Metin Kiray dejó Turquía por amor a una mujer mexicana. En Querétaro lleva dos años, en el país nueve, y a pesar de lo que podría pensarse, se adaptó fácilmente a México, pues la cultura y la comida de ambas naciones son similares, aunque “cada quien extraña su tierra”.
Metin llega acompañado de su esposa y su pequeña hija. Su mujer está embarazada, será otra niña, dice orgulloso el padre. Su mujer viste la ropa tradicional musulmana, sólo permite ver en ella el rostro y las manos.
Mientras su esposo platica, ella hace un tatuaje de henna a un joven, quien a la vez ve los que ella porta; la pequeña va y viene de su padre a su madre y viceversa.
“La vida y la comida es muy parecida, pero la mentalidad es muy diferente. Estamos en Medio Oriente y hay problemas desde siempre. Desde hace mil años hay problemas por esa tierra, por eso tenemos más experiencia en esas cosas. México es más tranquilo, la gente es más tranquila”, indica el hombre que llegó al país en febrero de 2008.
Sobre la comida, afirma que hay platillos que se consideran mexicanos pero tienen sus orígenes en Turquía, como la barbacoa y los tacos al pastor; al menos los procesos de preparación son similares, por lo que llegan a ser sumamente parecidas las formas de cocinar, cuando en otros países europeos no se conocen.
Por todo eso, dice, no le costó mucho adaptarse a México, en donde siente que ha pasado más tiempo del que lleva aquí.
Señala que, aunque lleva muchos años aquí, viaja de manera constante a Turquía; de las últimas ocasiones, fue en 2014 cuando aprovechó para visitar a su familia.
“Cada quien extraña a su tierra, su cultura, porque allá se ayudan más las personas por la vecindad, no se tiene allá una política del miedo, porque es muy diferente. Aquí la gente tiene mucho miedo de salir a la calle por secuestros, por robos. En mi tierra no tienen esas cosas, porque la gente se apoya, conocidos o no conocidos se cuidan, no importa, se cuidan la espalda. Eso es lo que extraño mucho”, explica.
Va más allá al asegurar que en México, por forma de pensar, es muy difícil hacer cosas buenas, porque la política y la gente se acostumbra a no hacer nada como ciudadano; aunque dice que no todo está perdido, pues en Querétaro son diferentes las personas, los ciudadanos y la ciudad son distintas a otras ciudades del país.
Los queretanos, asevera, son más educados y amables, incluso los policías son muy amables con los ciudadanos.
Narra que en dos ocasiones oficiales de policía lo detuvieron por una falta, pero en lugar de multarlo, le dijeron que solucionara el motivo de la detención y lo dejaron ir; cosa que, enfatiza, no hubiera pasado en el Estado de México o en la misma Ciudad de México.
“A fuerza quieren sacar el dinero, tú sabes. Por eso me gusta Querétaro, todas las personas, hasta los policías, son amables, eso me sorprende mucho”, acota.
Metin saca un cigarrillo y comienza a jugar con él entre sus dedos, mientras recuerda que el recibimiento de los queretanos fue amable y muy educado, siendo una ciudad muy diferente a otras del país.
Metin es chef, especialista en comida internacional, aunque lo suyo es la comida turca. Habla de los platillos de su país y de su café, dice que con una taza diaria es más que suficiente para tener energía durante todo el día, además sirve para tranquilizarse.
Su esposa es originaria de Tulancingo, Hidalgo; la conoció en una ocasión que ella fue a Turquía. Luego los dos viajaron a México, para que la familia de ella lo conociera, y comenzaron a vivir juntos.
Precisa que la adaptación fue muy buena, a pesar de tener religiones diferentes, al ser él musulmán. “Todas las religiones tienen el mismo Dios. Sólo que la gente no conoce la religión de verdad. La gente en México no conoce bien la religión”, refiere.
Metin explica que cuando llegó el Islam a su país fue aceptado de inmediato por la gente, ya que entendieron el significado de la religión y sus preceptos.
La pequeña hija de Metin se abraza a su pierna, mientras él comenta que además de la niña de cabello castaño, tiene otro hijo, más la niña que nacerá en tres meses, aproximadamente.
Agrega que su futuro en Querétaro lo vislumbra de mejor manera que si estuviera en alguna otra ciudad del país, pero señala que la gente, no sólo queretana, sino del todo el país, debe de cambiar para que la sociedad y la nación pueda prosperar aún más rápidamente y con una sociedad en paz.
“La gente necesita cambiar mentalmente, para cambiar la vida, la política, para investigar, para conocer la realidad. Cuando se conoce la realidad pueden cambiar totalmente todos los países y todas las ciudades”, puntualiza.
Metin se retira para fumarse un cigarrillo, no sin antes platicar con orgullo de la herencia y la historia musulmana. Dice que no se puede negar que influyó a la cultura europea y, en especial, a la española; por lo que, con la colonia, Latinoamérica es heredera de esa cultura.