Los fogones se encendieron la noche del domingo y se apagaron hasta el medio día de este lunes; decenas de familias no descansaron pues pasaron la noche picando ingredientes y cocinando el famoso caldo de buey, ese que un día antes fue paseado por las principales calles de El Pueblito y que en esta ocasión está servido en miles de platos que se comen en cientos de hogares.
Son 26 los hogares que prepararon el caldo entre los que se repartió casi una tonelada de carne, tanto de los toros como otras aportaciones de carne que se hicieron a manera de manda, para que las familias de los mayordomos y tenanches que integran la corporación del santuario de la Virgen del Pueblito, pudieran preparar el caldo que horas más tarde sería entregado a las familias corregidorenses.
Son cerca de 12 horas de preparación la que se lleva este tradicional platillo que para quienes habitan El Pueblito, les sabe a fiesta, a tradición y a hogar.
El caldo de buey se prepara en dos partes, por un lado el caldo, donde se cuece la carne con agua, ajo y cebolla; por el otro, un guiso a base de garbanzo, acompañado de ajo, cebolla blanca, cilantro, hierbabuena, zanahoria, chile jalapeño, jitomate, col, cominos y chiles güeros, ambos de juntan a la hora de servir el platillo.
El plato se sirve acompañado de pan de agua, también conocido como pezuña, por su peculiar forma que emula la pezuña del toro. También puede acompañarse de tortillas, pero no cualquier tortilla, una especial, de colores, la cual tiene grabado un toro una cruz e incluso a la misma virgen del Pueblito.
En esta ocasión el caldo de buey se disfrutó de manera distinta, tradicionalmente se cierra una calle y se montan mesas para servirle al pueblo este delicioso manjar, sin embargo, este año no fue así, la pandemia cambió la tradición que se dispersó para evitar supuestamente las aglomeraciones.
El estacionamiento del santuario de la Virgen del Pueblito fue el espacio elegido para llevar a cabo una versión "en pequeño" de este evento, donde se dieron cita autoridades municipales y eclesiásticas, así como alrededor de 200 personas de la comunidad, donde compartieron mesa y disfrutaron de este tradicional platillo.
“Somos una mayordomía integrados por 12 mayores y 12 tenanches, entre todos estos hacemos una cooperación inicial para juntar recursos, son recursos propios y nosotros nos encargamos tanto de comprar los animales, de comprar la pólvora, la banda, de la renta de mobiliario, todos nos encargamos nosotros”, detalló Francisco Javier Ramírez Terrones, primer mayor de la Mayordomía de los Naturales de la Virgen del Pueblito 2022-2023.
Por otro lado, las mayordomías y tenanches que integran la corporación saliente (2019-2022) prepararon otras porciones del caldo, el cual fue repartido en 26 distintas casas, a lo largo y ancho del Centro Histórico de Corregidora, donde, desde el mediodia, cientos de personas hicieron filas afuera de estas viviendas, cargando recipientes, ollas, cazuelas, lo que hubiera a la mano, para que les entregaran su porción y la que disfrutarían con sus familias en la comodidad de su hogar.
Víctor Manuel González Nazario, hermano de Graciela González, la tenanche número siete, es su acompañante, un cargo reconocido en la corporación, fue uno de los que abrió las puertas de su casa para entregar el caldo a la comunidad.
“Por el tema del Covid se hizo así, por la pandemia, para que no se juntara la gente, cada quien en su casa para que no hubiera tanta saturación; que cada año se vaya a hacer así en las casas, no. La festividad como tal es que estemos todos juntos y que ahí se reparta”, explica.
Víctor relata que toda la familia participó en la preparación, la cual inició desde las cinco de la tarde del domingo, cuando se comenzaron a picar los ingredientes, para después iniciar la preparación como tal.
“No se ha dormido toda la madrugada, es un proceso muy largo (...) nos dieron cerca de 50 kilos de carne a cada una de las 26 familias, fueron tres botes grandotes de carne y cinco arroceras grandes de garbanzo y se acabó, todo se acabó”, precisa.
Casi con dos horas de anticipación, Gelacia Galván, una de las fieles, comentó a este diario que llegó desde el municipio de Colón, para poder disfrutar la tradición.
“Salí hoy [lunes] desde la mañana para venir por el caldo, me tomé un café, y así me vine, porque siempre vengo para comerme este caldito”.
Sin importar el tiempo de espera, esta fiel devota de la Virgen del Pueblito, consideró importante mantener viva esta tradición de Corregidora.
Por su parte, Horacio Andrés es oriundo de la comunidad de Bravo y también se formó desde temprano en una de las dos enormes filas que se integraron desde pasado el mediodía.
“Hace calor, sólo me traje una gorra, no pensé que fuera hacer calor, pero ya con tal de probar el caldo, ya valió la pena”.
Horacio djo que pidió permiso en su trabajo para poder faltar y venir al caldo.
“A mí me traía mi papá, y vengo desde que yo era niño, no me lo perdía, mi papá ya falleció hace unos años, pero me he encargado de venir para que esto se lo transmita a mis hijos, que también ya están formados para pedir su caldo”.