No cabe duda que el éxito tiene su precio y Querétaro parecía tener un plazo de gracia que se ha agotado. Ha comenzado a pagar uno muy alto al ser una ciudad altamente atractiva que lo seguirá siendo de acuerdo a la información sobre su crecimiento. Basta observar la mancha urbana por la noche desde un punto alto y podremos apreciar la magnitud del ritmo que lleva el alcance de su aparente encanto.
En el mundo actual, la mayoría de las ciudades irremediablemente crecen y, al igual que las personas, cuando son chicos, problemas pequeños y cuando son grandes, problemas mayores. Entre otro, la nuestra sigue acusando históricamente la falta de más espacios en parques temáticos y nuestra comunidad también carece de una cultura de concientización sobre la importancia de conservar y mantener la armonía con la naturaleza.
Que tal si sembramos hoy para nuevas generaciones, más lugares como el parque El Cimatario, donde especies endémicas de flora y fauna puedan convivir en armonía con nosotros y a su vez, desarrollemos esa cultura de mayor contacto con nuestro entorno natural para aprender a respetarlo y conservarlo, en el caro crecimiento de este Querétaro nuevo que deseamos conservar.