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La inseguridad y la falta de oportunidades son los principales motivos por los que Celeste Gómez decidió dejar su natal Xalapa para venir a vivir a Querétaro el año pasado.
Celeste tiene 28 años, toda su vida, hasta hace unos meses, la hizo en la capital del estado de Veracruz, donde su madre y hermano menor aún radican, pero ella decidió probar suerte en Querétaro.
“Llegue a Querétaro porque tengo una tía y una prima viviendo acá, me dicen que es mucho más tranquilo en temas de seguridad, comparado con lo que está pasando en Xalapa desde hace más de ocho años”, destacó.
Encontrar trabajo es muy difícil en Xalapa, contó Celeste a EL UNIVERSAL Querétaro. Ella estudió biología, es egresada de la Universidad Veracruzana (UV), pero al no encontrar trabajo en su área, comenzó a buscar empleo de mesera y ayudante de cocina, aun así, aseguró, los salarios son muy bajos y es difícil encontrar vacantes.
Celeste también quería aprender diseño gráfico y en Querétaro una amiga de su prima le da clases para que aprenda el tipo de trabajo que necesitan en la empresa donde trabaja y pueda ir a una entrevista cuando esté lista.
“Tengo poco tiempo acá, llegué a principios de diciembre de 2017, pero me siento más tranquila, ya encontré trabajo, también de ayudante general en una tienda en el centro, pero me pagan el doble que lo de allá, además, ya me enseñaron a usar los programas de diseño gráfico para poder hacer la entrevista en una empresa”, señaló con alegría.
Historias inseguras.
Celeste compartió algunas de las historias que fueron los factores decisivos para fundamentar su decisión de mudarse a Querétaro, aunado a los comentarios positivos que escuchó de sus familiares, y lo que había visto a través de diferentes medios sobre la seguridad y oportunidades de crecimiento que imperan en la entidad.
“A mi hermano menor, en la calle que se llama Clavijero, cerca de mi casa, porque yo vivía en el centro; cuando regresaba de hacer unas cosas, llegó de un color muy pálido como si hubiera visto un fantasma, por eso le preguntamos si le había pasado algo, después de un rato nos contó que lo acababan de asaltar tres jóvenes, nos dijo que lo amenazaron con un tubo y un filero para que les entregará sus cosas, no llevaba mucho, pero les tuvo que entregar el Ipod, porque era lo único que tenía”, narró.
“En septiembre, cerca del palacio de gobierno, hay una calle que se llama Lucio, yo iba pasando por ahí y noté mucha gente, vi bolsas negras y patrullas, me asomé y entre la multitud oí decir que eran cuerpos, no me acuerdo cuantos eran; ese día más tarde aparecieron otros cuerpos embolsados con sombreros y adornos de fiestas patrias encima, estuvo muy feo, y el día del grito, no hubo mucha gente en la Plaza Lerdo, que es donde los gobernantes dan el grito en el balcón, ni en las calles, a todos nos da miedo cuando pasan esas cosas”, expresó Gómez.
Secuestros.
Dos personas cercanas a Celeste han sido secuestradas en los últimos 10 años. Primero, un primo hermano, y apenas el año pasado, un amigo de su hermano mayor, que además era su vecino.
“A un primo lo secuestraron hace como seis años, estuvo desaparecido como cinco días, los secuestradores pidieron bastante dinero de rescate, nunca nos dijeron bien cuánto, pero sí estuvo muy feo cuando nos enteramos; su papá fue el que negoció, al final lo dejaron libre, muy golpeado, pero a él lo dejaron en un lugar, a campo abierto y el dinero fue entregado en otro punto, después de eso, pasaron muchos meses para que mi primo regresará a ser el bromista que era antes, estuvo por muchos meses serio, incluso con la mirada como perdida”, comentó con seriedad en su tono de voz.
“A uno de los mejores amigos de mi hermano mayor, y que yo también conozco y conviví muchos años con él, lo secuestraron en julio del año pasado. Él abrió un bar en su casa, estaba ahí con la novia de su hermano, que es hija de un político, cuando en una patrulla de la policía, no sé si municipal o estatal, subieron a los dos y se los llevaron, lo que pedían era algo así como 8 millones de pesos por los dos, pero como la chica es hija de un político se movieron y los rescataron sin dar nada de dinero. Ahora el amigo de mi hermano está por mudarse a Italia”, contó mientras veía los mensajes de su celular.
Emprendedurismo imposible.
La familia de Celeste, debido a la situación económica, buscó ingresar al ámbito empresarial y emprender su propio negocio, un restaurante-bar con ambiente familiar, así lo describió ella, quien añadió que su hermano menor tuvo la idea de conformar una sociedad para abrir el lugar llamado La Bonita.
“Fue como a mediados de julio cuando La Bonita abrió sus puertas, se trabajaba de martes a domingo, sólo descansábamos los lunes, yo ayudaba como mesera y mi mamá los domingos llevaba pozole o menudo. Tratábamos de hacer eventos, conciertos, de todo para atraer más gente, debido a la inseguridad y que muy poca gente acudía al lugar. Además, si te empieza a ir bien tienes que pagar uso de suelo al crimen organizado y terminas trabajando para ellos, por eso tuvimos que cerrar a finales del año pasado”, confió a EL UNIVERSAL Querétaro.
Después del cierre del negocio, su hermano menor inició de nuevo a buscar trabajo, y ahora será el encargado de una cafetería en el centro de la ciudad, ya que de acuerdo con Celeste, como están las cosas en Xalapa, “a veces conviene más ser empleado”.
Celeste asegura sentirse bien viviendo en Querétaro porque ya ha hecho amigos, encontró trabajo de inmediato, además de que entrará en próximos días a una empresa de diseño gráfico, que era su objetivo; todo eso la ha motivado para quedarse por tiempo indefinido en la entidad, sumándose así a las aproximadamente 67 personas que llegan vivir al estado por día, según datos oficiales.
Refiere que siempre llevará a su natal Xalapa en el corazón, y aun cuando la extrañe, las condiciones de vida y las oportunidades en esta ciudad, aseguró, son mejores.