Por primera vez en 54 años, en Querétaro no se realizará la Procesión del Silencio, una de las tradiciones religiosas más importantes para los fieles católicos, en la que participan cientos de personas de distintas hermandades, así como miles de asistentes a lo largo del recorrido.
En lugar del tradicional recorrido, el Patronato de las Fiestas de Querétaro colocó dos esculturas en el atrio del templo de La Cruz, mismas que representan a los cirineos con la cruz a cuestas.
Alejandro Pedraza, director del patronato, señala que ambas esculturas representan el fervor y la dedicación de cientos de familias que se preparan desde hace muchos meses para participar en dicha procesión, pero también nos recuerda a los cirineos que en la actualidad se juegan la vida para recobrar la salud de las personas enfermas por el Covid-19.
“El cirineo es el que viene a ayudar, a rescatar y ahora vemos a cientos de cirineos en los hospitales, cientos de doctores, enfermeras, todo el personal de Salud, son los cirineos que ahora vemos con sus batas, sus cofias, ellos están ayudando a las personas que les tocó cargar la cruz de la enfermedad en esta pandemia y son ellos quienes los ayudan a salir adelante. Este es uno de los mensajes más poderosos de ambas esculturas, que reflexionemos sobre lo que está pasando actualmente en el mundo”, dijo.
Ambas esculturas fueron realizadas por artesanos de Querétaro y de Tolimán, y están hechas con alambres y demás materiales de construcción, dando forma a los hombres encapuchados que año con año visten los colores de sus cofradías, mientras cargan las enormes cruces de madera.
El director del Patronato de las Fiestas de Querétaro, compartió que la idea de crear las esculturas que representan a los cirineos, se presentó mucho antes de la contingencia sanitaria, por lo que dice, tal vez no fue coincidencia la hechura de ambas piezas.
“Las distintas cofradías ya nos habían dicho al patronato que querían una escultura que los representara, y querían que esa escultura fuera similar a la de los danzantes que tenemos afuera del templo, querían una escultura que hablara del esfuerzo y la preparación de estas personas que se preparan para ser cirineos durante la procesión.
“Buscamos artesanos que pudieran trabajar con alambrón, fierro, clavos y demás, los dos artesanos nos dijeron que podían tener listas las esculturas en 40 días, hay cosas que ya se dan desde arriba, no son coincidencias”, puntualizó.
En palabras de Alejandro Pedraza, los integrantes de las distintas cofradías son los más conmovidos con ambas esculturas, pues sienten que a pesar de la suspensión de la Procesión del Silencio, la sociedad reconoce su trabajo.
“Cuando estaban instalando estas esculturas, algunas personas que año con año participan en esta procesión, se acercaron y con voz entrecortada y dijeron: ‘Gracias porque en verdad están reconociendo nuestro trabajo en más de 50 años’, y lo hicieron con lágrimas en los ojos, están muy conmovidos. Son familias que año con año se preparan física y espiritualmente para recibir una cruz y participar en la procesión, es un ritual muy importante para todos los queretanos.
“Este año sería la edición número 54 de la Procesión del Silencio y nunca había pasado algo así, y no pasa sólo aquí en Querétaro, está pasando en muchas partes del mundo. Ese es el objetivo de estas esculturas, dejar huella de que esta tradición, aunque no se realice este año, sigue viva en Querétaro”, agregó.
Por su parte, Alfonso Camacho, cronista del Patronato de las Fiestas de Querétaro, señala que nunca, en los más de 50 años de vida de esta tradición, se había suspendido la Procesión del Silencio y menos por una contingencia sanitaria.
Sin embargo, asegura que esta breve pausa no basta para acabar con dicha tradición tan arraigada entre los queretanos.
“Las crónicas nos dicen que nunca había pasado esto, que la Procesión del Silencio nunca en sus 54 años de historia se había suspendido. Pero esta breve pausa que se hace en Querétaro debido a la contingencia sanitaria, no es suficiente para acabar con una tradición tan arraigada.
“La tradición sigue viva y seguirá viva después de esta situación. Pienso que los queretanos aprovecharán esta situación para reflexionar sobre cuáles son los valores que hemos perdido como sociedad, y cuáles valores tenemos que recuperar con urgencia”, enfatizó.
La primera vez en que se realizó la Procesión del Silencio, en la iglesia de La Cruz fue en 1966 y únicamente participaron 50 personas aproximadamente.
“El que inició con esta procesión en La Cruz fue Fray Ernesto Espitia, a raíz de una visita que él hizo a España y lo que vio allá lo realizó aquí en Querétaro. Fue un recorrido muy pequeño, nuestros archivos nos dicen que en aquella ocasión sólo participaron entre 35 y 50 personas”, señalan autoridades encargadas de la realización de dicho evento que por esta ocasión se verá suspendido.