La amistad y solidaridad fueron clave para que Enrique Reséndiz Maldonado, de 24 años de edad, lograra juntar los 30 mil pesos necesarios para que lo pudieran intervenir de un riñón que, de la noche a la mañana, le ocasionó un grave problema de salud.

Para ayudarle, un grupo de sus amigos más cercanos se unió para organizar una rifa de boletos con un costo de 50 pesos.

El pasado 24 de junio, Enrique se despertó con un dolor intenso en la parte izquierda de la espalda, a la altura del riñón; durante el transcurso del día el dolor no disminuyó, molestia que era acompañada por ligeros mareos.

Acudió con una doctora, quien lo inyectó y recetó medicamento, pero el dolor no desaparecería, y a lo mucho disminuía por periodos de 20 minutos.

“Mi mamá me cuenta que hubo momentos en los que me desmayé, no estaba consciente, en la tarde encontramos un urólogo en San Juan del Río, que es de donde soy, le conté lo que había pasado”, recuerda el joven.

Enrique cuenta que los cálculos renales son comunes en el lado materno de su familia, de hecho, a su madre le quitaron el riñón izquierdo a los 20 años, cuando él tenía apenas dos o tres años.

Diagnóstico

Después de hacerse estudios, el especialista le informó que tenía un cálculo de 6.4 milímetros y las vías urinarias a lo mucho soportan el paso de piedras de tres a cuatro milímetros y por eso se tenía que hacer una operación ambulatoria para eliminarla.

“Les comenté a mis amigos que son prácticamente mi segunda familia, y ellos decidieron poner en marcha la campaña Va por Quique; todos los docentes de la Facultad de Ciencias Políticas (donde él estudia) y también de la Facultad de Química, que es donde tengo muchos amigos y conocidos [participaron], hasta la rectora se puso en contacto”, cuenta.

La meta de recaudar los 30 mil pesos que necesitaba para la operación se logró de forma rápida, señaló, gracias a toda la ayuda de la comunidad de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), y al apoyo de sus amigos que organizaron la rifa.

La operación se realizó a finales de julio, y ahora únicamente debe seguir las recomendaciones médicas adecuadas, además de una dieta especializada.

“La recuperación ha ido bien, me siento más tranquilo, el doctor me dijo que con estudios previos y el chequeo anual se puede monitorear que no se haga otro cálculo”, refiere.

Reconoce que antes de la operación el dolor lo despertaba en las madrugadas, se tomaba el medicamento y no podía realizar muchas actividades.

Enrique cuenta con orgullo que su papá también trabajaba dobles jornadas para poder contar con un poco más de dinero.

“Yo quise buscar un trabajo, pero por la limitación de actividades que podía hacer era prácticamente imposible por el dolor y los medicamentos me daban mucho sueño, estaba prácticamente en cama”, explica.

Detalla que los 30 mil pesos era el cálculo que tenía para la operación y por si era necesario que le colocaran un catéter, esto último no fue necesario, a pesar de que 80% de los pacientes con esta problemática lo requieren.

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