Ante las deficiencias del transporte público y la desesperanza sobre su funcionamiento, la bicicleta se convirtió en el medio de movilidad de Karem Cruz Montes de Oca.
Previo a contar en casa con este medio, se movilizaba en el transporte público colectivo.
La mujer recuerda que aun cuando esperaba lapsos de 20 a 25 minutos para que pasara el camión, cuando por fin llegaba su ruta, ésta estaba llena.
“La verdad nunca he tenido un auto particular; sin embargo, cuando usaba el transporte público era la desesperación y la desesperanza por el transporte público, [a veces] podía esperar 20, 25 minutos, pasaba el camión, pero pasaba lleno”.
La recurrencia de esta escena la instó a pensar en alternativas para movilizarse.
Desde hace cuatro años y medio, relata la joven de 37 años, decidió cambiar de medio de transporte y actualmente, de 90 a 95% de sus trayectos los realiza a través de su bicicleta: para ir a su trabajo, para acudir al gimnasio o al supermercado.
Prepararse para salir de casa conlleva todo un ritual: revisar que su bicicleta esté en buenas condiciones, hacer un chequeo a las llantas, asegurarse de que el casco tanga pilas y emita luz de manera correcta.
Verifica que la cámara que lleva sobre el casco cuente con batería, que los timbres sean funcionales, además se asegura de llevar un buen candado para mantener a salvo la unidad, pues, refiere, los robos de bicis “están a la orden del día”.
El proceso no termina ahí, continúa al portar un chaleco o chamarra fosforescente y con asegurarse de que lleva adecuadamente cada aditamento de seguridad vial.
“Yo le llamo que esto es un ritual, toma sus minutos, porque obviamente salir en la bici implica ver que esté bien, que no se te haya pochado una llanta.
“Sí me toma unos minutos, porque es ponerme la chamarra o el chaleco fosforescente, el casco, a veces llego más despeinada que otras veces, pero todo lo que traigo está muy ligero de cosas. Todo eso toma de cinco a siete minutos”.
Andar en bici en una ciudad que carece de infraestructura ciclista conlleva una serie de desafíos en el día a día, pues a los riesgos de la inseguridad vial se suman diversos factores, entre ellos, señala, la hostilidad e incluso agresividad de algunos automovilistas.
“A lo mejor la ciudad no ayuda en cuanto a que compartimos las vías, no hay muchas ciclovías confinadas, son las menos las que están confinadas, pero podemos movernos.
“Lo que podemos hacer como ciclistas y a lo que nos ayuda el reglamento es a que puedes ocupar la vía, puedes ocupar las calles, siempre y cuando vayas en extrema derecha”.
Ejemplifica que al circular por Bernardo Quintana, ocupan un carril completo para evitar que los automóviles le pasen muy cerca y reducir peligros; los automovilistas muestran rechazo a que circulen en la vía.
Karem señala que otra problemática es que prevalece desconocimiento sobre lo que plantea el reglamento de tránsito, sobre lo que está permitido y lo que no; esta situación ha derivado en recibir reclamos de los propios automovilistas.
“Puedo estar en el carril esperando el siga, el reglamento nos permite que en vías no primarias podamos seguir nuestro camino con cuidado, que hagas un alto, veas que no viene coche y seguir, no es que estemos infringiendo el reglamento.
“Ahora que ya no se pueden hacer vueltas continuas a la derecha, los automovilistas muchas veces están detrás de ti gritándote cosas, cuando el letrero te dice que no puedes dar vuelta a la derecha”.
La joven resaltó la importancia de respetar el reglamento, incluso para la seguridad de los peatones; el hecho de que un automovilista respete los semáforos y la no vuelta continúa a la derecha, señala, permite que los peatones transiten de forma más segura.
Por tanto, destaca la necesidad de fortalecer la cultura vial, así como mejorar el transporte público para que sea un medio de movilidad eficiente y por el cual opte la ciudadanía.
“Creo que nos hace falta cultura vial, tolerancia y respeto, porque al final del día quienes vamos en las bicis seguimos siendo humanos y ese es nuestro medio de transporte”.
Construir más y mejor infraestructura ciclista, que esté confinada, es uno de los pendientes que tiene el estado, con la finalidad de incentivar el uso de la bicicleta como medio de transporte sustentable, dice.
Explica que seguir usando el carril compartido con los automovilistas conlleva un mayor peligro para los ciclistas.
Asimismo, es necesario que exista una mayor cultura vial, para que se respeten las ciclovías existentes, debido a que frecuentemente suelen ser obstruidas por automóviles.
Añade que es necesario que las autoridades de seguridad y de movilidad apliquen el reglamento en la materia, esto con la finalidad de inhibir riesgos.
“A las autoridades, al alcalde, a seguridad pública: que apliquen el reglamento, que apliquen la ley los oficiales de movilidad. Debería haber cero tolerancia, porque muchas veces pasa la patrulla, los mismos oficiales y no hacen nada”.
Karem también instó a la ciudadanía a respetar la pirámide de movilidad, así como a ser más tolerantes al transitar por la ciudad de Querétaro.
“Invitar a la gente a que nos respete, pueden criticar si el ciclista no lleva luces, sino tiene para comprarse luces, un casco o una chamarra fosforescente; sin embargo, nuestra educación no debe basarse en eso, es una vida, es respeto, manejemos con más tolerancia, tanto al vehículo como al ciclista, como al peatón, respetemos la pirámide de la movilidad”.