Blanca Córdoba tiene 44 años y recuerda que en enero del 2023, cuando acompañaba a uno de su hijos a hacerse unos análisis, aprovechó para realizarse la mastografía, estudio que ya le correspondía hacerse años atrás.

“Empecé todo mi proceso el año pasado, acompañando a mi hijo. Él se iba a hacer unos estudios de laboratorio; a mí me correspondía hacerme la mastografía después de los 40 años, pero pues fue pandemia en el 2020 y en el 2021 también un poco de limitaciones, entonces no lo había hecho, también con las creencias de: a mí no me va a pasar porque no tengo antecedentes, tuve partos, amamanté, cosas así”, refiere.

Relata que los estudios fueron muy temprano y a pocas horas recibió una llamada del laboratorio para informarle que necesitaban hacer más tomas, desde ese momento intuyó que algo ocurría; tras otros exámenes, le detectaron calcificaciones en el seno izquierdo.

“Fui a hacerme las otras tomas y cuando me dan los resultados ya no me los entregan, me dicen: necesitamos que el gerente venga a hablar con usted. Me entregan mis resultados y me dicen que tengo calcificaciones en mi seno izquierdo y que me determinan en un grado BI-RADS 4B, me dicen que acuda con el médico que me había indicado los estudios, pero yo no tenía ninguno”.

En ese momento desconocía con qué tipo de especialista acudir, las personas que le entregaron sus estudios le recomendaron consultar a su ginecólogo o a un oncólogo, entonces optó por buscar a un especialista.

“Me mandó a biopsia, salió negativo, me dijo: lo vamos a tener en observación seis meses, a los seis, siete u ocho meses que me hice la siguiente revisión ya había escalado a BI-RADS 4C y fui con otro oncólogo que me dijo: hay que hacer una cuadrantectomía para quitar esas calcificaciones porque, aunque indicaron que eran negativas, hay que quitarlas”, refirió.

Por ello, en septiembre del 2023 se hizo una cirugía de cuadrantectomía, misma que salió negativa a cáncer; en enero del 2024 acudió a hacerse el ultrasonido que le había solicitado el oncólogo, ahí el radiólogo le informó que observó un nódulo y era necesario hacer una biopsia: salió positiva a cáncer.

“Cuando piensas que ya habías acabado vuelve a empezar otra vez todo el miedo, creo que la parte emocional es más fuerte. Hablo con mi oncólogo, me dice que hay que quitar el nódulo, pero como yo tenía calcificaciones era probable que se me volviera a hacer nuevamente, yo también me informé, (…) tenía muchas dudas porque no conocía nada del tema. Y decidí decirle al doctor: quíteme el seno, (…) de hecho le dije que me quitara los dos (senos), opté por una mastectomía bilateral”.

Decidió que la intervinieran con una mastectomía bilateral (cirugía para extirpar ambos senos), pues antes de la cirugía se realizó una mastografía que le detectó calcificaciones también en el seno derecho, además de identificar otro nódulo en el seno izquierdo.

En ese momento, Blanca decide hablar con su familia e informarlos sobre el padecimiento que estaba viviendo, la recuerda como una de las etapas más difíciles de su proceso: “uno no quiere verlos sufrir por uno y uno tampoco se puede aguantar esa emoción”.

En febrero se sometió a la cirugía, pero un mes después volvió a entrar al quirófano porque un medicamento tuvo reacción en su piel y debía retirar las zonas afectadas. Cuando le informaron que requeriría quimioterapias -explica- acudió al IMSS, sin embargo, al no encontrar respuesta tuvo que buscar alternativas para su tratamiento. Sus compañeros de trabajo la apoyaron con una rifa para generar recursos que le permitieran iniciar con las quimioterapias; de esa forma hizo la primera, esperando respuesta de IMSS para el resto del proceso.

“Al final la oncóloga del IMSS dijo: te voy a dar el trastuzumab, que es el más costoso de la quimio. Está como de 50 a 60 mil pesos, pero no te voy a dar la quimio, la otra parte. Hablo con mi oncólogo particular y me dice: no, tienen que ir juntos”.

Por lo tanto, complementó el medicamento que le brindó el IMSS con las quimioterapias en servicios particulares: de mañana acudía al seguro social a que le suministraran el medicamento y en la tarde a una clínica particular para la quimioterapia.

Debido a lo costoso de las quimioterapias, refiere, se hizo un ajuste en su tratamiento, para recibir menos ciclos, pero eran más potentes. Por ahora, sigue con un medicamento que debe consumir durante un año, además de estudios rutinarios.

Al vivir este proceso, Blanca percibió que hay mucha desinformación e ignorancia en torno al cáncer de mama, por ello, recomienda informarse y acudir con especialistas calificados; a la población que no tiene diagnosticada esta enfermedad le recuerda la importancia de los chequeos rutinarios y dejar los estigmas o desinformación que rodea a los tratamientos.

“Que se informen, que conozcan su enfermedad, eso ya teniéndola, pero hacerse los chequeos cada año, si tienes familiares de la principal línea hay que hacérselos cada año, no importa si estás joven, (…) las mastografías no te dan cáncer, pierde el medio, (…) puedes ser la persona más sana, más deportista, pero no te exime”.

A los médicos, les pide sensibilidad al atender a sus pacientes, así como disposición del sector salud para brindar los medicamentos.

Por tanto, llama a que se garanticen los recursos y los medicamentos para que la población pueda acceder a los tratamientos que requiere.

A su familia y amigos les externa su gratitud por acompañarla en este complejo proceso. Y a la gente le recuerda que “una revisión a tiempo te puede salvar la vida".

Google News