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Román Trejo Mújica, originario de la Ciudad de México, pero radicado en Querétaro desde 2007, dice que cuando llegó al estado lo que más le llamó la atención fue la amabilidad de los queretanos, pues en la capital del país eso no sucede muy seguido. “Ya somos queretanos”, dice.
Román prepara un capuccino en una cafetería ubicada en el fraccionamiento Milenio, la cual abrió hace años. Explica que desde muy joven trabajó en cafeterías y que ahora pudo cumplir su sueño de tener una propia.
Es un negocio de familia, dice, pues ahí trabaja también su hermana, quien prepara los alimentos que se ofrecen diariamente a los clientes del lugar.
Abigail Ramos, esposa de Román, escucha a su esposo hablar. Ella tiene familia en San Juan del Río, y por eso ya conocía el estado, además de que siempre soñó desde niña vivir aquí.
“Mis abuelos vivían en San Juan del Río. Todas las navidades nos tocaba venir para acá para pasar las fechas, y nos veníamos los primos. Siempre decía: cuando sea grande quiero vivir en Querétaro, porque de verdad me gusta mucho. Es muy tranquilo”.
Abigail asevera que en la Ciudad de México hay muchas cosas que hacer, pero en Querétaro hay mucha tranquilidad, no hay grandes aglomeraciones de gente y se vive bien.
“La tranquilidad con la que vives. La seguridad sobre todo. En (Ciudad de) México no se tiene esa seguridad, esa tranquilidad”.
Román explica que la familia llegó a Querétaro en 2007, aunque con el negocio de la cafetería tienen desde 2014.
“Desde los 16 años, en la Ciudad de México, trabajaba en una cafetería. Siempre fue la visión de tener un negocio de este giro. Tuve otros negocios pero no jalaron, y aquí hemos aguantando y gracias a Dios nos va bien”, señala.
Precisa que los primeros en mudarse al estado fueron sus suegros, quienes viven en San Juan del Río. Luego fue su hermana. Por lo que estaban él, su esposa y su hija prácticamente solos en la Ciudad de México, por lo que decidieron mudarse.
Otra razón para cambiar de ciudad era pasar más tiempo con su hija. Su segunda hija ya es queretana de nacimiento.
“Se vive otro ambiente para las niñas, para los niños en general. En la Ciudad de México sí está padre, pero siempre está la incertidumbre si te van a asaltar”.
Román recuerda que en la Ciudad de México su esposa y él tenían que trabajar en otras cosas, y en Querétaro ambos tienen la oportunidad de estar más tiempo con sus niñas.
Comienzo difícil
Señala que no fue sencillo, pues tuvieron que invertir sus ahorros y pedir préstamos bancarios. Paulatinamente comenzaron a crecer hasta establecerse de manera más formal. Su hermana le renta el local y también trabaja en el mismo negocio, por lo que es un negocio puramente familiar.
Algo que le llamó la atención a Román de Querétaro fue la amabilidad de la gente. “Cuando vives en una ciudad conflictiva, porque es una ciudad conflictiva la Ciudad de México, el ver que la gente te cede el paso, el ver que tienes que llegar a una intersección y frenarte, no bajar velocidad, es detenerte y después cruzar, el respetar cajones de estacionamiento, se me hacía raro”.
Curiosidades
La comida también es algo que le sorprendió. En la Ciudad de México los guajolotes se llaman pambazos, las gorditas son de chicharrón, no de migajas, y en Querétaro le llamó la atención el nombre de los tacos de basura.
Agrega que la decisión de vivir en Querétaro fue pensaba. Su esposa se mudó unos meses antes, porque la hermana de Román vivía en Querétaro. Empezó a ver casas, pues había mucho espacio para vivir.
Algo que dice extrañar es la variedad de la comida en la Ciudad de México y cómo la preparan. Apunta que incluso han hechos viajes “turísticos” para comer.
Detrás de Román, Abigail pasa y escucha un poco lo que platica su esposo. No deja de trabajar, pues tiene que cobrar las cuentas. Román indica que en Querétaro se quiere quedar siempre. No ve su futuro en otro lugar.
Añade que nunca se sintió ajeno o sentirse incómodo por ser de la Ciudad de México. Nunca se sintió ofendido porque le dijeran chilango. Subraya que como por anteriores trabajos tuvo que viajar por el país, nunca le molestó.
Además, acota, en Querétaro ha encontrado a gente de muchos estados del país, por lo que nunca sintió discriminación
Precisa que del Querétaro al que llegó al que vive actualmente hay mucho cambio. Hoy, lo ve acelerado. Hace votos para que el crecimiento de la ciudad y del estado sea más ordenado.
Las hijas de Abigail y Román están en el negocio. Se cumple el cometido y el propósito por el cual la pareja se mudó a Querétaro, para vivir tranquilos.