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Mario Sánchez extiende el periódico a la mujer que llega hasta su puesto de revistas en la calle de Madero, en el centro de Querétaro. “Las ventas han bajado mucho. Desde la influenza en 2009 no se veía algo así, aunque en esa ocasión fueron sólo tres días.Ahora vamos para dos semanas y quién sabe cuándo termine”, dice el voceador, quien por la crisis sanitaria por el Covid-19 ha visto bajar sus ventas en más de la mitad.
Por la calle de Madero pocas personas caminan. Querétaro está en pleno aislamiento social ordenado por las autoridades para contener al coronavirus. La gente camina con cierta distancia una de otra y cuando se cruzan tratan de guardar un espacio.
Mario explica que lleva toda la vida vendiendo diarios y revistas en Madero. El puesto era de su madre, y con el tiempo él le ayudó en el puesto, y después pasó a sus manos para continuar con el legado de la familia.
“Ahorita nos está yendo mal. La gente no sale. Está solo. Uno tiene que salirle, como vamos al día hay que salir a buscar la papa. Actualmente me bajaron a la mitad[la dotación de periódicos]. Ha estado sobrando mucho. Nos han reducido las cantidades, conforme más o menos vendamos. A mi me daban 25 ejemplares de un periódico. Hoy me traje 15, y no las terminó. Ahorita me sobran”.
Cerca de su puesto hay un bolero. Un hombre mayor que también espera la llegada de clientes, que en estos días de aislamiento social no son buenos para quienes tienen que trabajar en la calle y al día, sin un sueldo fijo.
Frente al puesto de Mario hay varios restaurantes, donde las meseras esperan a los clientes en la puerta de los locales. Son tiempos duros para la economía local, sin clientes, sin apoyos.
Mario explica que desde la semana pasada pudo observar el descenso en las ventas, cuando los alarmas se encendieron en el estado por la presencia de los primeros casos de Covid-19 en la entidad.
“De ahí fue cuando empezaron a declinar las ventas. Van a acabar con los periódicos. La verdad ahorita sí estamos preocupados con la situación. Cuando la influenza [en 2009] se quedó solo completamente, pero fueron dos o tres que se paralizó [la actividad] y luego se volvió todo a normalizar todo el trabajo.
“Ahora ya tiene 15 días. Como vemos en la televisión escuchamos en radio, que esto va para largo, si es preocupante”, precisa.
Otro joven se acerca a comprar algo al puesto de Mario. Es una revista que aún no llega. Se pierde una venta.
Mario dice que a pesar de la crisis él seguirá ahí, vendiendo lo que se pueda. Comenta que actualmente todo se encuentra paralizado, incluso muchas personas han perdido el empleo por la crisis.
“Afortunadamente nosotros tenemos este trabajo que nos da más o menos para salir en estas épocas duras. Esperamos salir con bien. Desgraciadamente no tenemos ningún apoyo, los voceadores nunca hemos tenido apoyo de parte del gobierno. Ojalá que ahorita se fijen en nosotros”, confía.
No pueden parar
Sobre Madero hay varias personas que viven al día y no pueden “darse el lujo” de parar sus actividades diarias.
Jorge Isaac García Vera es otra de las personas que se ganan la vida en la calle. Montado en su bicicleta recorre las calles del centro vendiendo tortas, actividad que realiza por las mañanas, pues por la tardes se dedica a dar clases en una casa de cultura, que de momento también está cerrada.
“En las mañanas vendo tortas para tener un poco más de ingresos. En las tardes doy clases de elaboración de figuras con limpiapipas. Tenemos cuatro años con la inclusión. Trabajamos con niños especiales, y los motivamos a que se sientan útiles”, dice.
Con la contingencia sanitaria las ventas de las tortas que ofrece han disminuido, pero si no sale a trabajar se le complica la vida, pues debe de mantener a su hijo, de cinco años de edad.
Antes de la emergencia sanitaria, Jorge señala que vendía entre 40 y 50 tortas. Ahora sólo vende 15 con mucho esfuerzo.
“Me levanto a las cinco de la mañana a preparar todo. Hay que hacer chiles rellenos, milanesa, hacer todo lo necesario para preparar las tortas. A las siete salgo por el bolillo. A las nueve de la mañana salgo a vender. Ahorita he estado terminando a las tres de la tarde. Antes acababa a las 11 y media, 12 del día”, apunta.
Jorge se ve afectado en sus dos actividades, pues la venta de tortas disminuyó y las clases de manualidades se suspendieron.
Precisa que ven las calles muy tranquilas, dice que se ve que las personas están tomando las medidas sanitarias para evitar el contagio del Covid-19, muchos negocios están cerrados y los empleados de esos locales son sus clientes, por lo que su falta de actividad disminuye las ventas.
“También las oficinas de gobierno me compran. También están cerradas. Todos está cerrado”, enfatiza el comerciante.
Agrega que si esta situación sigue tendrá que “aguantar vara y hacer oración. Tomar las medidas de seguridad. Va a llegar el momento en que ya no podré salir a trabajar.
“Los que tienen la posibilidad de quedarse en su casa que se queden, la verdad. Yo trato de tomar esas medidas de lavarle las manos, hidratarme, no saludar de mano o de beso. Los que no tengan que salir que no salgan”, puntualiza el vendedor.