas.
Añade que en Querétaro, a pesar del uso intensivo de la bicicleta por muchos ciudadanos, hace falta una mayor cultura de respeto hacia los ciclistas, pues tanto automovilistas como peatones no suelen respetar los espacios destinados a ellos.
Destaca que en los primeros años que empezó a moverse por la ciudad en bicicleta se sentía mucho más segura, en comparación con la Ciudad de México. Ahora las condiciones de sus viajes son muy similares.
“Creo que deberían de ser más duros con las sanciones para quienes arrollen a los ciclistas, que la gente se adentre más en el reglamento y que nos empiecen a tomar más en cuenta”, añade Beatriz.
Dice que la bicicleta es un muy buen medio de transporte, pues además de no contaminar, se crea comunidad. Aunque, por otro lado -asevera- para quienes no se mueven en bicicleta escuchar que la semana pasada atropellaron a cuatro ciclista es impactante y crea la sensación de ser un medio de transporte peligroso.
Sin embargo, en las palabras de Beatriz hay pasión: “Es súper bonito. Siempre, siempre hay que estar atentos, pensando cómo piensa el del coche, cómo piensa el peatón. No sólo pensar en tus movimientos, hay que pensar en todo el contexto a tu alrededor siempre, nada más”, precisa.
Puntualiza que los lazos entre ciclistas se estrechan a través de redes sociales. Pone como ejemplo un grupo que se creó en redes sociales hace unos meses, en donde mujeres ciclistas se coordinan para salir a rodar por las noches, aceptando únicamente a mujeres en estas rodadas, creando una fraternidad entre ellas.
También, añade, hay lugares donde, si se llega en bicicleta, dan un descuento en los consumos o servicios.