Sin importarle haber sido “buleado” durante semanas por mexicanos después del partido en que el Tri derrotó 2-0 a la Selección de Francia en el Mundial de Sudáfrica 2010, mientras estudiaba en Tokio, Japón, Sacha Jaques Simon Koessler decidió emigrar a México en 2013 para comenzar un proyecto laboral y personal en Querétaro.
Hoy, a casi seis años después de su llegada y el inicio de su primer trabajo en el Parque Industrial Bernardo Quintana, el joven Sacha ha consolidado su proyecto de vida en la entidad, disfruta la variedad de gastronomía en el país, la hospitalidad de la población, las tradiciones y el sazón de la comida en los mercados públicos, cosas a las que se ha adaptado en el tiempo que ha estado en la ciudad.
Recuerda con alegría y sonrisas la anécdota que le tocó vivir y sufrir en su día uno en tierras queretanas, cuando se dirigía hacia el trabajo en un taxi.
“Trabajaba en el Parque Bernardo Quintana, iba por la carretera 57, cuando el chofer pasa de la lateral y se incorpora a la carretera, se persigna varias veces y se pone su cinturón. Yo atrás sin cinturón, ¡me espanté bastante! Luego aprendí que fue porque hay una capilla ahí, justo en esa rampa”, relata mientras dibuja una sonrisa en su cara.
Originario de Metz, Francia, país en donde también estuvo en Reims, Sacha vivirá por sexta ocasión el 5 de mayo en México, Día de la Batalla de Puebla, celebrada en 1862. Desde su llegada al país, en julio de 2013, ha trabajado en empresas de capital francés.
“Venía de trabajar de investigación en desarrollo de alimentos y me contrataron en Francia para mandarme aquí en algo que se llama VIE [Voluntariado Internacional en Empresas], que es un esquema del gobierno francés para facilitar el reclutamiento de jóvenes en sucursales extranjeras de franceses”, destaca.
“Cuando pasé a entrevista me dieron a elegir entre Ecuador, Estados Unidos o México”.
—¿Qué te llevó a decidir México?
—Estudié en Japón un semestre. Tuve la oportunidad de conocer personas de Latinoamérica que también estaban de intercambio. Al fin y al cabo (…) Era más fácil hacerse amigo de los latinos que son mucho más cálidos y amigables, definitivamente.
También por la cultura, pues desde pequeño conocía —en libros— las pirámides de Teotihuacán y de Chichen Itzá, me llamaba bastante la atención y la gastronomía, más que nada. Esas fueron las razones que me hicieron elegir a México.
Sacha Koessler ha tenido como residencias un hotel ubicado en las inmediaciones de la Alameda Hidalgo, un departamento en el barrio de San Francisquito y ahora un departamento en el Centro Histórico, en las cercanías del mercado Hidalgo.
Para el joven originario de Francia, la capital del estado tiene ventajas que la hacen disfrutarla: su “vida cultural”, su gente, la tranquilidad que se vive —todavía—, la arquitectura y la gastronomía.
“Es una ciudad muy bonita, con mucha arquitectura de épocas diferentes, pero también una cultura propia de la ciudad que a mí me gusta bastante de la gente, que está orgullosa de su pasado, de su ciudad. Obviamente el tema de la seguridad que aquí está muy tranquilo es bastante agradable para uno (…) Esa vida de pasear siempre, todas esas calles peatonales, esos cuidados del centro, muy bonito y limpio”, considera.
Además, la vida cultural en Querétaro “era también de las cosas que a mí me importaba bastante en no perderme (…) Vivir en el Centro Histórico es una cosa muy agradable, pese al tránsito vehicular. Un amigo me manda mensaje por Facebook o Whatsapp de: ‘Mira hay concierto gratis de Jenny and the Mexicats’. Pues vamos y uno llega caminando. O cuando regresa de las compras uno va caminando y encuentra: Mira aquí en el cinema hay una proyección y nos paramos a verla, etcétera”.
Para él, la entidad “es muy única y es difícil compararla. Hay vino, eso sí, de las cosas que me gustan del estado, el vino y queso son muy importantes”, explica.
Sacha Jaques Koessler expresa con emoción su fascinación por la manera en que la población de México conmemora el Día de Muertos, así como su gusto por las civilizaciones prehispánicas y los vestigios que aún se conservan. Considera “impresionante” la forma en que se les venera.
“En Francia, todo ese lado espiritual está un poquito más dejado y se da de una forma más espiritualizada, metafórica. Por ejemplo, celebramos también a los difuntos en el día de todos santos, pero es ir a los cementerios básicamente a dejarles flores y a llorar, es un día bastante triste y aquí es una celebración bastante alegre, entonces es bastante impresionante”, comenta el joven.
Además, señala que ha tenido la oportunidad de conocer las ruinas y zonas arqueológicas de Palenque, Uxmal, Cholula, Teotihuacán, así como la pirámide de El Pueblito, entre otras, porque “lo prehispánico a mí me llama mucho la atención”.