Marie Christine Aline Bedos, profesora adscrita a Neurociencias en la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) Juriquilla de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), investiga la conducta sexual y la función del péptido kisspeptina, “el maestro de la reproducción”, importante para la función reproductiva, además de tener potencial en el tratamiento del ovario poliquístico.

Un péptido es una cadena corta de aminoácidos, que están vinculados por uniones químicas. Dentro de estos, las kisspeptinas son un conjunto de péptidos neuroactivos derivados de un precursor la pre-pro-kisspeptina, liberado por neuronas del hipotálamo. Tiene un rol importante en la maduración sexual y en especial el ciclo sexual femenino.

FOTO: MITZI OLVERA
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Christine Aline se especializa en conductas sexuales y su relación con la kisspeptina, aunque a futuro le gustaría investigar su rol en otras conductas, pues según su trabajo piensa que está relacionado este péptido con aspectos sociales.

“Se ha estudiado mucho para ver su función en el hipotálamo, porque se expresa en esa área del cerebro, y es muy importante para la ovulación y la espermatogénesis”, explica.

“Yo trabajo con modelos animales y me intereso en la parte conductual. Hay evidencias que me llevaron a los trabajos que hago ahora, como que sería un péptido que integraría la función reproductiva”.

La especialista, de origen francés, indica que si en roedores se quita la presencia de kisspeptina, las hembras no tienen los niveles de receptividad normales. En humanos hay trabajos que se hicieron con resonancia magnética que demuestran que modulan la percepción de señales olfatorias.

“Hice ese trabajo en roedores con resonancia magnética funcional. Nos permite ver cómo interviene ese péptido y en este caso los animales también tienen cierta conducta sexual sobre redes de conectividad funcional en estado de reposo. Se basa en la señal de los niveles de oxigenación del cerebro que nos permite saber qué tanto están conectadas áreas del cerebro.

FOTO: MITZI OLVERA
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“Por eso es la técnica que se usa en humanos, donde se pueden hacer muchas intervenciones y yo me dedico a ver las bases neurobiológicas, complementando con experimentos en donde puedo buscar cómo se expresa el péptido o si hay un antagonista ver la conducta.

Para ver más el efecto, la participación de la kisspeptina en la conducta y recompensa sexual, es para que se repita la conducta, porque si no se deseara no habría sobrevivencia.

“No es necesario para la sobrevivencia del individuo, pero sí para el de la especie, como la alimentación. Es una conducta que involucra al sistema de recompensa para que haya motivación para esa conducta”.

Precisa que aunque el acto reproductivo en animales y humanos es diferente, en el fondo la primera función es la reproducción, la motivación sexual y circuitos cerebrales que rigen esa conducta tienen mucho en común con modelos animales.

Ese péptido se ha estudiado mucho tanto en humanos como roedores, siendo muy parecidos. Se ha estudiado mucho para solucionar problemas de infertilidad en general en el contexto del ovario poliquístico, porque se expresa en las gónadas: ovarios y en testículos.

Se le llama “maestro de la reproducción” porque participa en esa parte de la fertilidad, aunque en el caso de la investigación de Marie está más relacionado con lo conductual.

“La conducta motivada es finalmente muy parecida entre modelos animales y los humanos. Estudiar las bases neurobiológicas, en este caso de la kisspeptina, da pie a tratamientos farmacológicos, porque se está probando para tratamientos para la fertilidad en humanos.

“La kisspeptina es reforzante en el contexto de la conducta sexual. Pudiera ser usada para tratamientos para, por ejemplo, hipo deseo sexual. Ese es el tipo de aplicaciones que pudieran tener estos estudios”, subraya.

Asimismo, dice Marie, hay estudios de la kisspeptina que señalan que puede mejorar el estado anímico de las personas, aunque hay especialistas que cuestionan estos estudios.

En el caso de las mujeres con síndrome de ovario poliquístico, se inyecta kisspeptina; dentro del ovario y a nivel central, regula la secreción de gonadotropinas, la hormona luteinizante (LH) y la hormona foliculoestimulante (FSH). Básicamente, a nivel del hipotálamo, va a regularizar hormonas de la hipófisis, las que estimularán al ovario.

La kisspeptina es el más potente tratamiento para inducir la ovulación, aunque aún no se usa de manera clínica.

Precisa que desconoce si hay una empresa que haya desarrollado o esté desarrollando un fármaco para ese propósito.

De inicio, la kisspeptina se describió primero como un inhibidor de metástasis. El primero en describirlo fue un investigador que trabajaba padecimientos cancerígenos. Eso fue hace poco más de dos décadas. Apenas en 2003 se descubrió la función de la kisspeptina en la función reproductiva, porque si no está presente hay hipogonadismo hipogonadotrópico: las gónadas no se desarrollan por falta de LH y FSH.

Hay bastante bibliografía al respecto, pero no lo suficiente para desarrollar un tratamiento que use kisspeptina como se usan otros medicamentos. Además, la farmacología es más complicada.

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