La sequía que se vive en México es un fenómeno climático cíclico, que no es particular del país, es del mundo, afirma Enrique Cantoral Uriza, biólogo, profesor de tiempo completo en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Campus Juriquilla.

“Este fenómeno es cíclico, tiene una explicación científica. No se va a acabar el agua, no nos vamos a morir de sed, pero si no hacemos algo nos puede pasar lo que le pasó a Johannesburgo, (Sudáfrica), se quedó sin agua.

“Esta escasez en particular, que se da también en año de elecciones, se debe informar desde la ciencia, que estos temas no deben de usarse en términos políticos para llevar agua a su molino, y entenderlo como un proceso”, subraya.

El año pasado fue un año seco, pero se espera que este 2024 sea un año lluvioso. Con el cambio climático se espera que las sequías, como fenómenos, se presentan más seguidos. No sólo es la sequía, también son los incendios en zonas boscosas.

El especialista en el estudio de las aguas en las cuencas y la vida en ríos y lagos, en especial las algas, recuerda que hay un fenómeno climático que es regular en el planeta que determina los climas que se van presentando alrededor del mundo, y que tiene que ver con la dinámica misma del planeta. El clima se determina como los datos de temperatura y precipitaciones.

“El clima se determina por los océanos. El hecho de que el verano en América del Norte sea caluroso y que ese calor también llegue a las costas europeas depende de la Corriente del Golfo. Son masas de agua que vienen de la parte atlántica, en las costas africanas, llegan a Brasil suben, entran al Golfo de México, salen por la Florida y Cuba y siguen por la costa este de Estados Unidos. Toca las aguas frías y llega a Europa, haciendo de agosto uno de los meses más cálidos en Europa”, explica.

Para saber cómo se comporta el clima, se necesitan datos de temperatura y precipitación de 30 años atrás.

En esos procesos climáticos hay algunas expresiones que tienen cierta regularidad, particularmente lo que ocurre en México es el fenómeno del Niño. El año 2023 fue un año Niño y 2024, los especialistas están observando que puede ser un año Niña. Esto es un fenómeno climático que se da entre dos a siete años de manera regular y que se observó desde los años ochenta del siglo pasado.

Esto lo que hace es modificar el clima. Por ejemplo, en 2023 llovió menos. En el hemisferio norte llueve en el periodo de junio a septiembre, con una mayor intensidad de precipitación en agosto y septiembre.

Señala que el último año secó que se tiene registrado, antes de 2023, fue 2016.

“Lo que explica esta poca precipitación en un periodo de cierta normalidad es el fenómeno de El Niño. El agua no se va del planeta, sólo se mueve. El tema es que donde se ve el problema es donde llueve poco. Cada vez vamos a ver más seguido este problema del acceso al agua”.

"Tenemos que cambiar la política: A quién le vamos a dar prioridad, a la gente o a las empresas. Las empresas siguen tomando agua como si siempre fuera el clima igual y no. Debemos de pensar en la regularidad climática. La ciencia les puede ayudar mucho a los empresarios para tomar las decisiones en ese sentido y administrar el agua”, abunda.

En el caso de la Ciudad de México, 70% de su agua es propia, para nueve millones de habitantes, pero junto está el Estado de México, siendo 23 millones de personas, lo que disminuye su disponibilidad, a pesar de que llueve mucho.

Aquí, en Querétaro, estamos creciendo de una manera exponencial como creció la Ciudad de México en los sesenta (del siglo pasado). Suponemos que todo va a ser maravilloso, pero no hay agua. Tarde o temprano nos vamos a enfrentar (ya lo estamos haciendo) a ese problema. Traemos agua de lejos”, destaca.

“Pero traer agua de más lejos implica modificar el ecosistema de donde se extrae esa agua para las ciudades. La política pública debe de estar determinada por la información científica y técnica que le permita la toma de decisiones y la prioridad del uso del agua para la gente y para las actividades que permiten el desarrollo y el crecimiento. Las industrias deben de participar de manera importante, cerrándoles las llaves un poco”, dice.

Los ciudadanos, precisa Cantoral Uriza, deben revisar fugas de agua, bañarse en menos tiempo, reusar el agua del excusado, así como no mezclar las aguas grises con las aguas negras, así como capturar agua de lluvia. Además deben de tratar sus aguas, para que no viertan sus aguas residuales sin tratar y que contaminan los cauces.

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